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Continuamos repasando algunas de las enseñanzas que sacamos de las entrevistas del año trascurrido. En esta ocasión nos enfocamos en la temática de la economía familiar y los emprendimientos, acompañadas de Martín Fahradjian, Laura Ballesté y Catherine Vaz. ¡No te pierdas de estos fragmentos de entrevistas que nos recuerdan cosas muy importantes!


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EA1064 – Entre Amigas –
Para recordar al comenzar el año (2ª parte)



Entrevista a Martín Fahradjian, Laura Ballesté, Catherine Vaz

Victoria: ¡Bienvenidas, queridas amigas! Es un gusto estar con ustedes nuevamente. Hoy vamos a estar repasando algunas de las cosas que estuvimos aprendiendo durante el año pasado, comenzando por la temática de la economía doméstica, para recordar lo que hablábamos con Martín Fahradjian, un querido amigo que además es colaborador en los programas, que se nota que le gusta el tema de las finanzas, el tema de la economía dirigida, sobre todo, al ámbito familiar, pero también al ámbito comercial. Estos conceptos los ha compartido con nosotras, ya sea para una familia, para una persona que quiere emprender, así que ahora vamos a escuchar algunos de los consejos que tiene para nosotras.

Martín: es un gusto poder compartir este tiempo Entre Amigas, a pesar de ser hombre, y poder compartir algunos principios que está bueno tener en cuenta en estos momentos que estamos transitando tal vez difíciles en la economía, pero está bueno tener principios y reglas que nos ayuden a manejar mejor nuestros recursos. Nosotros trabajamos en lo que son las finanzas personales/familiares porque hay mucha gente que vive sola, hay muchas jefas de hogar, hay algunos jefes de hogar y hay familias conformadas por un papá, una mamá e hijos. Pero en todos los casos, ya sea que vivas solo, en un hogar monoparental, ya sea una familia con dos padres, en todos los casos se necesita el manejo de las finanzas.

El manejo de las finanzas no es más que ser consciente de lo que uno recibe, saber también lo que uno tiene como compromiso de gasto, y poder equilibrar esas dos fuentes. Porque yo siempre digo que las finanzas personales y familiares, hasta las finanzas de un país se resumen en dos números y con matemática básica: ingresos menos egresos tiene que dar un número positivo. Entonces, siendo tan fácil, siendo una cuenta matemática de suma y resta, ¿por qué a veces a los seres humanos nos cuesta tanto poder manejar esos recursos? Eso es lo que trabajamos y tratamos de ayudar a la gente para que puedan tener el control sobre esos recursos, tener el control sobre lo que reciben, y, como siempre digo, no que el dinero te tenga a vos, sino que vos tengas el dinero. Que vos seas el que maneja esos recursos con sabiduría, con inteligencia, con pensamiento, con decisión. A veces el dinero como que nos encierra y los trastornos de dinero traen trastornos de todo tipo: de salud, familiares, vinculares, etc. Es muy importante el manejo de las finanzas personales y familiares.

Una buena costumbre es tener papel y lápiz, anotar siempre lo que gastamos, y de esa manera uno por lo menos empieza a tener control. No es solo anotar lo que uno gasta, sino que siempre decimos que es mejor gastar lo que uno anota. ¿Cuál es la diferencia? Que cuando uno anota lo que gasta, tiene el dinero y va gastando de acuerdo con las cosas que surgen. Cuando uno gasta lo que anota, o sea, cuando uno presupuesta y de acuerdo con ese presupuesto gasta, uno tiene el control sobre el dinero.

Por eso, a esas jefas de hogar a quienes yo admiro mucho, les quiero transmitir estas herramientas que van a hacer que esos recursos que ellas tienen se luzcan aún más. Y de esta manera, practicando estas herramientas sencillas y básicas, puedan ver que todos sus esfuerzos se vean reflejados en el transcurso de la vida. Entonces es importante entender bien lo que recibimos, separar los gastos fijos, y lo que sobra de eso dividirlo en 4 para que cada semana podamos tener el mismo monto para cubrir aquellas cosas cotidianas.

Victoria: Martín, me acuerdo de que cuando conseguí mi primer trabajo y empezaba de a poco a entender cómo manejar las finanzas personales, a mí me asustaba mucho tener una tarjeta de crédito.  Yo no quería tener una tarjeta de crédito porque tenía miedo de endeudarme. Y después me pasó que elegí usar una tarjeta de crédito para ciertos gastos y me di cuenta de que va mucho en el comportamiento de cada uno, que es una herramienta tan válida como otras, solo que quizás un poquito más peligrosa. ¿Recomendás tener una tarjeta de crédito?

