Por qué hablar de psicología y fe

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La psicóloga, escritora y conferencista Lidia Martín nos acompaña en este programa para hablar acerca de la relación entre la psicología y la fe. ¿Es necesaria la psicología para los cristianos? ¿Cómo ha afectado su vida espiritual estudiar la carrera de psicología? ¿Trata, la psicología, verdades que no son bíblicas? Te invitamos a conocer la respuesta a estas preguntas y más en el programa de hoy.


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EA1029 – Entre Amigas –
Por qué hablar de psicología y fe



Entrevista a Psic. Lidia Martín

Victoria: Bienvenidas, amigas, nos encontramos aquí con la psicóloga, escritora y conferencista Lidia Martín. Lidia, es un gusto tenerte aquí con nosotras. ¿Por qué hablar de psicología y fe, Lidia?

Lidia: Bueno, para mucha gente, el hablar de psicología y fe es simplemente una locura. Yo como cristiana y como psicóloga me encuentro muchas vecen en esa posición de no ser entendida del todo, ni desde dentro del cristianismo ni desde fuera. La parte secular muchas veces se sorprende de que una pueda ejercer en una disciplina como es la psicología y a la par tener convicciones, seguir creyendo en Dios, lo cual es una locura para los que no creen, pero poder de Dios para los que creemos. Desde el mundo de la Iglesia, y desde una profunda ignorancia de lo que hacemos los que somos cristianos y psicólogos a la vez, han dado por hecho que aceptamos todos los postulados de la psicología, desde las muchas orientaciones que la psicología tiene, porque a fin y a cabo las ciencias sociales son a modo hipótesis de trabajo, no son las ciencias exactas que podríamos ver en las matemáticas o química o física. Desde esas múltiples hipótesis lógicamente quizás piensan que no hemos filtrado con qué quedarnos y con qué no, y que simplemente nos hemos adherido a lo que se enseña en la facultad de psicología sin examinar nada más.

La verdad es que debo decir que me entristece. Llevo 20 años de profesión en los que ya estoy ejerciendo y además ejerzo en la clínica, en la atención terapéutica a personas. En este tiempo, pocas veces se me ha preguntado, quizás en el último tiempo un poco más, pero algunos de los que han sido más críticos con nuestra intervención, rara vez, por no decir ninguna vez, nos han preguntado qué hacemos en el contexto de la consulta. Así que lo primero que debo decir es que efectivamente una de las primeras cosas que sucedió cuando estudié en la facultad de psicología, escuchando tantas cosas, lógicamente escuchaba aspectos que no encajaban con la fe, pero también escuchaba otros que tenían perfecta conjunción, en el sentido que me recordaban a muchas cosas que sé de la naturaleza humana, porque la Biblia nos cuenta quiénes somos nosotros, y al leer la Biblia no dejo de pensar en aspectos que la psicología confirma, que estaban en las páginas de las escrituras pero que las ciencias sociales también de alguna manera las ratifican. En aspectos de educación, de ansiedad y en otros asuntos también. Así que me he preguntado muchas veces si no nos hemos equivocado al dogmatizar sin preguntar, sin investigar acerca de esto. Somos muchos los psicólogos evangélicos en España, por ejemplo, que ejercemos una psicología que podría ser suscrita por muchísimos cristianos, incluso por algunos de los que nos critican, que sospecho que si conocieran un poco mejor en qué sentidos conectan ambos asuntos. Por supuesto nos toca filtrar, pero sería una pena demonizar las ciencias simplemente porque han decidido que en su foco de estudio no está Dios, porque no son capaces, evidentemente, de estudiarlo, y lo han sacado del foco científico porque no lo pueden abarcar con Él. Las ciencias sociales han intentado acercarse al método científico y ahí es difícil encajar a Dios, por supuesto, y ver la manera de aproximarse a Él. Pero la fe no juega ningún papel en ese sentido, en esa disciplina.

Victoria: Lidia, ¿cómo encaja en un cristiano, cuando piensa estudiar una carrera como la psicología?

