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Autor: Norbert Lieth

Para la gran tarea de rescatar a los perdidos, Jesús quiere utilizar a personas que ya se hayan dejado rescatar por él, que los redimidos por Su sangre actúen en Su nombre. Cuando tenemos disposición en nuestro corazón y queremos ser utilizados por el Maestro, otros se verán tremendamente bendecidos y nosotros mismos tendremos abundancias espirituales.


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PE2817- Estudio Bíblico
¡En tu nombre! (1ª parte)



¡En tu nombre! Así he titulado el programa de hoy

Estimado oyente, para empezar a tratar este tema, quiero compartir con usted la lectura de Lucas 5:1-6 y 10. Dice así: Un día estaba Jesús a orillas del lago de Genesaret, y la gente lo apretujaba para escuchar el mensaje de Dios. Entonces vio dos barcas que los pescadores habían dejado en la playa mientras lavaban las redes. Subió a una de las barcas, que pertenecía a Simón, y le pidió que la alejara un poco de la orilla. Luego se sentó, y enseñaba a la gente desde la barca. Cuando acabó de hablar, le dijo a Simón: —Lleva la barca hacia aguas más profundas, y echen allí las redes para pescar. —Maestro, hemos estado trabajando duro toda la noche y no hemos pescado nada —le contestó Simón—. Pero, como tú me lo mandas, echaré las redes. Así lo hicieron, y recogieron una cantidad tan grande de peces que las redes se les rompían”.

En cierta ocasión una maestra contaba en la clase bíblica acerca del llamamiento de los discípulos:

– «Pedro fue un simple pescador, pero cuando el Señor lo llamó, abandonó su profesión haciéndose…»

– «­Policía!», intervino un niño

– «¿Policía? ¿Cómo se te ocurre eso?» preguntó la maestra, a lo que el niño contestó:

– «Si lo que Jesús le dijo fue: «desde ahora serás pescador de hombres.»

¿No será que muchos cristianos malinterpretan su llamamiento a ser «pescador de hombres», entendiendo que deben ser policías en vez de personas que guíen a otros hacia Jesús?

Estimados amigos, el llamado primordial de la Iglesia de Jesús y de sus miembros es ganar personas para Cristo, predicar y llevar el evangelio a todas partes. Cualquier otra tarea puede ser interesante e importante y complementaria, pero siempre deberá ubicarse detrás de la primordial. Lo más importante es que la Iglesia de Jesús crezca, que más almas puedan añadirse a diario a la familia de Dios. En base al texto bíblico que citamos al inicio, se nos indica cómo podemos cumplir de la mejor manera con la urgente tarea de la Iglesia.

Necesitamos una carga

En Lucas 2:1 y 2 leemos Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. Cuando el Señor Jesús vio que «el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios’, quedó profundamente conmovido. Por eso buscó, inmediatamente, la oportunidad de llevarles a estas personas la Palabra y miró a su alrededor en busca de una barca.

¿Tienes presente que siempre existe una oportunidad para llevar el evangelio a las personas que se encuentran a nuestro alrededor? Piensa por un momento cuántas oportunidades se te presentan en un solo día para alcanzar a otros con el evangelio. Ya sea a través del reparto de folletos, a través de una visita, durante un encuentro en la calle, en el ómnibus, etc.

La Biblia nos dice que el Señor por amor de Su nombre nos guía por sendas de justicia (Salmo 23:3). Cada oportunidad es una providencia divina para dar testimonio a otros acerca del amor de Dios. A veces, no se necesita mucho para animar al prójimo que se siente desalentado, Proverbios 15:30 dice “La luz de los ojos alegra el corazón, y la buena nueva conforta los huesos”

Querido oyente

  • ¿Estás buscando oportunidades para llevar a tu prójimo la noticia liberadora del Evangelio de Jesucristo?
  • ¿Sientes esa carga?
  • ¿Aún sientes el ferviente deseo de clamar de rodillas al Dios todopoderoso implorándole por la salvación de nuestros familiares, vecinos, compañeros de trabajo y de estudio?

Cuando el Señor se encontraba en el lago Genesaret, las personas verdaderamente estaban pendientes de sus labios, la Biblia dice que “… el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios…” Pero no sólo en aquella época, sino aun hoy en día, que estamos a la puerta del regreso de Jesús, es tiempo de cosecha. No creas que las personas ya no quieren escuchar la voz de Dios. A pesar de que en nuestros días ocurran muchas controversias a través de los medios y de diversas distracciones en el tiempo libre, de todas maneras, debemos ver en nuestro prójimo “la muchedumbre” que se agolpa para escuchar la voz de Dios.

No olvides que toda persona tiene dentro suyo esa búsqueda de la verdad y de la paz completa, por lo cual, consciente o inconscientemente, se agolpa sobre Jesús, que es la verdad y es, o quiere ser, nuestra paz (Juan 14:6, Efesios 2:14). ¿Estás consciente de que cada persona sobre la faz de la tierra necesita a Jesús? Porque sin él, está eternamente perdida por sus pecados. Y no estoy diciendo que comiences a recorrer el mundo anunciando el evangelio, si no mira a tu alrededor…

  • tu compañero o compañera de trabajo,
  • tu vecino que te encuentras cada día al volver a tu casa,
  • la persona que cada día te atiende en el supermercado,
  • integrantes de tu propia familia que todavía rechazan al Señor.

Estás rodeado de oportunidades de compartir el evangelio. La pregunta es ¿estás haciendo la labor que Jesús te pidió que hagas? El hecho de que hoy en día innumerables personas se exponen a tantas corrientes religiosas o místicas, sólo comprueba que se “agolpan” para escuchar la verdad en cualquier parte. ¡Es justamente ahí donde Jesús te quiere utilizar!

El Señor busca herramientas dispuestas

En Lucas 5:1 al 3 leemos Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud”.

Para la gran tarea de rescatar a los perdidos, Jesús quiere utilizar a personas que ya se hayan dejado rescatar por él, que los redimidos por Su sangre actúen en Su nombre. El Señor, aquella vez, estaba parado a orillas del lago para dar el “pan de la vida” a la hambrienta y agolpada multitud. Para llevar su Palabra a la multitud, usó personas y la barca de Pedro, leímos “Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón…”

Has pensado ¿cómo te quiere utilizar el Señor? Tal vez quiere utilizar aquello que nos pertenece. Jesús, por cierto, subió en “una de aquellas barcas, la cual era de Simón pero, entonces, le pidió que “la apartase de tierra un poco”. El Señor quiere utilizar toda nuestra vida, todo lo que somos y tenemos, para que los perdidos puedan ser rescatados eternamente. Pero no obliga a nadie a dar algo, sino que apela a nuestra libre voluntad. ¿Estás dispuesto a apartarte tan solo un poco de tus propias preocupaciones, de tus diversas ocupaciones y proyectos personales para apuntar a lo que Dios quiere que hagas? ¿Quieres presentarte en Su nombre?

Cuando tenemos disposición en nuestro corazón y queremos ser utilizados por el Maestro, otros se verán tremendamente bendecidos y nosotros mismos tendremos abundancias espirituales. Tú eres una de estas “pequeñas barcas” que el Señor de la cosecha quiere utilizar.

Estimados amigos ya no tenemos tiempo de profundizar en algunos aspectos, pero lo haremos en la próxima entrega. Le invito a encontrarnos en el próximo programa y alejarnos de lo cotidiano para acercarnos a lo principal de este relato bíblico. Por lo pronto te dejo con esta pregunta… ¿Estás cumpliendo con el mandamiento del Señor de llevar el evangelio a otros?

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