Martín: Es exactamente lo que vos decís, Victoria. Es una herramienta, y como toda herramienta no es ni buena ni mala en sí misma, sino que depende mucho de quién la usa. Por ejemplo, el otro día vinieron unas personas a cortar un árbol en mi casa. Tenían una motosierra, tenían un arnés atado a una parte del árbol, y en pocos minutos tres personas cortaron el árbol y se fueron. Ahora, si yo agarro esa motosierra e intento hacer lo mismo, lo más probable es que me caiga, que me lastime, que no sepa ni cómo prenderla, que me corte, etc. Entonces, ¿podemos decir que la motosierra es mala? No, simplemente agarré una herramienta que no puedo manejar. ¿Cuál es la diferencia entre esa herramienta, la motosierra, con la tarjeta de crédito? Que la tarjeta de crédito, en tiempos pasados, era algo que les daban a personas específicas. Vos tenías demostrar solvencia económica para tener la tarjeta, debías tener dinero en el banco, tenías que dejar dinero a plazo fijo como garantía, entonces no era cualquier persona que tenía tarjeta, sino una persona que tenía cierta solvencia. Esa solvencia demostraba que la persona tenía buenos ingresos, que era prolijo en la administración, y que entonces podía tener una tarjeta. Hoy por hoy, las tarjetas de crédito se regalan por todos lados. Ahí es cuando cada uno debe evaluarse y pensar “¿yo puedo tener una tarjeta de crédito?”.

Conozco comerciantes que en otro momento han tenido chequeras y las devolvieron porque no las sabían manejar. No es que el cheque fuera malo, sino que ellos no lo podían manejar.

Ahora le hablo directamente a las mujeres que nos están escuchando: Si vos, conscientemente, pensás que puede ayudarte la tarjeta para ordenar las finanzas o para darte algún beneficio de algún tipo, perfecto. Ahora si tenés una tarjeta y en lugar de ayudarte te perjudica y te endeuda más, la tenés que devolver hasta que aprendas, o devolverla para siempre. No está mal no tener tarjeta de crédito, tampoco. Es un instrumento más. Si lo podés tener, fantástico, si no, no pasa nada.

Victoria: Lo mismo con los préstamos.

Martín: Lo mismo con los préstamos, exactamente. Los préstamos son más complejos todavía.

Victoria: ¿Los recomendás? ¿O no?

Martín: Bueno, el tema es que la tarjeta de crédito es una herramienta, y el crédito es otra herramienta. Ahora, el crédito al consumo es algo que conceptualmente no está bueno. Si vos tenés que pedir dinero para poder comprarte algo que seguramente no sea tan imprescindible, y el pedir el crédito implica hipotecar tu futuro, porque si no tenés la plata ahora para comparte ese televisor, no sabés si en los próximos 12 meses vas a tener la plata para pagar eso, estás dando por sentado que vas a tener trabajo, que te va a ingresar la misma plata, y que te va a sobrar para pagar ese préstamo. Es muy arriesgado.

Es diferente cuando alguien tiene un crédito para un trabajo. Porque cuando vos pedís dinero para un trabajo invertís ese dinero, lo que te va a generar más, y la idea es que ese dinero pague el crédito y te quede algo para vos. Entonces el crédito es como la tarjeta de crédito. En sí mismo no es ni bueno ni malo. Son herramientas que te pueden servir en determinado momento y herramientas que en algunos casos no son convenientes.

Si queremos resumir lo que estuvimos hablando es: entender claramente lo que ingresa, entender dónde se va nuestro dinero, entre los costosfijos y los variables, tratar de equilibrar esas cuentas, o sea, que esa cuenta de ingresos menos egresos de un número positivo, y de esa manera, poder ahorrar. Hoy hay aplicaciones que sirven para esto y que son gratuitas. Eso te va a ayudar mucho a ordenarte y es fundamental.


Victoria: También, en el año que transcurrió compartíamos con Laura Ballesté acerca de su emprendimiento de repostería, y lo tomábamos como ejemplo, sobre todo con esta situación de la pandemia, porque mucha gente quiso hacer cosas diferentes, dedicarse a otras cosas porque las circunstancias así se lo planteaban o porque era el momento justo para llevar adelante algo que se habían planteado en otra oportunidad pero que, por razones del tiempo, no lo podían hacer. Justamente la pandemia, en algún sentido, fue una excusa para llevarlo adelante.

En el caso de Laura, pudo desarrollar un talento que tenía desde niña y utilizarlo como un emprendimiento, como una forma de tener dinero, de poder sustentarse, así que vamos a escuchar lo que tiene para contarnos. Laura, ¿cómo estás?

