La maternidad a solas

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Entrevistamos a Silvia Urán, mamá de un adolescente a quien le tocó criar sola. Hoy nos comparte su experiencia, las dificultades y dolores que enfrentó y cómo logró disfrutar de la bendición de la maternidad, aún en medio de las pruebas. Silvia nos da consejos para los que viven esta situación y para los que los rodean. No te pierdas de conocer más de su testimonio y de cómo puedes encontrar el gozo y la paz de la que nos cuenta Silvia.


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EA0993 – Entre Amigas –
La maternidad a solas



Entrevista a Silvia Urán

Laura: ¡Hola, amigas! En el programa de hoy nos encontramos con Silvia Urán, una mujer cristiana, maestra de escuela bíblica para niños y mamá de un adolescente. En la entrevista de hoy Silvia va a tratar con nosotras un tema que seguro a muchas les tocará de cerca, porque es posible que si no les ha tocado personalmente conozcan a alguien cercano que esté pasando por la situación de criar a sus hijos sola o solo. Muchas situaciones nos pueden llevar a este duro proceso en la vida, ya sea un divorcio, la muerte, una discapacidad que alcanza a uno de los padres sorpresivamente, pueden ser muchos los motivos, pero lo cierto es que sea cual sea el motivo, hoy vamos a hablar de una esperanza que es común a todas estas situaciones: el evangelio. Si te parece, Silvia, empecemos hablando un poco acerca de tu experiencia personal como mamá.

Silvia: Hola Laura, ¿cómo estás? Bueno, debo decirte que considero a la maternidad como un maravilloso regalo de Dios. Es un gran honor tener la posibilidad de ser madres, y también es un gran desafío y una gran responsabilidad, que ancladas en la fe de nuestro gran Dios podemos y debemos llevar adelante. Siendo una mujer cristiana, el Señor permitió que fuera mamá de una manera que no es ideal, es decir, Dios diseñó a la familia, al matrimonio, para que en conjunto criaran y educaran a sus hijos, formando juntos el hogar. La condición humana nos ha llevado a vivir situaciones que no son las ideales, pero que se tornan maravillosas muestras del amor y de la misericordia de Dios.

Mi hijo y yo nos fuimos a vivir solos cuando él tenía 7 años. Ese es un momento muy difícil, por tu ruptura personal, porque vivís tu propio dolor, tu separación, pero además vivís el dolor de tu hijo por la separación de su papá. A esto le sumamos el verte, de un día para otro, como el único a cargo y responsable de tu hogar, con todo lo que esto implica: casa, trabajo, iglesia, hogar, todo es diferente ahora. No porque te mudes de ciudad, sino porque ahora la responsabilidad es diferente. Todo queda bajo tu responsabilidad, y esto es un gran cambio. Pero como lo promete nuestro Dios, Él obra para bien. Todo este peso que a veces tienes, la sensación de que es demasiado, es posible ponerlo en las manos del amoroso Padre celestial, y déjame decirlo con toda claridad: nunca me dejó sola el Señor, nunca permitió un peso que yo no pudiera soportar, y ni una de sus preciosas promesas ha faltado jamás. De la mano de nuestro soberano Dios, aún circunstancias tan difíciles como criar hijos solos son hermosas experiencias que te permiten crecer y disfrutar de la fidelidad de Dios de una manera excepcional.

Laura: Qué lindo, Silvia, esto que nos contás, esta perspectiva de poder ver esa situación que no solo parece, sino que también es una situación muy difícil de sobrellevar. Qué bueno que puedas contarnos que lo viviste, en realidad, como una bendición, a pesar de lo difícil que pudo haber sido. Lo cierto es que realmente es así, aquellas cosas que nos parecen tristes y difíciles siempre el Señor las convierte en bien para nosotros, como tú decías. Sin duda, para aquellos que nos están escuchando y de pronto les está tocando la situación de criar hijos solos, estoy segura de que esta perspectiva de verlo como una bendición les va a ayudar mucho para recibir fortaleza para seguir adelante. La muerte, el divorcio, la discapacidad de alguno de los cónyuges, sin duda que son golpes duros. Y enfrentarnos a criar a nuestros hijos solos debe ser una avalancha de emociones que me imagino que deben ser muy difíciles de manejar. Así que te quería preguntar, Silvia, cómo pensás tú que el evangelio puede impactar en nuestras emociones a la hora de vivir ese proceso, para encontrar paz, para encontrar gozo y confianza.