Lidia: Los psicólogos que antes de ser psicólogos son cristianos y se acercan a esa disciplina dándole prioridad a la verdad que entienden que se desprende del evangelio, son capaces de examinar todo y de procurar retener lo bueno. Para mí ese ha sido el principio que me ha guiado y sigue guiando mi conducta profesional a lo largo de los años. Es lo que me permite poder dar explicaciones tanto a unos como a otros. En mis hermanos, dentro de la iglesia, explicándoles que dentro de ese examen de todo y quedándome con lo bueno, puedo adquirir conocimiento que responde a la verdad, que los cristianos no deberíamos tenerle miedo a las ciencias si es una ciencia seria que se encuentra con la verdad, y puedo explicarles a las personas que son del ámbito secular, que hay aspectos de la vida que no me explica la disciplina psicológica, y que por lo tanto necesito respuestas de otro tipo, por eso busco algo que trasciende al ser humano y al aquí y ahora, y que por lo tanto la fe juega un papel absolutamente fundamental. La Biblia, en un sentido, me habla de psicología constantemente. La psicología es la ciencia del comportamiento en el sentido más amplio posible. Incluye nuestras emociones, incluye el pensamiento, incluye la conducta visible, incluso nuestras reacciones físicas. La Biblia, lo que hace es describir al ser humano y ponerlo en contraposición a la propia naturaleza de Dios, de quien tenemos la esencia y a quien se nos llama a imitar y a volver al hogar en ese sentido, a volver a la naturaleza con la cual fuimos creados. Cuando puedo ver esa naturaleza de Dios en nosotros y también quiénes somos nosotros, ¿cómo no voy a pensar en algunos de los asuntos que he aprendido en la facultad de psicología?

Allí se nos habla del cerebro, un cerebro que a veces también mal funciona, lo que es absolutamente coherente con la caída del ser humano. No se habla de pecado en la facultad, pero sí podemos ver las consecuencias de pecado en forma de muchas enfermedades. No respondiendo, quizá, a un pecado concreto, no es que la persona que tiene un brote psicótico tiene un pecado concreto en su vida, pero sí está sufriendo la realidad de una mente caída, de una naturaleza caída, de una creación que gime por volver de nuevo al hogar, a una creación nueva, a una naturaleza distinta, a un volver a ser lo que siempre debió ser, antes de que los seres humanos tomáramos la decisión de volverle la espalda a Dios. Así que en medio de todo esto, una de mis obsesiones, en el buen sentido, a lo largo de los años, ha sido intentar dar respuesta a algunas de estas cosas. Intentar explicar a los creyentes qué tipo de trabajo hacemos los psicólogos cristianos dentro de una consulta, en ningún caso usurpando la labor pastoral, sino más bien colaborando con ellos. Escuchamos a las personas, vemos de qué manera podemos acompañar cuando el pastor o el equipo de consejería se encuentra en una especie de bucle entre la persona, se atasca, no evoluciona. No tiene tanto que ver con un pecado concreto, sino que a veces lo que puede haber es patología mental, incluso con una base biológica que responde a medicamentos. Los psicólogos no recetamos medicación, esa es una labor que hace el médico psiquiatra, pero lo que hacemos los psicólogos es de alguna manera sentarnos con la persona a analizar y explicarles algunos de los procesos por los cuales su mente funciona como lo hace. Explicamos a veces, por ejemplo, qué significa una depresión, es mucho más que simplemente estar triste. Tiene que ver con que todo nuestro sistema nervioso funciona por debajo de sus posibilidades. Menos memoria, menos atención, menos percepción, tardamos más en frenar con el coche, por ejemplo, y por supuesto, nuestro estado de ánimo se viene abajo.

¿Qué sucede cuando el miedo nos avisa de un peligro, pero ese peligro no es tan grave como imaginamos? ¿O bien sobredimensionamos esa reacción y se convierte en ansiedad? Sería muy bueno explicarle a la persona que es importante enfrentarse a este miedo, enfrentarse a la ansiedad, para que la ansiedad acapare más espacio. Porque, de la misma manera de la que la naturaleza del agua es colarse por las grietas, la naturaleza de la ansiedad es extenderse, si no la frenamos. Y esto es perfectamente compatible con el principio bíblico que nos dice “no temas, yo estoy contigo”. Este temor aparece de manera involuntaria, pero Dios nos dice “estoy contigo”, “sigue adelante”, “no dejes de avanzar”, “no te paralices”. Esto no es incompatible con lo que están diciendo los estudios acerca de la ansiedad. Así que pongo estos ejemplos para que podamos darnos cuenta de que los cristianos, muchas veces quizás hemos dado un toque negativo o hemos demonizado a la psicología como disciplina por las emociones o a cualquier cosa que no hemos sabido manejar con madurez, o que no hemos sabido filtrar adecuadamente, y estamos borrando de un plumazo recursos y herramientas que el Señor pone delante de nosotros para hacernos útiles.

Victoria: ¿Qué les podrías decir a las personas que dicen que la psicología no es necesaria en la consejería cristiana?