Laura: ¡Muchas gracias, amigas, por la invitación a participar en el programa de hoy! La verdad es un enorme placer estar de este lado y poder compartir un poco de lo que es la vida. En este caso les voy a contar de un emprendimiento de pastelería artesanal, que nació en mi corazón hace muchos años. Cuando una muy pequeña siempre miré a mi mamá, que era la que siempre hacía los pasteles en mi casa y hacía cosas hermosísimas para mi cumpleaños, para los cumpleaños de los amigos, para papá, y siempre la miraba, aprendía de ella y me encantaba. Desde muy chica siempre era yo quien hacía las tortas también para nuestro hogar, ya cuando tenía 14 o 15 años mi madre me había pasado ese trabajo a mí y era yo quien me encargaba de eso. Siempre me encantó. Los años pasaron y amigos, conocidos que se casaban, que tenían un cumpleaños, me pedían un pastel. Así fui también desarrollando mi experiencia porque surgían las cosas más variadas en esos pedidos.

Con el tiempo, cuando nos íbamos a casar con quien ahora es mi esposo, Esteban, antes de casarnos yo tenía mi trabajo, él tenía el suyo, pero como siempre antes de una boda se precisan ingresos extra. Así que pensando en lo que podíamos hacer para generar un pequeño ahorro, simplemente por probar, Esteban me dijo: “¿Y por qué no probás poner un aviso en internet y ves si sale algo de pastelería?” Y bueno, así es como nació lo que yo le llamo la primera etapa de Le Panier, que duró nada más que tres meses, antes de nuestra boda. En ese tiempo se vendió muy bien, fue una experiencia muy linda, porque nunca había probado y me sorprendí muy gratamente.

Le Panier se terminó en ese momento, porque la idea era que fuera algo momentáneo, como para poder generar algunos ingresos extra, así que suspendimos. También preparé el pastel de mi boda, que siempre fue un sueño, desde muy pequeña siempre dije que yo quería hacer mi propio pastel de bodas, y así fue. Pasaron tres años desde ese momento, y ahora, hace unos cuantos meses, en medio de la pandemia, quien era mi jefe en mi trabajo fijo se jubiló y a partir de allí me quedaba, en teoría, sin trabajo, y por lo tanto había muchas opciones a las cuales recurrir. Y con mi esposo vimos que ese era un momento de quiebre, teníamos que pensar bien qué camino tomar porque era un momento de inflexión. En ese momento mi esposo me animó a que volviera a emprender con el tema de la pastelería, que ya había tenido una mini experiencia muy linda. Y bueno, fue así como arrancó, a través de las redes sociales empezamos a hacer publicaciones.

Es maravilloso porque la pastelería conjuga dos pasiones: La cocina y las artesanías. Es comida mezclada con arte, entonces es realmente maravilloso. Es bastante desafiante, porque emprender es algo que nos lleva a tener que confiar mucho más en Dios, porque cuando uno tiene un trabajo fijo normalmente tiene un horario fijo, un sueldo fijo, muchas cosas que están en su lugar, por decirlo de alguna manera. Y al momento de emprender es como que uno queda “a la deriva”. No tenemos un salario fijo, no tenemos un horario fijo, no tenemos nada. Es como que uno está de este lado de la pantalla, porque en mi caso trabajo de la web, con las manos vacías. Es como que estamos completamente a expensas de que Dios nos sostenga, de que nos ayude a manejar los tiempos, a confiar en la llegada de los clientes, en los ingresos, realmente es un desafío muy grande y que, por lo menos para mí, pasa más por la fe que por otra cosa. Pero es una experiencia con Dios que realmente es muy linda también. Y creo que esa es una de las grandes cosas que nos anima a emprender, saber que no estamos solos, sino que Él está detrás de nosotros sosteniéndonos y que Él es el primero que vela por nuestro hogar y por nuestra familia, mucho antes que nosotros. Las fuerzas no provienen de nosotros, sino que es Él el que está ahí cuidando de nosotros y de nuestro hogar.

El emprender nos da la oportunidad de tener un encuentro cara a cara con nuestros clientes, de poder tener ese producto final, hecho con nuestras manos, de tener el trato con las personas, y es realmente muy lindo porque nos da muchas oportunidades de demostrar a Cristo a través de nuestras vidas.


Victoria: Otra de las entrevistas que compartíamos en 2021 era con Catherine Vaz, que nos estuvo contando un poquito acerca de cómo ella trabaja con la Alta Costura, y también cómo, desde esa actividad, puede enseñarnos acerca del diseño de Dios. Así que vamos a escuchar lo que nos contaba Catherine.

Victoria: Le damos la bienvenida a Catherine Vaz, que nos va a estar acompañando en el programa de hoy. ¿Qué tal, Catherine? ¿Cómo estás?

Catherine: ¡Hola! Muy bien, muchas gracias por la invitación. Bueno, mi nombre es Catherine, como dijiste, estoy casada hace muy poquito, casi un año, pero todavía no, soy estudiante de magisterio, estudio primera infancia, y también me dedico a la alta costura.

