La primera carta a Timoteo (15ª parte)
5 septiembre, 2021La primera carta a Timoteo (17ª parte)
5 septiembre, 2021Autor: Norbert Lieth
Es de suma importancia para la iglesia tener claros los requisitos y el proceso de elección de aquellos que son puestos en lugares de autoridad. Este mensaje nos enseña en profundidad sobre estos aspectos, así como lo que tiene que ver con el respeto y consideración que se debe tener antes de juzgar a cualquier hermano.
DESCARGARLO AQUÍ
PE2750- Estudio Bíblico
La primera carta a Timoteo (16ª parte)
Los líderes en la Iglesia
Continuamos con nuestro recorrido por esta serie de mensajes sobre1 Timoteo. En esta oportunidad leeremos los pasajes de la Nueva Traducción Viviente. 1 Timoteo 5:17 al 20 dice: “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario. Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos. A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman”. A menudo hoy es el caso contrario. Los ancianos o pastores a usualmente están bajo fuego pesado y se convierten en blanco de críticas. “Lo que han hecho no estaba bien; lo que no hicieron, y lo que sí deberían de hacer; lo que hacen deberían de mejorarlo; lo que piensan hacer, deberían de planificarlo de otra manera.”
Si el anciano debe ser considerado con doble honor, entonces también es posible que se peque doblemente al hablar mal de él o al criticarlo sin reflexionar. Eso es lo que ciertamente ya llevó muchas iglesias a incurrir en pecado, y así, a perder muchas bendiciones. Ante todo, los fieles líderes deberían recibir todo el apoyo, con honor, estima y consideración, en oración, y, además, con sustento financiero, si dependen de la iglesia. Ya que fácilmente se critica y acusa a los líderes de la iglesia, no se debe de aceptar así no mas acusaciones contra ellos, excepto si esas fueran confirmadas por dos o tres testigos. Como lo registra Mateo 10:10, Jesús dijo: “el obrero es digno de su alimento”.
Vemos cuán ligadas están entre sí la Palabra y la enseñanza, y qué responsabilidad implica proclamarlas. La responsabilidad es tan grande de aquellos que sirven a la Palabra que deben ser especialmente apoyados. “Predicar” significa proclamar la verdad bíblica. Es la propagación del mensaje de Cristo. “Enseñar” significa explanar las verdades bíblicas para que sean comprendidas. La prédica, sin embargo, debe de ser llevada a cabo juntamente con la enseñanza de la Palabra. 1 Timoteo 5: 19-20 dice: “No escuches ninguna acusación contra un anciano, a menos que haya dos o tres testigos que la confirmen. Los que están en pecado deberían ser reprendidos delante de toda la congregación, lo cual servirá de firme advertencia para los demás”. Debemos de tener siempre en mente que los líderes de la iglesia no son personas perfectas. Cometen errores. Pueden actuar erróneamente, tomando decisiones equivocadas. Pueden caer en pecado. Son cosas que no desaparecen automáticamente para aquellos que sirven como ancianos en la iglesia.
Aunque no se debe acusar a los ancianos demasiado rápido y tampoco dar atención precipitada a las acusaciones en su contra, sin embargo, debemos actuar con valor en caso de que el pecado de un líder de iglesia sea evidente. Él debe ser reprendido delante de todos, para que todos sientan temor debido a la disciplina aplicada. Cuando un pecado de un líder es encubierto y olvidado, los demás miembros de la congregación podrían pensar: “Si él puede hacerlo, entonces yo también lo podré, sin que me disciplinen”.
En 1 Timoteo 5:21-25 leemos sobre aspectos imprescindible: «Te ordeno solemnemente, en presencia de Dios y de Cristo Jesús y de los ángeles altísimos, que obedezcas estas instrucciones sin tomar partido ni mostrar favoritismo por nadie. Nunca te apresures cuando tengas que nombrar a un líder de la iglesia. No participes en los pecados de los demás. Mantente puro. No bebas agua solamente. Deberías tomar un poco de vino por el bien de tu estómago, ya que te enfermas muy seguido. Recuerda que los pecados de algunos individuos son evidentes, y los llevan a un juicio inevitable; pero los pecados de otros se revelarán después. De la misma manera, las buenas acciones de algunos son evidentes. Y las buenas acciones que se hacen en secreto algún día saldrán a la luz”.