Lidia: La psicología no es necesaria, como tal. Pero creo, honestamente, que puede ser tremendamente útil. Recuerdo muchas veces lo que dice el Salmo 118 “El Señor está conmigo, entre los que me ayudan”. Y esos que me ayudan en ocasiones son personas formadas, como lo son los médicos, como lo puede ser un abogado, como lo puede ser el psicólogo, formados en ciencias sociales o ciencias más exactas, para poder proporcionar una ayuda. Nunca deberíamos autodirigirnos como salvadores, eso sí, porque el salvador es Jesús, Cristo en una cruz, y ese sacrificio único es el que da respuesta de manera última y perfecta a los problemas profundos del ser humano. Pero la Biblia, siempre lo digo con este ejemplo, no nos explica cómo funciona el páncreas, no nos indica cómo funciona nuestro sistema límbico, no nos explica por qué tenemos un córtex prefrontal que es experto en tomar decisiones. Cuando no aplicamos coherencia a la manera en la que tratamos con esas otras ciencias, porque realmente si tuvieras un cáncer de páncreas hoy el próximo paso sería buscar un médico, buscar un médico, preguntarle por el diagnóstico, saber cuál es el pronóstico, saber el tratamiento o la operación necesaria. ¿Por qué? Porque entiendes que las ciencias están ahí, y que parten de Dios también para poder ayudarnos. Si lo aplicaras con la medicina, ¿por qué no tener en cuenta a una disciplina que lo que hace es analizar el comportamiento desde los muchos puntos de vista que tiene?

Muchas veces me preguntan: “Si tantos psicólogos eran ateos, ¿no será que tenemos que ignorar sus teorías?” Creo que el Señor nos enseña a ir mucho más allá de eso. Me acuerdo de que cuando Pablo está preso y le está escribiendo a los Filipenses, y dice que incluso por las peores motivaciones el evangelio estaba corriendo, y las personas que por contienda y por vanagloria estaban predicando también estaban ayudando a la predicación de ese evangelio. Muchas veces las motivaciones que tienen las personas nos pueden bloquear de usar algo que se desprende de su acción pero que es bueno y que Dios puede ordenar y utilizar para bien, porque Él es experto en escribir sobre renglones torcidos. Nos perdemos la oportunidad de examinarlo, de ponerlo a luz de la Palabra, de lo que Dios puede hacer con ello, y permitir que a través de esas o de cualquier otra herramienta que Él pone a disposición de las personas, pueda hacer lo que realmente quiere hacer.

Por eso insisto, no creo que la psicología sea algo necesario en términos de que toda persona cristiana tiene que pasar por el despacho de un profesional, pero sí creo que toda persona de fe debería tener la posibilidad de hablar con un profesional con quien comparte esa fe, que puede entender sus puntos de vista, que puede entender la situación por la que está pasando, que puede exponer su vivencia de tipo espiritual y cómo conecta lo uno con lo otro. Porque están íntimamente ligadas. Muchas veces esa colaboración preciosa entre la pastoral y el psicólogo que es creyente ayuda al pastor a entender mejor algunos procesos ayuda también al psicólogo a entender mejor a su paciente, y ayuda a que el paciente pueda ser ayudado también desde diferentes frentes, pudiendo avanzar en una mejor recuperación, siendo útil para la familia carnal y también para la familia espiritual, que conformamos como iglesia. Así que creo de verdad que ni se trata de decir que el cristianismo no tiene nada que ofrecer y por lo tanto solo busco lo que la psicología me puede dar, pero tampoco creo que sea la mejor opción decir que la psicología, en términos generales, no tiene nada que decir.

Victoria: ¿Entonces podemos decir que la psicología puede ser una herramienta más para la psicología cristiana?

Lidia: Entiendo que la psicología, cuando busca la verdad de una manera seria, honesta, y se encuentra con ella, entonces se está acercando a una verdad que no está contenida como tal en las Escrituras, porque las Escrituras no reúnen toda la verdad, aunque todas las Escrituras son verdad, y podemos encontrar verdades en otros lugares, que no son solamente la Biblia. Aprecio profundamente, y es el centro de mi vida espiritual, la forma en la que Dios se revela en la Palabra, la aprecio, la tengo en cuenta, la estudio cada día, puedo darle un lugar prioritario, pero lo que sigo encontrando en sus páginas es ese tratado de psicología increíble, que va mucho más allá de lo que cualquier psicólogo podrá entender o descubrir jamás, y que nos muestra nuestra naturaleza de una manera única, a la luz del Creador. Él es el único que nos puede dar el propósito último, pero nos ayuda a estudiarnos a nosotros mismos, a examinarnos, a examinar la naturaleza a nuestro alrededor, porque Dios ha puesto curiosidad en el ser humano para explorar el Universo, el entorno, y de lo que se trata principalmente es de no convertir la criatura en Dios, se trata de no adorar aquello que no debe ser adorado. Dios es el único digno de adoración, Jesús es el único salvador, por tanto, la psicología nunca puede ocupar ese papel. Pero hacemos bien en entender que la realidad del sufrimiento del ser humano afecta diferentes ámbitos, no solo el físico sino también el emocional, el mental, tantas distorsiones que tenemos en nuestra forma de pensar, de recordar, de interpretar la realidad. Ahí es donde un psicólogo que atiende a la Palabra de Dios también puede aportar un punto de vista complementario, distinto. Que no niegue la palabra, sino que por el contrario se ratifique en ella y que pueda retener de aquello que fue enseñado en la facultad, aquello que verdaderamente es útil al servicio del evangelio.

