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Autor: Ernesto Kraft

En el estudio de la vida de Moisés, vemos cómo en un momento crucial de su Llamado, la fe volvió a jugar un papel importantísimo. No solo para su preservación, sino para todo el Pueblo de Dios.


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PE2765- Estudio Bíblico
Héroes de la fe (10ª parte)



Moisés III

Querido oyente, permítame preguntarle, ¿En qué se apoya usted? ¿En el dinero que ahorró? ¿En la aprobación de las personas? ¿En su experiencia o inteligencia? ¿En palabras consoladoras como “esperamos que todo dé positivo”? La Biblia nos dice en Jeremías 17:5 y 7: “Así ha dicho Jehová: maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová -pero- Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová”. Moisés fue instruido en la más alta sabiduría de los egipcios, pero se apoyó en el Dios invisible. Parecía un mal negocio, condenado al fracaso. Necesitamos de Jesús en nuestra vida. Nuestra vida debe orientarse por aquello que Dios es y dice. ¡Quien se apoya en Él jamás será avergonzado! Cuanto menos miremos hacia nosotros mismos y las circunstancias, enfocando nuestra mirada en Dios, que es invisible pero presente, más nos volveremos fuertes y resistentes al enemigo. Cuando miramos a Jesús nos volvemos llenos de valor, renovados y nos gozamos.

Salmos 34:5 dice: “Los que miraron a él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados”. Si miráramos más a Jesús tendríamos menos problemas con otras personas, con envidia, celos o arrogancia. Cuando miramos hacia nosotros mismos, terminamos tristes o hasta deprimidos. Cuando miramos hacia los demás, acabamos decepcionados. Pero cuando miramos a Jesús y nos afirmamos en Él, tenemos alegría y confianza para seguir adelante, a pesar de los ataques del enemigo. En Juan 20:20b: “Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor”.

Hebreos 11:28 dice: “Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos”. Sacrificar un cordero y pintar los dos postes y el dintel de las puertas con esa sangre del animal para protegerse contra el ángel de la muerte, era un acto de obediencia y de fe. Los egipcios muy probablemente se burlaron de los israelitas en esa hora y confiaron en las fuertes cerraduras de sus puertas, pensando: “Aquí nadie entra”. Pero ese relato enseña verdades profundas: el esfuerzo y el poder humano en la tierra son incapaces de protegernos o de salvarnos. ¡Solamente la sangre de Jesús puede hacerlo!

El faraón probablemente tenía portones reforzados en su palacio, guardados por soldados armados. Quien quisiera hacer cualquier mal al hijo del rey tendría que superar los obstáculos. Nos parece totalmente seguro, ¿cierto? Pero así piensa el incrédulo. Sabemos que todas esas precauciones y el poder del faraón no impidieron que la muerte entrara en su casa. El ángel de la muerte no pudo ser detenido. ¿Cuál era el único poder que podría haberlo impedido? Donde hubiera sangre visible en los lados y en el dintel de las puertas el ángel pasaba y no entraba.

La única señal capaz de ayudar al ser humano es la “señal de sangre” que nos libra de la muerte eterna. No hay salvación sin la sangre del Cordero. Si hubiera otro camino, el derramamiento de la sangre de Jesús y Su muerte no serían necesarios. No son ni nuestro esfuerzo ni nuestra capacidad personal los que nos ayudan, sino la obediencia a la Palabra de Dios es que nos trae liberación y seguridad total. La cuestión no era el tipo de persona que se encontraba detrás de la puerta, ni si era alguien inteligente o exitoso. La única cosa que importaba era si había sangre en el marco de las puertas. No importaba si la persona era débil o enferma: lo importante era realizar el acto de obediencia. Solamente tenemos paz cuando vivimos por la fe y nos apoyamos solamente en la obra consumada por Jesús.

