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Autor: William MacDonald

Un enfoque claro sobre algunas de las principales enseñanzas de la Biblia: ley y gracia, venidas de Cristo, Israel y la Iglesia, expiación, dos naturalezas, y más.


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PE2432 – Estudio Bíblico
¿Cuál es la diferencia? (17ª parte)



¡Hola, amigo! Seguramente al leer la Biblia ha encontrado más de una vez la palabra “juicio”. Pero no en todos los casos se está haciendo referencia a lo mismo. Es importante saber que hay muchos juicios diferentes, y debemos distinguirlos según las personas, el tiempo, los lugares implicados, la base del juicio y sus resultados. Por eso, quisiera dedicarme en este programa a tratar siete de los juicios más importantes que se encuentran en la Palabra de Dios.

El primer juicio que quiero comentar es el juicio del pecado humano. En el Monte Calvario, Dios juzgó el pecado cuando el Señor Jesús pagó por él, muriendo de manera atroz en la cruz. El Salvador murió por los pecados del mundo. 1 Juan 2:2 señala que “Jesús es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”. Cuando Jesús murió, pagó efectivamente el costo del pecado. Su sangre derramada satisfizo las demandas de la justicia de Dios contra el pecado. Proveyó el camino por el cual Dios puede salvar a pecadores impíos sin consentir el pecado ni transigir Su santidad. Sin embargo, esta obra en la cruz no salva automáticamente a todos. Su obra de sustitución fue suficiente para cubrir los pecados de todo el mundo, pero solo los que se arrepienten y confían en el Señor Jesús recibirán el beneficio de aquella obra. Cuando alguien acepta a Cristo como su Señor y Salvador, está para siempre libre de la culpa y la paga del pecado. Nunca vendrá a juicio eterno por sus pecados, porque Jesucristo llevó su juicio, y Dios no demandará la paga dos veces. El creyente recibe perdón judicial una vez para siempre, por medio de la fe.

El segundo juicio lo llamé el “juicio propio del creyente”. Una vez salvo, el cristiano debe llevar a cabo una especie de autojuicio en su propia vida. Esto significa que debe confesar y apartarse del pecado tan pronto como es consciente de haberlo cometido. A esto se refiere Pablo en 1 Corintios 11:27-32: “De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen. Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo”. Juzgamos el pecado en nuestra vida cuando reconocemos que existe, lo confesamos y nos apartamos de él. Este autojuicio debe llevarse a cabo durante toda nuestra vida.

El siguiente juicio que debemos analizar es el Tribunal De Cristo. Al mencionarlo no debemos pensar en un juicio de criminales sino más bien en una competición entre grandes atletas. En este juicio el Señor no está para convencer y condenar a los culpables. ¡Está para dar premios! La escena no es de acusación, sino de repasar y recompensar. De esta forma queda claro que este gran acontecimiento tomará lugar en la eternidad, después de la resurrección de los santos; por lo tanto, los creyentes estarán en sus cuerpos glorificados En la Biblia existen varios versículos que nos ofrecen algunas características de este juicio. Por ejemplo, 2 Corintios 5:10 explica que “es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”. Otro detalle que podemos conocer es que en el Tribunal de Cristo algunos recibirán recompensa, y otros sufrirán pérdida. En 1 Corintios 3:13-15 leemos de la siguiente manera: “La obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida”. La última parte del versículo 15 aclara muy bien que la salvación de la persona nunca está en riesgo en este juicio: “…si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego”, completa el apóstol Pablo.

Otro juicio del que quisiera hablar con usted, amigo, es el Juicio de Israel. Ninguna nación ha soportado tanto odio, malos tratos, persecución y violencia étnica como el pueblo judío. El Holocausto es solo un capítulo en una historia cargada de tristeza, sufrimiento y muerte. Pero lamentablemente esto todavía no ha llegado a su final. Después del rapto de la iglesia, Israel y las naciones pasarán por un periodo de siete años de tribulación, la última mitad del cual será tiempo de angustia sin precedente. Esto es lo que Mateo 24:21 menciona como la “gran tribulación”. El final de este tiempo, el Mesías aparecerá, la nación será reunida y el Señor presentará Su caso a ella cara a cara, en un lugar llamado “el desierto de los pueblos”. Está claro que todos los que se rebelan contra el Rey-Mesías serán destruidos antes de la inauguración del reino, y todos los que se someten a Su reino entrarán en Su glorioso reino y disfrutarán 1.000 años de prosperidad y paz. Romanos 11:26 y 27 explica que “luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y éste será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados”.

