¿Cuál es la diferencia? (8ª parte)

¿Cuál es la diferencia? (7ª parte)

29 abril, 2020

¿Cuál es la diferencia? (9ª parte)

29 abril, 2020

Autor: William MacDonald

Un enfoque claro sobre algunas de las principales enseñanzas de la Biblia: ley y gracia, venidas de Cristo, Israel y la Iglesia, expiación, dos naturalezas, y más.

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PE2423- Estudio Bíblico
¿Cuál es la diferencia? (8ª parte)

Amigo, ¿sabía usted que la Biblia posee misterios? ¡Sí! A pesar de que ella contiene verdades claras y evidentes, receladas desde el principio, también contiene lo que las Escrituras mismas llaman como “misterios”. Para ahondar un poco más en este tema, me gustaría aprovechar este programa mostrándole algunos de los más importantes misterios que se plantean en el Nuevo Testamento. Primeramente debemos aclarar que un “misterio” en términos bíblicos, es una verdad que nunca se había revelado antes, a la que el hombre no podía llegar por su propio intelecto, y que ha sido ahora revelada por Dios a los hombres. Lo invito, amigo, a que ahora veamos algunos ejemplos.

En Mateo 13 encontramos los misterios que se relacionan con el Reino de los cielos. Se presentan en este capítulo en forma de siete parábolas. En los primeros capítulos de Mateo hallamos al Señor Jesús presentándose a Sí mismo a Israel como el Mesías-Rey. Pero en el capítulo 12 los líderes religiosos le rechazan acusándole de hacer milagros mediante el poder del diablo. Habiendo, pues, sido rechazado el Rey, el reino va a tomar una forma diferente. Esto es lo que se halla en Mateo 13. Estas siete parábolas dan una descripción del reino en su forma provisional: durante el tiempo entre el rechazo del Rey y de Su retorno a reinar sobre la tierra. El Rey se halla ausente, pero Su reino se halla allí donde los hombres profesen ser súbditos de Él. Hay ambos: profesión y realidad. Al finalizar el período de provisionalidad los verdaderos serán separados de los falsos, y gozarán de las bendiciones de Su reinado milenario. Los falsos serán destruidos.

Otro misterio que podemos estudiar se encuentra en Romanos 11:25, y se trata del misterio del endurecimiento de Israel. Debido al rechazo del Rey por parte de Israel, Dios ha causado que una ceguera judicial caiga sobre la nación judía. Esto explica en parte la gran dificultad que tiene el pueblo judío en aceptar a Jesús como su Mesías, y el número relativamente pequeño de los que se salvan. Pero este endurecimiento no es ni total ni definitivo; algunos ven que Jesús es Aquél de quien hablaron los profetas. La ceguera continuará solamente hasta que llegue “la plenitud de los gentiles”, esto es, hasta que el Señor tome a Su Esposa para estar con Él en el hogar celestial. Entonces un remanente creyente de Israel se volverá a Cristo.

El misterio del Arrebatamiento queda plasmado en 1 Corintios capítulo 15. Hasta aquel tiempo en la historia humana siempre se había creído que todos morirían, tarde o temprano. Pero ahora, el apóstol Pablo hace el asombroso anuncio de que no todos los creyentes morirán. Aquellos que estén viviendo en el tiempo del Arrebatamiento irán al cielo sin morir. Serán cambiados, es decir, recibirán unos cuerpos glorificados, y nunca verán ya la muerte. Aquellos que han muerto en Cristo serán resucitados y tomados al cielo con los santos vivientes.

Aunque le sorprenda, amigo, le diré que la Iglesia misma también es un misterio. Ella fue una verdad mantenida en secreto desde que el mundo empezó, pero revelada por los apóstoles y profetas del período del Nuevo Testamento. Este misterio abraza puntos tan importantes como el hecho de que Cristo es la Cabeza de la Iglesia y ésta es su cuerpo, todos los creyentes son miembros de ella, la Iglesia es una manifestación de la multiforme sabiduría de Dios a principados y potestades en los lugares celestiales (como señala Efesios 3:10), y el propósito de Dios con ella es hacer de Cristo la Cabeza de un universo redimido (según también enseña Efesios) con la Iglesia reinando como Su esposa y compartiendo para siempre Su gloria.

Por otro lado, amigo, está el misterio de la iniquidad cuya única referencia se halla en 2 Tesalonicenses 2:7, 8. Allí Pablo dice que “ya está en acción el misterio de iniquidad; solo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez desaparezca de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo”. Incluso en los más tempranos días de la Iglesia ya estaba en operación un espíritu de iniquidad; había muchos anticristos. Pero el desarrollo total de la iniquidad estaba reprimido por una Persona que no se nombra (que creemos que es el Espíritu Santo). Cuando el Espíritu Santo sea quitado como Habitador permanente (en el Arrebatamiento), entonces el Hombre de Pecado, el Anticristo, irrumpirá en el escenario de la Historia. Será la misma encarnación de pecado y de iniquidad. El mundo no habrá visto jamás una concentración tal de iniquidad en un ser humano.

