La apostasía del tiempo final (5ª parte)
4 diciembre, 2020La apostasía del tiempo final (7ª parte)
4 diciembre, 2020Autor: Esteban Beitze
Continuamos con el estudio de Esteban Beitze sobre de la apostasía, una marca distintiva del tiempo final. Aprendemos acerca del castigo de la apostasía, pero también de la forma en la que podemos mantenernos alejados de las conductas apóstatas que invaden nuestra sociedad e incluso nuestras iglesias: Apartarnos de toda influencia apóstata, vivir vidas íntegras siguiendo el ejemplo mayor: Jesús. Te invitamos a conocer más de este tema tan actual e importante para nuestra sociedad.
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PE2629 – Estudio Bíblico
La apostasía del tiempo final (6ª parte)
¿Qué tal queridos oyentes? Estamos en una serie en la cual estamos hablando acerca de la apostasía. La apostasía significa alejarse de algo que ha seguido, a lo cual uno se ha adherido, y quizás hasta en lo cual uno ha creído. Lamentablemente es una característica clásica del tiempo final en el cual nosotros estamos viviendo hoy en día. El apóstol Pablo habla mucho acerca de este tema en 2da Timoteo, sobre todo en el capítulo 3, donde desarrolla las características con las cuales se pueden discernir, ubicar las personas que siguen la apostasía. Características que vemos hoy en día en toda nuestra sociedad, llamada cristiana, pero que ha dejado los principios bíblicos, y que viven en completa oposición a ellos. Lamentablemente, esto también se está filtrando entre los verdaderos creyentes.
Ahora, cuando uno ve la apostasía debe tener en cuenta que esto también tendrá un castigo. Vimos lo que significa el concepto de la apostasía en los primeros versículos de 2da Timoteo 3, donde Pablo desarrolla las características. Pero a partir del versículo 6, también nos muestra el castigo para la apostasía. Dice allí en el versículo 6: “Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe”. Entonces, cuando hablamos de la apostasía vemos que dentro, o relacionado con la apostasía también está el propio castigo. El castigo de sus pecados cae sobre ellos mismos. Los apóstatas se vuelven presa de sus propios deseos desenfrenados. Nunca estarán satisfechos, sino que cada nueva corriente, sea la que fuera, de deseos desenfrenados o inclusive religiosa, va a ser seguida sin encontrar lo que realmente satisface. Cuando sus enseñanzas o actitudes son puestas a prueba frente a Dios, la palabra, o aún la eficacia en la vida personal demuestra que son inservibles.
Como sigue diciendo en 2da Timoteo 3:9 “Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos”. Esta realidad interna de los apóstatas se deteriora cada vez más. En el versículo 13 vemos un aumento: “Mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados”. Al final hasta llegan a creerse su propia mentira. No es de extrañar si nuestra sociedad está cada vez más enferma en lo psíquico y espiritual. Para colmo, estas actitudes llevarán indefectiblemente al juicio de Dios, este ya está a las puertas. La única manera de evitarlo en forma personal es el arrepentimiento. En cuatro de las iglesias a las cuales el Señor Jesús manda a escribir al apóstol Juan en Apocalipsis, encontramos esa acusación de parte del Señor. A la iglesia en Pérgamo le recrimina la doctrina de permisividad frente a la doctrina de Balaam y de los nicolaítas.
Estos promovían una vida de mezcla entre cristianismo y los deseos desenfrenados, la mundanalidad. La misma realidad es señalada por el Señor en la iglesia de Tiatira, encarnada en una mujer llamada Jesabel. En la iglesia de Sardis solo quedaban unos pocos que no contaminaron sus vestidos, esto lo vemos en Apocalipsis 3:4. Y en la iglesia que refleja nuestra era, la de Laodicea, vemos una actitud de indolencia, falta de presencia del Señor, búsqueda de la riqueza y autosatisfacción. Justamente los principios que Pablo señala en 2da Timoteo 3, características de los tiempos finales: Amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, es todo lo que se veía en la iglesia de Laodicea. Lo único que evitaría el juicio sobre estas iglesias y creyentes era el arrepentimiento. Una y otra vez el Señor Jesús dice: arrepiéntete, deja eso.
