Razones para creer (3ª parte)

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Autor: Philip Nunn

En este programa se trata tres huellas de la existencia de Dios: la lógica, la naturaleza y la moral. Las encontramos confirmados en la Palabra de Dios. “Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.” 1.Timoteo 2:5


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PE2568 – Estudio Bíblico
Razones para creer (3ª parte)



Huellas de la existencia de Dios

Cuando pienso sobre la existencia de Dios hay tres argumentos principales que me animan a ponerme del lado de los monoteístas, es decir, de aquellos que concluyen que “lo más probable es que sí exista un Dios”, y de aquellos que creen en un Dios.

Comenzaré contándoles cúal es el argumento y cuáles los motivos. El primer argumento en mi opinión es la lógica: Durante las primeras décadas del siglo XX, la creencia científica dominante era que el universo era eterno, que siempre había existido. Durante la década de 1960, más y más científicos se convencieron de que el universo tuvo un origen. Hoy en día, los científicos proponen que el universo que conocemos comenzó con una gran explosión. Lo llaman el “Big Bang”. Todo lo que conocemos en nuestro universo tiene algún tipo de causa. Por ejemplo, si vemos una ventana rota, concluimos acertadamente que alguien debe haberla roto. Si vemos un cañón, concluimos que algo debe haberlo formado. Si vemos un árbol, concluimos que debe haber habido una semilla de la que creció. Pero cada una de estas causas también debió haber tenido una causa. Todo en nuestro mundo físico parece requerir una causa. Al retroceder más y más en el tiempo, con el tiempo llegamos a la primera causa de todo. Incluso si te encuentras ente aquellos que creen que todo comenzó con el “Big Bang”, esa explosión inicial también tuvo una causa. Los monoteístas escogen darle el nombre “Dios” a esta causa inicial.

Otro de los argumentos para ponerme del lado Monoteísta es la Naturaleza: No soy biólogo, cirujano ni astrónomo, pero como matemático, lo que veo y entiendo de la naturaleza me impresiona. El cuerpo humano es maravillosamente complejo. En julio de 2014 nuestra hija mayor dio a luz a Leah, nuestra primera nieta. ¡La maravilla de una nueva vida me volvió a sorprender! Con admiración, noto que los ecosistemas y el movimiento de los planetas se ajustan entre sí y funcionan muy bien juntos. Tengo entendido que todos los materiales que se necesitan para construir un iPad se pueden encontrar en África. Ahora bien, si me encontrara un iPad en medio del desierto del Sahara, mi reacción inicial sería la de pensar en un diseñador. Sí, existe una remota posibilidad de que el viento adecuado y la combinación correcta de temperaturas trabajaran en conjunto por millones de años para formar un iPad, pero creer en la existencia de una persona que lo haya diseñado y fabricado es, creo, una alternativa racional.  De manera similar, la complejidad que veo en la naturaleza, que excede por mucho la del iPad, sugiere la existencia de un diseñador inteligente. Los monoteístas optan por llamar “Dios” a ese diseñador.

Mi tercer motivo, es la Moral ¿Qué es bueno y correcto? ¿Qué es malo e incorrecto? ¿Es la moralidad simplemente una expresión de la opinión pública que domina en un momento dado? ¿Puede sostenerse una moral objetiva sin la creencia en la existencia de Dios? Hay muchos debates éticos acalorados respecto a temas como el aborto, la eutanasia, el mercado libre, el matrimonio entre dos personas del mismo sexo, el capitalismo, la imposición de la religión, la guerra, el libre uso de drogas, la energía nuclear, ¡y más! Algunas decisiones morales son muy complejas. Aun así, en la mayoría de nosotros los humanos, hay un “instinto” básico que distingue entre lo bueno y lo malo. La mayoría consideraría incorrecto serle infiel a su pareja. ¿Por qué nos sentimos así? La mayoría de nosotros admiraría profundamente a alguien que voluntariamente regalara uno de sus riñones para salvar la vida de un amigo. ¿Por qué nos impresiona ese acto desinteresado?

