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Autor: Norbert Lieth

Existen muchos temas sobre los que Pablo enseña a Timoteo a tener en cuenta en esta primera epístola, pero no todas ellas son externas. El trato con uno mismo es una parte importante dentro de lo que se debe tener especial atención.


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PE2752- Estudio Bíblico
La primera carta a Timoteo (18ª parte)



El trato con uno mismo

En este encuentro, nos enfocaremos en el Trato con Uno Mismo, de acuerdo a las indicaciones que Pablo realiza Timoteo. Dice 1 Timoteo 6:11 y 12: «Pero tú, Timoteo, eres un hombre de Dios; así que huye de todas esas maldades. Persigue la justicia y la vida sujeta a Dios, junto con la fe, el amor, la perseverancia y la amabilidad. Pelea la buena batalla por la fe verdadera. Aférrate a la vida eterna a la que Dios te llamó y que declaraste tan bien delante de muchos testigos. Las palabras pero túy el pasaje de 1 Timoteo 3:15, que dice: para que, si me retraso, sepas cómo deben comportarse las personas en la familia de Dios. Esta es la iglesia del Dios viviente, columna y fundamento de la verdad, demuestran la manera personal en que la Palabra de Dios se dirige a todos nosotros. No podemos descuidarnos de ninguna de sus exhortaciones para nuestra propia vida.

Por un lado, somos exhortados a cuidar de la enseñanza pura en la Iglesia, y oponernos a las influencias externas. Por otro, necesitamos vigilar para no ser atraídos por tendencias profanas. Timoteo es exhortado a practicar las alternativas espirituales en vez de caer en las trampas de las falsas doctrinas, y de envolverse con pensamientos materialistas. En nuestra vida, aparecen tentaciones de todas las especies, de las cuales no logramos librarnos fácilmente a través de la oración, sino que requieren verdaderas acciones de huida. Como dice 1 Timoteo6:11: Pero tú, Timoteo, eres un hombre de Dios; así que huye de todas esas maldades. Persigue la justicia y la vida sujeta a Dios, junto con la fe, el amor, la perseverancia y la amabilidad”. Son esas seis características que tienen valor espiritual, y producen frutos que de verdad enriquecen a las personas con aquello que ellas realmente necesitan, promueven ganancia para la eternidad, y al contrario de lo que sucede con los bienes materiales, pueden ser llevados de ese mundo. Timoteo es exhortado personalmente a luchar por eso y a apoderarse de lo mismo.

Leemos en 1 Timoteo 6:12: Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos. La jornada de la fe no es un simple paseo. Es una lucha constante, una acción continua de entrenamiento, una búsqueda por el progreso. Hay una meta delante de los ojos a ser alcanzada. En la jornada de la fe debemos esforzarnos de la misma manera como lo hacen los atletas que luchan constantemente para mantenerse en buena forma, y concentrarse en lo esencial, manteniéndose distantes de aquello que los perjudica, con el objetivo de alcanzar la meta. Leemos sobre esto en 1 Corintios 9:25: Todos los atletas se entrenan con disciplina. Lo hacen para ganar un premio que se desvanecerá, pero nosotros lo hacemos por un premio eterno”. Pablo también practicó lo que le enseñó a Timoteo: aplicó la Palabra personalmente en su vida, persiguió la meta, y combatió la buena batalla de la fe hasta el final de su vida. En 2 Timoteo 4:7 dirá: He peleado la buena batalla, he terminado la carrera y he permanecido fiel”.

Volviendo a 1 Timoteo 6:12 leemos: Pelea la buena batalla de la fe; haz tuya la vida eterna, a la que fuiste llamado y por la cual hiciste aquella admirable declaración de fe delante de muchos testigos. Debemos apropiarnos y aplicar aquello que ya tenemos por ser personas renacidas: la vida eterna. Timoteo ya estaba convocado para la vida eterna y no solo llamado. Ya había confesado su fe, y ya era poseedor de la vida eterna. La intención de Pablo era incentivar a Timoteo a aplicar en su vivir diario esa vida nueva concedida a través del Espíritu Santo. Es posible que poseamos cosas pero sin hacer uso de las mismas, como por ejemplo: aparatos electrodomésticos, medios locomotores, herramientas, computadoras, calificaciones. Mi tío tenía un automóvil que casi no usaba porque no era apto para manejarlo bien.

Poseer la vida eterna es algo que se hace por fe, debemos experimentar lo que nos ofrece. Debemos aprovechar la oportunidad, aplicarla, utilizarla. Un cristiano puede tener la vida eterna, sin experimentar en su diario vivir todo lo que eso significa, lo que nos proporciona en bendiciones, bienestar y transformación. Por eso, en mi opinión, “echar mano de la vida eterna” debe ser considerado como “buscar y pensar en las cosas de lo alto.” Colosenses 3:1-4 dice: Ya que han sido resucitados a una vida nueva con Cristo, pongan la mira en las verdades del cielo, donde Cristo está sentado en el lugar de honor, a la derecha de Dios. Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra. Pues ustedes han muerto a esta vida, y su verdadera vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo –quien es la vida de ustedes– sea revelado a todo el mundo, ustedes participarán de toda su gloria.

1 Timoteo 6:13-16 dice: Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén«. Timoteo no debía perder de vista la realidad de que Dios seguía en el comando, y es Señor sobre la vida y la muerte. En el final de todo, todas las personas serán resucitadas por el poder de la Palabra de Dios, y cada una de ellas será responsable por sus actos delante de Él. Por eso, no hay razón para temer a los hombres, sino a Dios, y es por eso que Pablo menciona la piedad cuatro veces en el capítulo 6 en los versos 3, 5, 6 y 11.

Servimos a un Dios que vivifica todo, por eso es tan importante que confesemos nuestra fe a Él y a los demás. Todos los señores poderosos pasarán, todas las decisiones políticas se disolverán, todo obstáculo a la fe bíblica desaparecerá. Feliz es aquel que se dedica de manera rígida a cumplir los mandamientos de Dios, y vive de acuerdo a ellos. El mismo Pablo compareció sin temor delante de Félix, Festo y Agripa, y les pidió que fuera enviado a Roma, a fin de dar testimonio de Jesucristo delante del emperador con denuedo. Pablo no se intimidó delante de los principales de ese mundo porque sabía de la existencia de Alguien todavía superior.

Jesús, en la hora más difícil de Su vida testificó que era el Rey y Mesías, sin detenerse delante de Pilatos. En Juan 18:37 vemos que:     “Pilato le dijo: –¿Entonces eres un rey? –Tú dices que soy un rey –contestó Jesús–. En realidad, yo nací y vine al mundo para dar testimonio de la verdad. Todos los que aman la verdad reconocen que lo que digo es cierto . En ningún momento, Jesús dejó de confirmar públicamente aquello que Él es, para lo que fue puesto, y el significado de Su reino. Con ese testimonio, el Señor Jesús es nuestro mayor ejemplo para que nos mantengamos firmes a Su Palabra, y para que testifiquemos con valor, a pesar de que eso nos pueda llevar a un juicio. La Palabra de Dios necesita ser mantenida y guardada sin mácula. Nada le debe ser omitido ni añadido a ella. Nada debe ser escondido o interpretado de modo diferente hasta el Regreso de nuestro Señor Jesucristo. Jesús regresará, y Timoteo entonces ya fue exhortado a vivir con su mirada en eso, esperando por eso, y actuando en ese sentido.

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