Silvia: Cuando Dios en su soberanía permite estas circunstancias en tu vida, te capacita para vivirlas. El divorcio y el hogar monoparental son situaciones para las cuales no te preparas, así que llegado el momento se viven en completa soledad. No en el sentido de que Dios no está contigo, sino que son decisiones muy personales, y en el caso de la crianza de hijos ante una separación, y si como en mi caso mi hijo está contigo, eres la única responsable de las decisiones de tu hogar. En mi caso personal el apoyo de mi familia, padres y hermanos fue, después del Señor, lo más importante. Mi gran preocupación era vivir este proceso para la gloria de Dios, es decir, no quería vivir en amargura, dolor, tristeza o rencor, como la mayoría lo hace, sino que superando las dificultades con gozo y creciendo en el Señor con ellas. Además de criar a mi hijo de una manera sabia, no dejando tampoco que creciera con un corazón herido y triste, así que con la gracia del Señor me dispuse a hacer la tarea, y aún lo hago, dependiendo de Cristo en lo que a mí refiere, y orando por el corazón de mi hijo. Quiero decirte con esto que es posible vivir situaciones como el divorcio, o enfrentarte a la crianza de hijos sola, y tener éxito, pero hacerlo de la mano del sabio Dios es un gran gozo.

Laura: Hablando un poco de esta forma en la que tú lo enfrentaste y de cómo el evangelio te ayudó a vivirlo de esa forma, con gozo, y buscando que esta situación difícil pudiera ser vivida para la gloria de Dios, se me ocurre que hay personas que están del otro lado y podrían estar preguntándose, que de hecho es una pregunta que he escuchado en situaciones como esta y en otras situaciones también, “¿por qué a mí? ¿Por qué me pasa esto a mí? ¿Por qué Dios permitió que pasara esto en mi vida?”.

Silvia: En lo personal, la pregunta que más me hacía al principio no era “¿Por qué a mí?”, sino “¿Por qué a mi hijo?” Porque la maternidad cambia el enfoque con el que miras. Tu propio duelo por una separación pasa a segundo plano, te enfocas en tu hijo y sufres con él. Los niños sufren profundamente la ausencia de un papá en el hogar, y esto como mamá es muy duro de sobrellevar. Pero cuando entiendes la soberanía de nuestro Dios, sus planes y propósitos en conjunto con su carácter, entonces encuentras descanso para tu alma, y aprendes a agradecer por las circunstancias de tu vida, entendiendo que es lo mejor para todos.

Laura: Y me imagino, Silvia, que este entendimiento de la soberanía de Dios, este entendimiento de que Dios siempre permite lo que de alguna forma es mejor para todos, me imagino que debes de haber tenido una gran fuente de este conocimiento acerca de la soberanía, de la voluntad de Dios, de su amor, de su misericordia, de su gracia en estos momentos, que debe haber venido de la Palabra de Dios mismo. Te quería preguntar, entonces, ¿de qué forma pensás que nos pueden ayudar las Escrituras en momentos en los que nos sentimos agobiados por tantas responsabilidades que tenemos que cargar solos, como padres que criamos a nuestros hijos solos? ¿Cómo pueden ayudarnos las Escrituras a enfrentar estas circunstancias?

Silvia: En mi caso personal el estudio de la soberanía de Dios, su providencia y su amor para con los suyos fue lo que cambió absolutamente mi forma de ver la vida. El estudio de la Palabra que hace Jerry Bridges en el libro Confiando en Dios aunque la vida duela, fue lo que Dios usó para tratar conmigo. El estudio de la Palabra y la oración son indispensables para poder vivir de acuerdo con la voluntad de Dios y para su gloria, en cualquier situación que nos toque vivir, aún cuando no entendemos lo que hace, debemos confiar en que es para nuestro bien, y que está bajo su control absoluto. Pasajes como el Salmo 115:3, también.