Ahora bien, como decíamos, las características y actitudes dentro de un mundo llamado cristiano, que a veces hasta se filtran en nuestras iglesias y vidas, son una señal inequívoca de la pronta venida de Cristo. Entonces, cada vez que veamos esas características apóstatas, que por un lado nos ponen tremendamente tristes, o quizás hasta nos asusten, pero por el otro lado deberían ser una advertencia para nosotros. Si vemos estas características apóstatas filtrándose en nuestras vidas, es hora de volvernos a Dios en un profundo arrepentimiento, así como el Señor les escribía a estas iglesias en Apocalipsis. Si lo observamos en nuestro entorno, no nos hagamos parte de este. Ahora, ¿cómo nos podemos mantener firmes en medio de una sociedad tan marcada por la apostasía? El apóstol Pablo nos da una serie de indicaciones de cómo mantenernos puros en medio de la apostasía.
En primer lugar, utiliza su propio ejemplo. Vemos la protección a través del ejemplo en 2da Timoteo 3:10-11 y 14 donde Pablo escribe a Timoteo: “Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, persecuciones, padecimientos (…) Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido.” Timoteo tenía el ejemplo de Pablo, pero también tenía el ejemplo de su madre y de su abuela. Tenemos ejemplos bíblicos, de personajes bíblicos, pero también tenemos seguramente ejemplos de personas cercanas a nosotros, creyentes fieles a los cuales Dios ha usado en gran manera. Muchos de ellos son los que nos antecedieron, son los que nos predicaron el evangelio, son los que nos discipularon, son los que nos enseñaron.
¿Recuerdas a alguien cuya vida fue íntegra y se vio su fruto en la familia, en la iglesia? Bueno, sigamos ese ejemplo. ¿Por qué queremos buscar experiencias nuevas? ¿Por qué meternos en nuevos caminos simplemente porque uno se podría sentir mejor, o estar más a la moda de este mundo? La influencia de nuestro sistema apóstata anticristiano, aunque todavía se llame cristiano, es tremendo. Y son pocos los que se arriesgan a vivir de una manera diferente, pero gracias a Dios todavía los hay. Por ejemplo, en 3era Juan 1:11, se nos exhorta de esta manera: “Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios.” O sea, no imites lo malo, sino lo bueno.
¿Dónde ves lo bueno? ¿Dónde ves una vida íntegra? Quizás sea una madre o una abuela como lo fue en el caso de Timoteo. Quizás alguien a través del cual uno ha crecido espiritualmente. Alguien al cual Dios ha utilizado y ha marcado nuestra en lo espiritual. Sigamos ese ejemplo de fidelidad. El escritor a los hebreos introduce la extraordinaria galería de los héroes de la fe con la frase en Hebreos 10:39: “Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma”. Retroceder en el griego significa retirarse. Quizás es una metáfora de airear una vela y por ello reducir la velocidad. De ahí viene el ser reacio en mantener la verdad. O sea, tenemos otra expresión para señalar el concepto de apostasía del cual estamos hablando: No somos de los que nos apostatamos.
Ahora, luego de señalar la fidelidad de estos personajes en el capítulo 11, a pesar de sus luchas, sacrificios y hasta martirio, sigue diciendo en Hebreos 12:1 y 2: “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”. A ninguno de los héroes de la fe le fue fácil mantenerse fiel, ni siquiera a Jesús, al cual la decisión de la obediencia al padre le costó sudor y sangre en Getsemaní, y la vida en el calvario. Pero esta firmeza les trajo a ellos y a nosotros, por medio de Cristo, la plenitud de bendiciones.
Entonces, ¿cómo podemos enfrentar la apostasía? Una de las características, una de las formas es seguir el ejemplo de hermanos fieles. Quizás los que nos antecedieron, quizás los personajes bíblicos, pero, sobre todo, la persona de nuestro bendito y amado Señor Jesús. Él tenía la oportunidad, él fue tentado para desviarse de ese camino, pero se puso bien firme. Y aún cuando Pedro lo quería distraer o evitar ese camino hacia la cruz, hacia el sufrimiento y con eso, hacia nuestra salvación, Jesús se puso bien firme y dijo: “Apártate de mi satanás”. Pablo decía que había que apartarse con horror de aquellos que seguían estas características de la apostasía. Entonces, ¿qué tenemos que hacer? Apartarnos de toda influencia apóstata, vivir vidas íntegras siguiendo el ejemplo de hermanos que viven o vivieron al Señor, hermanos que fueron ejemplo y nos instruyeron, hermanos cuya vida, cuya familia es un testimonio de integridad y fidelidad al Señor, pero, sobre todo, pongamos nuestros ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe. Y aún cuando haya lucha, aún cuando haya oposición, y la habrá, podemos estar firmes en medio de ese tsunami de apostasía espiritual en el cual nos encontramos. Que el Señor nos ayude a permanecer firmes. Con él vamos a poder. Dios les bendiga ricamente.