El otro juicio sobre el que es necesario hablar es el Juicio De Las Naciones. El pasaje principal que trata sobre este juicio de las naciones gentiles es Mateo 25:31-46. Este tribunal será convocado en la segunda venida del Señor Jesucristo. El Juez será el Hijo del Hombre, es decir, el mismo Señor Jesucristo. “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria”, nos adelanta Mateo 25:31. El profeta Joel aclara en su capítulo 3 que el trato que los gentiles dan a Israel será uno de los principales temas en este juicio. Las naciones que se portan como amigas y protegen a los hermanos judíos de Cristo durante la tribulación son llamados “ovejas” en Mateo 25. Las que retienen comida, bebida, ropa, hospitalidad y rehúsan contacto social con los enfermos y encarcelados son las naciones “cabras”. Las naciones “ovejas” heredarán “el reino preparado… desde la fundación del mundo”, señala Mateo 25:34. Las naciones “cabras” escucharán su sentencia, que se puede leer en el verso 41: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”. Sobre este juicio, he escuchado algunas personas tienen problemas con la idea de que naciones sean salvas o perdidas. Piensan en la salvación como exclusivamente un asunto de individuos. ¡Esto no debe ser un motivo de confusión, amigo! A lo largo de la historia, Dios ha tratado con naciones tanto como con individuos. Si la mayoría de las personas en un país o distrito son rebeldes contra Dios, Él característicamente libra primero a los que son Suyos, y entonces derrama Su ira sobre el resto de la población. Sodoma es un ejemplo de esto. Y también lo es el diluvio, excepto que la escala es más grande.

¿Le parece continuar con otro juicio? Bien, también está el Juicio De Los Ángeles. Sin satisfacer completamente nuestra curiosidad, la Biblia declara que algunos ángeles caídos han sido encarcelados y esperan su juicio final. Puesto que los ángeles caídos reconocen a Satanás como su líder, es razonable y bíblico creer que ellos serán condenados porque compartieron en su rebelión contra Dios y sufrirán también su perdición eterna en el lago de fuego. “Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio…”, explica 2 Pedro 2:4. Judas 6 agrega que “a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día”. Por otra parte también sabemos muy bien que hay otros ángeles malos (generalmente llamados “demonios”) que todavía están sueltos. ¿Cuándo será entonces el juicio de todos los ángeles caídos? El apóstol Pablo nos explica en su Primera Carta a los Corintios, capítulo 15, que durante Su reino en este mundo, el Rey-Mesías suprimirá todo dominio, autoridad y potencia, y pondrá a todos Sus enemigos debajo de Sus pies. Esto indudablemente incluye la subyugación de principados, potestades, gobernadores de tinieblas y huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Puesto que los creyentes reinarán con Él, tomarán parte en el juicio de los ángeles. Finalmente, el juicio último de Satanás toma lugar al final del Milenio y antes del juicio del Gran Trono Blanco. Sobre esto Apocalipsis 20:10 señala que “el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos”.

En último lugar, amigo, quisiera hacer referencia al Juicio del Gran Trono Blanco, que acabamos de mencionar. ¿De qué se trata esto? Apocalipsis 20:11 registra que Juan vio “un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos”. El trono es grande debido al que se sienta allí, y también porque es un lugar de grandes juicios con consecuencias eternas. El color blanco significa la pureza de su juicio. Este juicio toma lugar en la eternidad, después de que el mundo que conocemos sea deshecho. En Apocalipsis 20:12, Juan señala: “Vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios”. Estos son los impíos muertos de todas las edades de la historia. La razón por la que están en este lugar es porque no pusieron su fe en el Señor. La incredulidad es el gran pecado condenador, y eso lo podemos ver por ejemplo en Juan 3:36: “…pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él”. Entonces, en ese momento, dos libros serán abiertos para demostrar su culpa y determinar el grado de su castigo. Su perdición es sellada por el hecho de que sus nombres no están inscritos en el libro de la vida, lo cual significa que nunca se arrepintieron ni creyeron en Cristo como su Señor y Salvador. Por eso, es importante que comprenda claramente, mi amigo, que ningún creyente comparecerá en el juicio ante el Gran Trono Blanco. Este juicio es solo para aquellos que rechazaron la oferta misericordiosa de Dios y por lo tanto, sus nombres no están escritos en el libro de la vida del Cordero.

Y usted, amigo oyente, ¿a qué juicio tendrá que asistir? Espero de corazón que pueda entregarse a Cristo hoy mismo y reciba grandes recompensas en el Tribunal de Cristo, esa gloriosa ceremonia de premiación al final de la carrera cristiana.


Si desea puede adquirir el libro que está basada esta serie de programas.


2 Comments

  1. carlos A Venegas dice:

    Bendiciones hermanos, quiero escuchar de nuevo el programa que ustedes emitieron el domingo en BBN radio 9:30 am colombia, donde lo puedo escuchar. Le doy gracias a Dios por su ministerio.

    • llamadaweb dice:

      Estimado Carlos

      Gracias por comunicarse con nosotros! Nosotros enviamos a las radios la programación, pero cada emisora sigue una regla diferente en orden y día de emisión. Podría decirme algún otro dato del programa que usted escuchó para ver si podemos encontrarlo por el tema o título?

      Gracias por su interés!

      Seguimos en contacto!

      Robert
      LlamadaWeb.org

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