Algunos sugieren que actos tales como regalar un riñón son un reflejo de nuestro “instinto altruista”, que asegura la supervivencia de la raza humana. Es cierto que escoger el bien en vez del mal puede contribuir a nuestra supervivencia como raza humana, pero el bien y el mal van más allá de lo que es estrictamente necesario. Podemos no estar de acuerdo en muchos detalles, por supuesto, pero el hecho de que la mayoría de los humanos, si no todos, seamos conscientes de la noción del bien y el mal, sugiere que la moralidad es algo que va más allá de un condicionamiento social, algo que va más allá de un instinto de supervivencia. La existencia de esta ley moral codificada en nuestro “hardware” humano sugiere un dador universal de esa ley. Los monoteístas le dan el nombre de “Dios” a este dador de la ley moral.

A mí me parece razonable creer en la existencia de una causa universal poderosa, un diseñador universal inteligente, un dador universal de la ley moral. Puedes llamar Dios a esta “gran entidad”, o puedes llamarlo de otra manera. En esta etapa de nuestro recorrido, el nombre no importa. ¿Qué más podemos descubrir acerca de esta “gran entidad”? Antes de seguir nuestro viaje, haré una breve referencia a una objeción muy común a la existencia de Dios.

Muchos hablan de Dios como una llamada “Muleta”. Algunos consideran la creencia en la existencia de Dios como un “premio de consolación” para perdedores. Sugieren que los débiles han inventado a Dios y le han puesto en el centro de su cosmovisión para contrarrestar las incertidumbres de la vida. Argumentan que Dios es una creación humana, una “proyección” mental que surge con el fin de suplir necesidades o satisfacer deseos conscientes o inconscientes. Dios es, según ellos proponen, una útil “muleta” para aquellos que no pueden hacerle frente a la dura realidad de la vida. Pero este punto de vista es, por supuesto, simplemente una opinión, una afirmación; es verdad que ha sido ampliamente difundida, y se vuelve más popular entre más se repite. Pero esta proposición de una “proyección” humana puede ser un arma de doble filo; hay muchas personas que tienen fuertes razones para desear que Dios no exista. El ateísmo también puede verse como una “muleta” para aquellos que no pueden aceptar la realidad de un Dios creador poderoso. Del mismo modo, entonces, el ateísmo puede explicarse como una creación humana que busca suplir las necesidades que siente un individuo o satisfacer sus deseos conscientes o inconscientes.

Vamos a ver un ejemplo para aclararlo: Los empresarios que tienen éxito en el comercio y en los negocios posiblemente quieren que un país grande como China exista. Aquellos que se preocupan por la seguridad nacional posiblemente quieren que un país grande como China no exista. Sin embargo, ¡la existencia o no existencia de China no depende de nuestros deseos! Es un asunto de “verdad o realidad” y no de “necesidad o deseo”. La existencia o la no existencia de una poderosa causa inicial, de un diseñador inteligente universal, de un dador de la ley moral, de un gran ser que llamamos “Dios” es un asunto de “verdad o realidad” y no de “necesidad o deseo”. La existencia de Dios no depende de nuestra gran diversidad de anhelos y deseos. En este sentido, Dios no es una muleta.

Así que, ¿qué más podemos descubrir acerca de esta “gran entidad” que llamamos Dios? ¿Podría este “algo” que los monoteístas han decidido llamar “Dios” tener las características de una persona? ¿Es razonable referirse a Dios como una persona en vez de una cosa? Aquí me pongo del lado de los que responden con un “sí, es lo más probable”. Explicaré por qué, a medida que retomamos brevemente las mismas tres áreas que acabamos de considerar. Sólo para recordar, mis tres argumentos son, la Lógica, la Naturaleza y la Moral.

Pero, por una cuestión de tiempo, lo haremos en la próxima transmisión.

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