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Autor: Norbert Lieth

En 1 Timoteo 1:8-10 Pablo habla del legalismo de la falsa doctrina y lo enfrenta con la sana doctrina o como dice Pablo “mi evangelio”. Primero muestra que la ley es buena, y luego muestra lo que el evangelio produce.


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PE2738- Estudio Bíblico
La primera carta a Timoteo (4ª parte)



El legalismo de los falsos maestros

En nuestro estudio de primera Timoteo capítulo 1 vimos en el programa pasado que una de las características de los falsos maestros es exigir a sus seguidores a que cumplen una cantidad de reglas, a estar bajo la ley. Vimos también que una persona renacida ya no está bajo la ley, sino ser rige por un nuevo principio: la fe que obra por el amor”.

Esto no significa que el creyente vive como si no hubiera ley. Ya solo en la Primera Carta a Timoteo encontramos más de 30 recomendaciones personales, cosas que la Ley demanda y que el creyente hace, no porque está bajo la Ley, sino porque es una nueva criatura. Porque el Espíritu de Dios mora en el creyente y produce en él las características de la nueva vida en Cristo.

¿Cuál es entonces el sentido de la Ley de Moisés?

En primero lugar la ley es buena: Rom 7:12 la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. Gálatas 2:16 dice: «Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado«. La Ley servía para separar a Israel de otros pueblos y mantenerlos encerrados para aquella fe que iba a ser revelada (Gálatas 3:23). La ley en sí no puede justificar a una persona según Gálatas 2:21 …pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.”

La Ley más bien condena. Gálatas 3:10 dice “Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición”. “la ley sirve para reconocer el pecado” (Romanos 3:20). Y en este sentido la Ley ha servido como tutor, o como apoyo de que muestra la propia incapacidad y la necesidad de un Salvador. De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.  Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo (o sujetos al  tutor) Gálatas 3:24-25. En ese aspecto, la ley es buena y quien la aplica de ese modo y alcanza la gracia de Jesucristo, a través de ella, es justificado.

La ley nos enseña tres cosas: 1) debemos; 2) no tenemos; y 3) no podemos.”

Lemos en el versículo 8 de 1 Timoteo 1: sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente; conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina”.

Muchas personas viven perversamente, sin que les importe la ley, y sin justificación. La intención de la ley es convencer exactamente a esas personas de su vida de pecado.  Los desobedientes son personas que viven en declarada rebeldía a la voluntad de Dios. Expresiones como ateo, pecador, impío o malo describen todo lo que resulta de una vida sin Dios.

Parricidas y matricidas son literalmente los que matan a su papá o a su mamá. Pero, todos los que no tienen respeto por su padre ni por su madre traspasan también el quinto mandamiento: Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. Los homicidas transgreden el sexto mandamiento: No matarás”.

La fornicación y la sodomía son mencionadas separadamente, pues se refieren a cosas distintas. La fornicación es cualquier relación sexual mantenida antes o fuera del matrimonio. La Biblia nos da una clara enseñanza acerca de la unión conyugal en el relato de la mujer samaritana, junto al Pozo de Jacob en Juan 4:17: Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. La mujer vivía con un hombre con quién no tenía vínculo matrimonial, y Jesús no consideraba eso una unión conyugal. Vivir en pareja sin estar casados no es opción para el creyente.

La palabra “sodomita” se refiere a un hombre que mantiene relaciones sexuales con otro hombre o con chicos. Secuestradores tiene ligación con mercaderes de esclavos y otros, y ciertamente también puede ser relacionado con sectas. Mentirosos y perjuros son personas que no hablan la verdad, algunos incluso bajo juramento. Personas que niegan o resisten a la verdad, o la destruyen. Todo lo que va en contra a la sana doctrina debilita y enferma al creyente y también a la congregación. Por un lado, no se debe predicar el legalismo, y, por otro, no se debe minimizar el pecado. Pablo exhorta a evitar tanto el legalismo, como la anomía – la falta de ley.

Al hablar en contra de las falsas doctrinas Pablo pone como alternativa la sana doctrina, la sana instrucción. Leo el versículo 5 de nuestro capítulo en la Biblia de las Américas: El propósito de nuestra instrucción es el amor nacido de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe sincera”.

Podemos considerar la instrucción que Pablo menciona en este pasaje como orden, orientación, doctrina o mandamiento. Esa afirmación tiene como objetivo aclarar en qué aspectos la sana, buena y clara doctrina difiere de la falsa que vimos en los versículos 9 a 10. Se trata de cuatro características: Amor puro, corazón puro, consciencia pura y fe pura

1.      Amor puro: no hay espacio para provecho propio o para egoísmo, sino el objetivo es edificar al prójimo.

2.      Corazón puro: sin motivaciones ocultas.

3.      Consciencia pura: Una conciencia pura es una conciencia limpiada de obras muertas por la sangre de Cristo. Hebreos 9:14. La palabra “conciencia” es mencionada tres veces en esta carta de Pablo: 1 Timoteo 1:5-6 Aquel que abandona la sana doctrina deja de tener una buena conciencia. 1 Timoteo 1:19 El que no mantiene pura su conciencia está en peligro de naufragar en cuanto a la fe. 1 Timoteo 4:2 A la larga se vuelve un hipócrita como los falsos maestros que tienen su conciencia cauterizada

4.        Fe pura: Es una fe que depende exclusivamente de la gracia de Cristo.  Él es su objeto de fe y no maestros humanos. La fe sincera es un resultado de la sana doctrina y estaba presente en la vida de Timoteo y por lo cual Pablo dijo: «Doy gracias a Dios … trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también«. ¿Dónde encuentro esta sana doctrina que produce el amor nacido de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe sincera?

Esa sana doctrina (versículo 11) es enseñada por el glorioso evangelio que el Dios bendito me ha confiado dice Pablo. Ese evangelio había sido confiado al apóstol de los gentiles de una manera especial, de modo que Pablo llega a llamarlo algunas veces “mi evangelio”. ¿En qué consiste ese evangelio de Pablo? No debemos reducir esa palabra a un mero mensaje evangelístico. El evangelio que Pablo recibió incluye toda la enseñanza de sus cartas, o todo el consejo de Dios según Hechos 20:27

Así, también la profunda carta a los Romanos termina con la doxología: Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe, al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén”. (Ro. 16:25). Él dice mi evangelio, porque es el evangelio que Dios le encomendó a él,  y con el cual se identifica por completo. Pero, es sobre todo el Evangelio que el Dios bendito le ha confiado. Y de este Dios Bendito hablaremos en el próximo programa.

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