Laura: El Salmo 115:3 dice: “Nuestro Dios está en los cielos; Todo lo que quiso ha hecho”.

Silvia: Isaías 14:27, también.

Laura: Isaías 14:27 dice: “Porque Jehová de los ejércitos lo ha determinado, ¿y quién lo impedirá? Y su mano extendida, ¿quién la hará retroceder?”

Silvia: Y Efesios 1:11 también. Estos versículos nos enseñan claramente la absoluta soberanía de nuestro Dios.

Laura: Efesios 1:11 dice lo siguiente: “En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad”.

Silvia: Todo lo que nos sucede forma parte de su plan y obra para bien en sus hijos. La Biblia es un perfecto manual para una vida plena. Entonces, una vez que has entregado tu vida a Cristo, encuentras allí todo lo necesario para seguir adelante. Dios suple por medio de ella para tu propia vida y también para que, como mamá, puedas criar a tu hijo de una manera sabia. Hay dos cosas que para mí han sido fundamentales. Primero, que ser mamá implica ser un ejemplo para tus hijos. No puedes enseñarles a tus hijos a ser honestos si tú engañas, eso no funciona. Dios nos enseña como padre, y pide obediencia. Nosotros hacemos lo mismo, enseñamos los mismos principios, y debemos pedir obediencia. De la misma manera en la que Dios nos trata debemos también tratar a nuestros hijos. En segundo lugar, Dios nos manda a enseñarles a nuestros hijos todo sobre Él y sobre su Palabra. Así debemos hacerlo. Estos para mí han sido pilares fundamentales.

Laura: Bueno, y un poco de la mano con esta pregunta acerca de los pilares básicos que tú encontraste en las Escrituras para poder sobrellevar la crianza de tu hijo y cómo encontraste allí en la Biblia estos dos pilares fundamentales para establecer las bases de la crianza, del modelo que le ibas a enseñar a tu hijo, ¿cómo podemos ayudar también a nuestros hijos a hallar consuelo en el evangelio? Tú nos lo comentabas, nos decías que como mamá es muy duro ver que los hijos están sufriendo esta ausencia, esta falta, esta carencia familiar. ¿Cómo podemos, como un papá o una mamá que está solo o sola, orientar a nuestros hijos para que ellos hallen consuelo en el Señor? ¿Cómo podemos guiarlos a Dios?

Silvia: Retomando un poco el planteo anterior, es responsabilidad nuestra enseñarles todo el consejo de Dios a nuestros hijos. Día tras día debemos hacerlo. Van pasando los años y pasamos de la Biblia para preescolares a la Biblia para niños, luego a la Biblia para adolescentes, la metodología cambia, pero el libro es el mismo. Debemos intentar ser ejemplo, transmitir entusiasmo y gozo por el gran Dios que tenemos, y que ellos deseen llegar a disfrutar de la fe en Cristo. Un estudio serio de la Palabra de Dios, y adecuado a la edad de nuestros hijos, acompañado de oración y compañerismo. Dios es lo mejor que nos ha pasado, y será lo mejor para nuestros hijos también.

Laura: Qué lindo, Silvia. Ojalá que todos los papás puedan aprender a guiar a sus hijos al Señor. No solamente aquellos que están solos, sino que todos los papás, todas las familias, ojalá podamos ayudar a nuestros hijos y orientarlos hacia la fe en el Señor Jesucristo. Qué lindo y qué importante eso que nos comentabas acerca de que no es solamente tirarles algunas frases que los motive, no es solo decirles “el Señor tiene el control”, “Jesús te ama”, sino ser intencionales en llevar adelante una vida de enseñanza de las Escrituras a nuestros hijos y una vida que les muestre a ellos quién realmente es nuestro Dios. Qué lindo poder hacer eso, y que el Señor nos de la gracia, como padres, para poder guiar a nuestros hijos en sus caminos.

