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Título: Como tratar a personas diferentes (parte 2)

Autor: Sandra Costabel
  TA77

Si has escuchado el programa anterior sabrás que estamos tratando el tema de la discriminación y el trato diferente a tus semejantes. ¿has podido aplicar cambios en tu forma de relacionarte desde el programa anterior hasta hoy? Recuerda que Dios está esperando que seas cada vez mejor y una persona más madura en las cosas espirituales. La Lic. Sandra Costabel, compartirá con nosotros otra sección de su estudio sobre cómo tratar a nuestros semejantes diferentes a nosotros


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A veces juzgamos y hablamos de esos padres que abandonan a sus hijos en establecimientos del estado. Pero ¿no estamos haciendo nosotros lo mismo con el prójimo que Dios nos confió?

¿vive un anciano contigo y no le prestas atención?

¿acaso un discapacitado en tu familia que te da vergüenza?

Escucha: no estás escuchando éste programa por casualidad. Hay un propósito para todo esto. Si has hecho algo mal puedes cambiarlo YA.

En los tiempos de Jesús los diferentes eran expulsados de la ciudad. Hoy no podemos hacer eso, por los derechos humanos, por el qué dirán o porque no nos creemos tan crueles. Así que cauterizamos nuestra conciencia y los expulsamos de nuestras vidas. Pasamos a su lado y no los vemos, nos piden en los autobuses y miramos para otro lado, conviven en nuestras iglesias con nosotros y no los saludamos….en fin…todas esas situaciones que el Espíritu te señala y te indica, pero que nos acomodamos para que el cosquilleo no nos moleste y seguimos adelante.

Comienza mirando en tu familia. ¿cómo es el trato entre las generaciones? ¿estás aislada porque eres mujer? O solterón? O muy viejito? Trata tu también de mostrar que tienes necesidades de comunicarte, de sentirte integrada o integrado. Comparte éste programa con tus parientes a través de internet para que entiendan cómo te sientes.

Pero ánimo, si no consigues nada aún así, Dios te ama profundamente, de eso puedes estar seguro.

Por alguna razón Dios quiso que estuvieras allí donde estás. Tu puedes ser de mucha bendición en el lugar donde te encuentras.

Ser diferente no es pecado. A veces somos diferentes como consecuencia del pecado, otras veces no, somos diferentes porque Dios lo quiso así, pero fíjate en esto: Dios ama al pecador (Tito 3:4), y por él se entregó (Efesios 5:2). El escogió lo más vil y despreciado dice la Biblia (1ª Cor. 1:28). Nos escogió a ti y a mi, así que tenemos un gran valor para Dios y eso es lo más importante.

Debemos ser muy cuidadosos de no juzgar a los demás y sí estar muy agradecidos por el amor de Dios a nosotros, quien no lo merecíamos.

Estudia sobre el tema. ¿Vives con un ciego? Estudia sobre la ceguera. ¿con un paralítico? Estudia sobre eso. ¿tienes algún familiar preso? Invierte tu tiempo en ayudarlos. A veces entramos en el círculo vicioso del temor y la ignorancia. Por temor no queremos ni tocar el tema, entonces no aprendemos y al no formarnos ni saber del tema, más temor tenemos.

Tampoco debes sobreproteger al diferente ni tratarlo como si fuera incapaz de todo. El hacer las cosas por nuestros propios medios nos dignifica y por eso debemos ayudar a que ellos se valgan por sí mismos. Eso les hará sentir felices.

Y si no sabes cómo hacer, pregunta. Preguntando se llega a Roma, dicen, y lo tengo muy claro porque mi hijo de 4 años hace por lo menos 2, que pregunta sin parar, y así está aprendiendo todo lo que tiene que saber de la vida. Pregúntale a alguien que sepa de lo que quieres saber.

Haz que quienes te conocen glorifiquen a Dios porque ven en ti su mano bondadosa. Siendo un hijo de Dios, no muestres un lado tan áspero. Debemos reflejarle a El, y El no es así.

Trata de ponerte en lugar del otro. Y si luego de estudiar y ejercitarte has aprendido suficiente, por favor, cuéntales a otros lo que has aprendido.

Y ten cuidado de no acusar de endemoniado a todo raro que se te cruce por ahí, éste es un tema muy delicado y que requiere de mucho discernimiento. A veces se han cometido errores irreparables por acusar ligeramente a alguien de llevar el demonio en el cuerpo.

A veces Dios usa más a los enfermos de lo que te usa a ti para bendecir a otros. Así que cuidado con el dedo acusador.

Jesús dijo que aquel que hiciera tropezar a uno de esos pequeños, mas le valía atarse una piedra de molino en el cuello y tirarse al mar (Lucas 17:2), así que examinemos cuidadosamente nuestra actitud hacia los demás.

He observado que los niños, menos prejuiciosos son más espontáneos entre sí y aceptan a un compañero discapacitado con mayor naturalidad y solidaridad. Proporcionalmente a su crecimiento, empiezan las burlas y el caparazón de aislamiento para sacar de mi vida al diferente.

Los marginados, por la razón que sea, también están marginados de las iglesias. Vamos entonces a alcanzarlos con el mensaje del evangelio. Porque de alguna manera son no alcanzados. Y fíjate qué «casualidad», en Lucas 4:18, Jesús leyendo Isaías dice: «El Espíritu del Señor está sobre mi, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, y poner en libertad a los oprimidos,..» Vaya!!! Ellos son los que tienen que recibir el mensaje y no se lo estamos dando….porque son diferentes a nosotros…..(vaya excusa).

Llévales el mensaje!! Vamos!! No te dé miedo tocarlos!! Jesús los tocó también (Mateo 8:3).

Recuerda: Puedes preguntar cómo hacerlo, pero hazlo.

Saquemos a los marginados de los escondites, para que vean la luz.

Recuerdo en la zona donde me crié. Se dice que es la zona con más discapacitados del país, ya que se establecieron allí colonias hace muchos años y se casaron entre parientes, trayendo una serie de consecuencias congénitas. ¿sabes qué? NUNCA VI UNO.

Están escondidos en sus casas.

Saquémoslos de sus escondites, para llevarles la luz.

Tratémoslos como a cualquiera. Necesitan afecto como cualquiera, necesitan aprender como cualquiera y oportunidades como cualquiera.

Necesitan que les expresemos amor genuino y no lástima.

Necesitan ser aceptados como son.

Seguro que hay algo que hacen muy bien. Descúbrelo. Nosotros también necesitamos descubrir esa faceta en nosotros.

Invítalos a tu iglesia y hazlo sentir como en casa.

Comparte ésta temática en tu iglesia, otros necesitan aprender y reflexionar sobre éste tema.

Cada uno es único. No nos vamos a contagiar por ser amigos de aquellos diferentes a nosotros.

Conozco una niña con parálisis cerebral que estuvo tanto tiempo en un hogar de discapacitados, que el día que logró irse con su familia no se pudo adaptar. Simplemente había perdido la habilidad natural de vivir en familia y recibir afecto. Se había acostumbrado a ser parte de una gran masa de niños discapacitados, atendidos por funcionarios apurados que solo tenían para dar el cumplimiento en su trabajo.

Que no nos pase como a la familia de ésta niña. No sea que cuando vayamos a hablarle a alguien de Cristo ya no pueda ni quiera escuchar por haber estado mucho tiempo cerca nuestro sin haber oído nunca hablar de El.

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