Victoria: Bien, sobre este tema, sobre la alta costura, vamos a basar esta entrevista, vamos a estar profundizando un poco más. ¿Cómo surge tu conexión con la costura?

Catherine: Tengo el recuerdo que desde niña me encantaba coser. Tenía una maquinita chiquita que me habían regalado y siempre la usaba, cosía y le hacía vestidos a mis muñecas, que es lo que más me gustaba. Después de grande intentaba hace alguna que otra cosa, más que nada para mí, para probar a ver si me salía, pero era un pasatiempo, no era algo que veía a futuro, como para poder estudiar o algo de eso.

Victoria: ¿Y cómo comienza, entonces tu desarrollo de lo que es la costura como tu trabajo?

Catherine: Bueno, en el 2016 comencé a estudiar en la UTU, estudié Corte y Confección un año entero, donde aprendí todo lo básico. A partir de ahí comencé a hacer arreglos, principalmente entre mi familia. Cambiar cierres, achicar pantalones o blusas, todo ese tipo de trabajos.

Victoria: Claro, cosas que siempre se necesitan, ¿no?

Catherine: Exacto, siempre hay algo para arreglar. Comencé por eso, y por unos amigos, que después por el boca a boca se fue dando de que había alguien que cosía, y ahí lo fui tomando más como un trabajo. Era un ingreso más y una oportunidad para llegar a otras personas.

Victoria: ¿Cuál ha sido el trabajo más desafiante que has tenido? ¿Y tus trabajos preferidos? ¿Cuáles son?

Catherine: Vestidos. Me encanta confeccionar vestidos, no importa de qué. Me gustan más los de novia, pero todos los vestidos, es lo que más me gusta.

Victoria: Hablábamos hace unos minutos, fuera de aire, acerca de los vestidos de novia y de algo muy particular que te pasa a ti y que lo sentís y lo vivís de esa forma, que tiene que ver justamente con los vestidos de novia y con el matrimonio. ¿No?

Catherine: Sí, eso comentábamos en cuanto a los vestidos de novia, que hoy en día quizás es un poquito más difícil ve personas que se casan, que toman esa decisión de contraer matrimonio. Quizás antes era algo más común, pero hoy en día no es tan ahí. Si bien conviven, viven juntos o lo que sea, no es lo mismo, porque Dios en su Palabra nos habla de lo importante que es formar una familia. Como dice en Génesis, “Dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. O sea, formar una familia. Para mí eso es super importante, y es muy lindo cuando alguien viene y me dice: “Cathy, quiero que me hagas el vestido de novia”. Obviamente que es un desafío, pero es lindo saber que hay personas que toman esa decisión, y también es una forma de obedecer a Dios. Para mí es súper importante también que dentro del matrimonio nuestra mirada esté puesta en Dios. Hay un versículo que dice “Cordón de tres dobleces no se rompe fácilmente”. Y si, dentro del matrimonio, Dios es el centro, creo que ahí es cuando va a estar bien firme ese matrimonio, y no se va a romper tan fácil. Por eso es lindo para mí cuando otras personas vienen y me dicen que se van a casar. Y yo no me arrepiento de haber tomado esa decisión, para mí fue súper lindo, y es súper lindo también el hecho de estar casada y ver cómo Dios a través de mi esposo me moldea a mí, me enseña, me ayuda a crecer también.

Y conectando todo esto con mi trabajo, así como a la hora de trabajar yo tengo que tomar medidas, revisar un molde, diseñarlo, cortar tela, coser, probar, ajustar, trabajar con aguja, que a veces te pinchás, con hilos, todo ese tipo de cosas, creo que muchas veces el matrimonio es así. Estamos en una situación que Dios permitió que así sea, Él lo diseñó así, pero también van a haber momentos en los que van a haber ajustes, van a haber pinchacitos de alguna aguja, que va a doler un poquito, pero que al final, el resultado siempre va a ser algo bueno, siempre que Dios esté en el centro, que ocupe el primer lugar en ese matrimonio.

Victoria: Y también todo ese trato y ese moldear de Dios en la vida nuestra es tal cual, ¿no? Se puede decir que es como la realización de una prenda. Todos esos procesos que tú fuiste nombrando, que fuiste explicando, se puede ver también como Dios en la vida de uno va trabajando de la misma forma.

Catherine: Sí, tal cual. Es así. Y a veces uno no llega a visualizar, a ver todo lo que está pasando o lo que pueda llegar a pasar después, a veces uno tiene miedo del futuro, pero es el hecho de confiar en que Dios fue quien te creó, quien tiene planes para vos, los va a llevar a cabo en su tiempo y en su forma, según su voluntad, y el proceso a veces puede ser doloroso, puede ser que tarde, pero siempre va a ser lo mejor.

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