Silvia, cambiando un poquito de tema, te quería preguntar qué rol juega el apoyo de las personas que están afuera en esta situación. O sea, qué rol juega el apoyo de los padres, de la iglesia, de los amigos o de otras personas que nos rodean, a la hora de enfrentar la maternidad o la paternidad solos. ¿Qué consejo podrías darles a personas que tienen cerca a una mamá o a un papá que está cuidando solo a su hijo?

Silvia: Bueno, como lo mencioné anteriormente, una maternidad cristiana responsable en estas condiciones es un proceso que se vive en soledad. Porque más allá de los consejos o ayuda que puedas recibir, la decisión final siempre es tuya. Mencioné que mis propios padres y hermanos fueron y son aún de tremenda ayuda en la crianza de Mateo. En oportunidades debí recurrir por temas específicos a madres hermanas en Cristo, que yo veía que criaban a sus hijos en el Señor y cuyos frutos eran visibles. Recuerdo una oportunidad en la que me tuve que acercar a una hermana que crio a cinco hijos preciosos en el Señor para pedirle consejos sobre los devocionales con los niños. Recuerdo también cierta vez, cuando el pastor de mi iglesia me dijo que si necesitaba que trasladara a Mateo de un lugar a otro estaba a las órdenes, y también tengo muy presente a las hermanas y hermanos que aún me dicen que oran a diario por mi hijo y por mí. Estas cosas son de gran valor para una mamá que cría a su hijo sola.

Laura: Qué bueno, Silvia. Ojalá muchas personas que conocen a otros en esta situación puedan ayudar, puedan tratar de aportar. Que por lo menos podamos mostrarnos cercanos, como tú decías. Preguntar si podemos apoyar en algo, decirle a esta persona que estamos orando por ella y por sus hijos. Como para ya ir redondeando, nosotros abordamos esta temática desde un punto de vista centrado en Cristo y en la Biblia. ¿Qué pasa con aquellos padres que nos están escuchando y dicen “yo estoy viviendo esta situación pero no soy cristiano”?

Silvia: No solo la maternidad, sino también la vida sin Cristo, sin Dios y sin esperanza debe ser muy difícil. Algunas personas me han dicho que criar a un hijo sola debe ser terrible, sin embargo les respondo que es un placer y un gran privilegio. He observado a otras personas, es decir, a mujeres que crían hijos solas y salen adelante, pero siguen sin propósito y sin esperanza. La maternidad es algo maravilloso, y con Cristo es doblemente maravilloso. Esto, más allá de las circunstancias en las que te toque vivirla. Dios nos da la posibilidad de vivir en completa dependencia de Él, no solo para nuestra propia vida sino para la de nuestros hijos. Aprendemos a depender doblemente de nuestro amoroso Padre celestial y aprendemos a dar gracias por cada cosa que nos toca vivir. Como dice 1era Tesalonicenses 5:18: “Dad gracias en todo”. Laura, no quiero terminar sin dar gloria a Dios, no solamente por la maternidad que me permite vivir y disfrutar, sino que también por las circunstancias que me permite disfrutar de ella. Es mi deseo animar a aquellos padres cristianos que crían a hijos solos, porque es una experiencia preciosa, si descansamos en el Señor y si aprovechamos cada oportunidad para aprender y para enseñarles a nuestros hijos de todas sus bondades. La gloria sea al Señor por su soberanía y sabiduría.

Laura: Muchas gracias, Silvia, por acompañarnos hoy. Gracias por tu testimonio, por tus palabras, y esperamos que el Señor continúe bendiciendo tu vida, continúe bendiciendo a tu familia y a tu hijo. Ojalá que todas estas palabras que hemos compartido, estas experiencias, esta apertura de tu corazón que has tenido con nosotros pueda alcanzar a muchas mujeres que, como tú, viven el proceso de la maternidad solas. Tal vez también a algún papá que nos esté escuchando, ojalá que estas palabras puedan alcanzarlos y que el Señor también los bendiga a ellos, que su gracia los alcance para la crianza de sus hijos y para este desafío tan grande que significa esta situación. Gracias por acompañarnos, Silvia, y te esperamos en cualquier momento para seguir compartiendo otros temas en Entre Amigas.

Silvia: Gracias, Laura. El Señor te bendiga ricamente.

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