Esas declaraciones se refieren a las exposiciones hechas referente a los ancianos. Tanto en respeto como en exhortación, nadie debería ser favorecido o desfavorecido. Además, podemos aplicar esta declaración a todas las demás situaciones de la vida: en la familia, trabajo, asociación, comunidad. Se debe actuar sin prejuicios, ni parcialidad y sin preferencias. No debemos permitir que la simpatía o la antipatía nos gobierne. Nadie debe ser favorecido o perjudicado.
En ese pasaje, a Timoteo le es llamada la atención, y sería exhortado delante de los cielos, delante Dios, del Señor Jesucristo, y de los ángeles escogidos, a no permitir que apariencias lo influenciaran. “En presencia de Dios” enseña que el propio Dios juzga sin acepción de la persona juzgada. “Y de Cristo Jesús” nos recuerda que Él nunca consideró diferencias entre quien tiene reconocimiento y quien no lo tiene. La expresión “y de los ángeles altísimos” nos recuerda de que había ángeles que no se dejaron engañar por Satanás, sino que se sometieron a la voluntad de Dios. Cuántas veces somos influenciados en nuestras decisiones, en nuestras actividades, hasta en nuestras oraciones, por nuestros sentimientos de antipatía o de simpatía. Vivimos en una sociedad que tiene sus favoritos. “Alguien me agrada, va con mi modo de pensar, y estoy de su lado”. Mientras otros son simplemente descartados, esa persona es enaltecida. Todo eso no es apenas equivocado delante de Dios, sino que delante de toda congregación, pues lleva rápidamente a la formación de partidismo, y es una de las razones para esas exhortaciones tan serias.
El verso 22 del capítulo 5 de 1 de Timoteo, como ya leímos dice: “Nunca te apresures cuando tengas que nombrar a un líder de la iglesia. No participes en los pecados de los demás. Mantente puro”. La exhortación de no imponer las manos precipitadamente busca evitar que alguien asuma demasiado temprano un cargo en alguna función. La imposición de manos, entre otros, es utilizada en la ordenación de un cargo o función espiritual. Ese gesto servía para la transmisión y el reconocimiento público de ese cargo o función. Existen ejemplos en la Biblia, como el nombramiento de los diáconos y el envío de Pablo y Bernabé. Para las funciones de liderazgo, no debe ser elegida una persona que sea nueva en la fe. Es necesario que haya pasado por un periodo razonable de prueba, y debe llenar los criterios mencionados en 1 Timoteo 3:1-13; Tito 1:5-9; y 1 Pedro 5:1-4.
Jamás deberá haber tolerancia ni liberalidad en trato con el pecado, serle amistoso o ser superficial con casos que envuelvan pecado Cuando manifestamos públicamente el reconocimiento a una persona imponiéndole las manos, y así identificándonos con la misma, instituyéndola en un cargo, así también nos hacemos culpables si esa persona nombrada antes de tiempo, y, posteriormente, demuestra ser un falso maestro o una persona inapropiada para el desempeño de aquella función. “Mantente puro.” Esta frase resalta una vez más que todo cuidado es poco. Por eso no es aconsejable que una persona asuma un puesto de responsabilidad en relación a una función espiritual, sin ser previamente examinada, pues en algunos casos, los pecados ocultos son detectados solamente más tarde. También las buenas obras deben recibir análisis similares.
Resumiendo, el texto al que comenzamos refiriéndonos nos enseña que personas responsables son insustituibles en las actividades de la iglesia y, por eso, necesitan ser escogidas con mucho cuidado y dedicación. Por esa razón, hay que estar atento cuando se está en búsqueda de alguien así; observar muy bien, y al encontrarlo, ponerlo a servicio del Reino. Sin embargo, simultáneamente hay que tener un cuidado muy especial pues la responsabilidad es grande. La elección no debe ser influenciada por preferencias personales, sino que las directrices bíblicas necesitan ser aplicadas.