En contraste con el misterio de la iniquidad está el misterio de la piedad. Mientras que el primero presenta la encarnación viva del pecado, el segundo presenta a un Hombre que encarna perfectamente la piedad. La referencia al misterio de la piedad se encuentra en 1 Timoteo 3:16. El versículo dice así: “Ciertamente grande, confesamos, es el misterio de la piedad. Aquel que fue manifestado en carne ha sido justificado en el Espíritu, ha sido predicado entre las naciones, ha sido creído en el mundo, ha sido recibido arriba en gloria.” El versículo no dice de forma definitiva quién es el sujeto, pero la descripción puede solamente ser apropiada para una sola persona: nuestro Señor Jesucristo. Hasta el tiempo en que Cristo vino al mundo, nunca los hombres habían visto la piedad perfecta en una vida humana. Pero el Señor Jesús vino y dio una demostración práctica de cómo es una persona absolutamente piadosa. Cuando Pablo dice que el misterio de la piedad es grande, no quiere decir que sea profundamente misterioso, sino más bien que la persona de Cristo es maravillosa en gran manera.

Llegando al libro de Apocalipsis podemos distinguir tres misterios más. El primero es el misterio de las siete estrellas del capítulo 1 verso 20. Las siete estrellas en la visión de Juan son los ángeles o mensajeros de las siete iglesias de Asia. Los siete candeleros son las siete iglesias. En los capítulos 2 y 3 de Apocalipsis, el Señor dirige cartas a los ángeles de las siete iglesias. Estas cartas pueden ser entendidas de tres formas distintas: fueron siete cartas literales escritas a siete iglesias literales que existían en la época de Juan; dan una premonición cronológica de las condiciones de la iglesia desde los días de los apóstoles hasta el final de la era de la iglesia; o describen condiciones que se pueden hallar en la iglesia esparcida por todo el mundo durante cualquier momento particular de su historia. Hasta hoy no sabemos exactamente cuál de estas tres posibilidades de interpretación es la correcta.

El segundo misterio de Apocalipsis corresponde al capítulo 10 verso 7, y lo catalogamos como “el misterio de Dios”. Cuando la séptima trompeta de Apocalipsis 10 resuene, el misterio de Dios se cumplirá. Apocalipsis 11 explica que el toque de la séptima trompeta va acompañado de fuertes voces en el cielo diciendo: “Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos”. Por esto conocemos que la séptima trompeta resuena al finalizar la Gran Tribulación, cuando Cristo retorna a la tierra para reinar. En este tiempo los fieles santos del Señor durante la Tribulación serán premiados y sus enemigos serán destruidos. El misterio de Dios se cumplirá entonces. La maldad que se ha mostrado tan persistente y aparentemente triunfante, será vencida. La aparente indiferencia de Dios ante la maldad del hombre y Su aparente inactividad habrán llegado a su fin. Como señaló el hermano Frederick Grant, el misterio de Dios ha acabado para siempre; la gloria de Dios brilla como el sol; la fe queda completamente justificada, las murmuraciones de la duda quedan para siempre silenciadas.

El tercer misterio de Apocalipsis se encuentra en el capítulo 17 y es el misterio de Babilonia. Babilonia la Grande es representada en este capítulo como una ramera sentada sobre una bestia con siete cabezas y diez cuernos. Recibe el nombre de Babilonia la Grande, la Madre de las Rameras y de las Abominaciones de la Tierra. En los versículos 8-18 se da la explicación del misterio: la mujer es una gran ciudad que reina sobre todos los reyes de la tierra, y la bestia es un imperio que existió en el pasado, terminó su existencia, será reavivado, y destruido. Los diez cuernos son diez reyes que se unirán con este imperio. La ramera cabalga sobre la bestia por un tiempo, pero después es destruida por ésta. El imperio mismo también será destruido por el Señor. Una interpretación muy difundida de este misterio es que la mujer representa un gran sistema económico y religioso mundial, con grandes recursos financieros, que tendrá sus cuarteles generales en Roma; la bestia, por su parte, representa al Imperio Romano revivido. Se hallan más detalles acerca de Babilonia y su destrucción en Apocalipsis 18.

Amigo: si usted se propone investigar un poco más en el texto bíblico podrá encontrar algunas referencias más a estos misterios y otros que no he mencionado hoy. Sin duda que es un tema muy interesante y que nos podría llevar mucho más tiempo si entráramos en detalles. Pero yo quisiera cerrar este programa recordándole las palabras del Señor a través de Pablo en 1 Corintios 13:2. Allí Él nos plantea que no es suficiente conocer todos los misterios y toda la ciencia: si no tenemos amor, no somos nada. Querido oyente: ¿tiene usted amor? ¿Se refleja su conocimiento bíblico en una vida piadosa, temerosa del Señor? Contemplar estos reflejos maravillosos de la mente y el corazón de Dios, ¿lo llevan a usted a vivir en alabanza y compartir con los demás la hermosura del Dios en el que cree? Deseo de corazón que esto pueda ser así, y que su vida no acabe siendo tan solo un metal que haga puro ruido y nada más.

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