Victoria: En tu vida como cristiana, ¿cómo impactó la carrera de la psicología?

Lidia: La verdad es que a diferencia de lo que mucha gente cree, la carrera de psicología en mi caso sirvió para ratificarme todavía más en lo que ya creía. Es verdad que yo llegué a la facultad siendo creyente, llegué con 19, 20 años aproximadamente, y en ese tiempo ya tenía una postura de fe. He tenido la bendición de crecer en una familia cristiana que se ha dedicado a enseñarnos en el ámbito de lo espiritual, tanto a mi hermano como a mí, y es cierto que cuando llegué a la facultad tenía un cierto criterio ya para poder distinguir una cosa de la otra. Creo que soy muy afortunada por haber podido hacer ese ejercicio, haber podido entender mejor algunas de las reacciones y comprender mejor la naturaleza del ser humano, entender mejor cuál es regalo que Dios nos hace, Cristo Jesús, y comprender mejor cuál es la perspectiva que tenemos los cristianos ante las mismas dolencias que otras personas alrededor nuestro también tienen. Nosotros en ocasiones podemos vivir tristeza extrema, podemos tener una sensación de impotencia, aunque luego cuando nos ponemos delante de Dios nos damos cuenta de que nos es cierto, el Señor está con nosotros, pero tenemos esa ansiedad y no se nos demoniza por eso, sino que la podemos traer al Señor. Porque él tiene cuidado de nosotros. No hay ni un pájaro que pase hambre, no hay tampoco ningún lirio del campo que esté mal vestido, ¿cómo no va a cuidar de nosotros?

Y recordándonos todas esas cosas es que volvemos una y otra vez a conectar ambos asuntos: la realidad de nuestra naturaleza frágil y de cómo conocernos, y la realidad del cristianismo, de una persona que confía en Jesús y que lo busca una y otra vez porque es su manera de enfrentarse a esa ansiedad. No la anulamos, sigue estando ahí. Vemos a un Jesús horas antes de su muerte, sufriente, sudando sangre, triste por lo que sabía que tenía que venir, abatida su alma hasta la muerte, y sin embargo vemos a ese Jesús buscando a Dios padre, pero también, en su plena humanidad, viviendo o que todo aquello representaba.

Desde hace un tiempo que estoy muy inquieta con esa demonización con la que hablo, que desde fuera del cristianismo y desde dentro se ha tenido y se tiene con respecto a cuestiones que tienen que ver con la fe y la ciencia. Pero cada vez estoy más contenta, por otra parte, de ver que cunado se nos pregunta acerca de estas cosas y podemos dar argumentos sólidos y explicar realmente qué es lo que hacemos en nuestros despachos, las personas no solamente están agradecidas por esas explicaciones sino que se dan cuenta de que puede ser una conexión válida, preciosa entre la Palabra que Dios da y los recursos que Él nos ha permitido desarrollar en su gracia, en su provisión, para poder también ser útiles unos a otros y ayudarnos. Queremos, como psicólogos cristianos evangélicos, ser personas útiles a la pastoral, a la consejería a las personas que sufren. Por supuesto, examinarlo todo con mucho detenimiento, no llamar a lo bueno, malo, ni a lo malo, bueno, pero no rechazar aquellas cosas que Dios mismo no rechaza si están sujetas a su voluntad.

Victoria: Muchas gracias, Lidia, por acompañarnos en este programa de Entre Amigas. Y gracias a ustedes, queridas amigas, por escucharnos. Las invitamos a que nos sigan acompañando la semana que viene en un nuevo programa de Entre Amigas. ¡Hasta la próxima!

1 Comment

  1. Quien escribió la Biblia fue el propio Dios creador de todo el universo y del propio hombre. Encuanto que los teoricos que crearán la psicologia son hombres decaidos y ciegos y muertos que jamás podrian comprender el verdadero y real problema del corazón del hombre ni su enemistad com un Dios santo (1Co 2:14-16).
    Yo creo que la psicología y la Biblia son absolutamente incompatibles porque una parte del principio de que el hombre es bueno y la sociedad lo corrompe. Pero la Biblia dice que el hombre nace malo por qué nace con una naturaleza decaída y esclavo del pecado. Asi que, encuanto la psicologia cuida de sanar los malos comportamentos del hombre, la Biblia dice al hombre que todo el mal reside em su corazon pecaminoso y corrupto, cuya solucion solamente sera posible si creer en Jesucristo como su señor y salvador, en obediencia a Palabra de Dios y estar constantemente dependiendo del Espiritu Santo.

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