La “sangre visible” esa era y sigue siendo la única condición. ¿Ya llegó la sangre de Jesús a ser su única inspiración y fuerza, o usted todavía se esfuerza en vano para agradar a Dios? Cuando confiamos en la sangre y en la obra de Jesús, la paz regresa a nuestra vida. En ese sentido, también debemos aprender a santificarnos en Jesús, y no en nuestros propios esfuerzos. Como está escrito en 1 Corintios 1:30-31: “el que se gloría, gloríese en el Señor”. Qué gran razón de alegría es para nosotros la obra de la sangre de Jesús, suficiente en toda y en cualquier situación. ¡Qué gran felicidad es ser salvo por Tu sangre, Señor!

Hebreos 11:29 dice que: “Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados”. La fe no debe ser ejercida solamente los domingos, sino necesita acompañarnos en todas las situaciones de la vida. El pueblo de Israel fue rescatado por la sangre, pero solamente logró mantenerse en esa condición por medio de la fe. Necesitamos salir del cristianismo meramente dominical y vivir una vida de fe en todos los momentos de nuestra vida. La experiencia de los israelitas en el mar Rojo también fue una prueba y escuela de fe para ellos.

No podemos pensar que, solamente porque estamos salvos, todo sucederá bien y no tendremos más dificultades porque ahora Dios está con nosotros. Eso no es verdad; ¡hasta puede ser que las dificultades aumenten! Pero por la fe podemos superar y vencer las montañas de adversidades. Veamos el ejemplo del pueblo de Israel, que se vio cara a cara con el mar Rojo, con los egipcios encendidos en ira detrás de ellos. ¿Qué hacer ahora? Los que no creían decían lo que encontramos en Éxodo 14:11: “Y dijeron a Moisés: ¿no había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto?”. Sin embargo, el versículo 29 de Hebreos 11 dice que el pueblo cruzó el mar Rojo por la fe – no solamente Moisés, sino todo el pueblo, a pesar de haber sido Moisés el hombre que creyó. Éxodo 14:13-14 dice: “Y Moisés dijo al pueblo: no temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos”. ¡Alégrese si usted tiene alguien en su casa que cree, pues eso le traerá gran bendición! Delante de todos los obstáculos, Moisés dice: “Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos”. Es así que se cree de verdad: no hay nada visible para apoyarse, apenas la promesa de Dios. ¿Es usted parte de aquellos que creen y confían en que el Señor está obrando, o juzga usted y analiza todo con su raciocinio y concluye: “Acabó; todo está perdido”? Crea y confíe que el Señor también puede abrir un camino en medio del mar para usted, llevándolo a experimentar hoy un día en el cual Dios hará milagros. La verdadera fe permanece en silencio y espera la acción de Dios.

Hay decisiones que no pueden ser tomadas solamente por la carne, pues son elecciones que solamente pueden ser tomadas por la fe y por la íntima relación con Dios. ¿Será que tenemos una relación verdadera con Dios o nos basamos en la fuerza y sabiduría humanas? Solamente la fe verdadera salva y experimenta la presencia de Dios. En 2 Tesalonicenses 2:13, Pablo menciona una fe en la verdad. De hecho, hay muchos tipos de fe y creencias que no tienen ninguna relación con la verdad y, por eso, no llevan a una experiencia salvadora. Los egipcios también intentaron cruzar el mar, pero se ahogaron. A pesar de la fe, las personas se pierden por creer que serán salvas por las muchas buenas obras practicadas durante la vida. Sin embargo, sabemos que perecerán si no creyeren en Jesucristo. ¿Practicamos la verdadera fe? ¿Nuestra fe hace Dios actuar? El texto de 2 Corintios 13:5 dice: “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?”.

1 Comment

  1. Elicenia dice:

    Magníficos don estos estudios Enrique nuestra confianza en el señor ,gracias a Dios por este ministerio ,Dios continue bendiciendo ,muchas gracias ,por hombres comprometidos con el señor

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