Dos mujeres, dos legados

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La historia del pueblo de Israel se cuenta principalmente a través de los hombres, especialmente la historia real. Sin embargo, sería insensato suponer que las mujeres no tuvieron ningún impacto o influencia. Se percibe entre líneas, y en algunos casos claramente, el impacto de las mujeres en sus familias.

El nombre de Jezabel, por ejemplo, es famoso por ser una mujer que influyó negativamente en su esposo, el rey Acab, llevando al pueblo por el mal camino hacia todo tipo de idolatría.

Sin embargo, quiero hablar de una de las hijas de esta pareja: Atalía.

Se casó con el rey de Judá, Joram, y mantuvo los hábitos de su madre, siendo una muy mala influencia en su vida y en la del pueblo de Judá.

La propia Biblia relaciona la maldad de este rey con la influencia de esta mujer: «Y anduvo en el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa de Acab; porque tenía por mujer a la hija de Acab, e hizo lo malo ante los ojos de Jehová» (2ª Crónicas 21:6).

Joram, poco después de asumir el trono, hizo matar a todos sus hermanos, junto con algunos otros líderes. Su gobierno fue tan malo que cuando murió, ni siquiera se le lloró.

Atalía siguió influyendo en el reinado de Judá a través de su hijo Ocozías, que a su vez mantuvo las malas costumbres de su padre. Como resultado, sólo reinó un año y fue asesinado. En este punto, la influencia de Atalía adquirió dimensiones sin precedentes en la historia de Israel. Al saber de la muerte de su hijo, ordenó que toda la familia real fuera ejecutada. Así, en contra de todas las instrucciones de Dios, ella misma asumió el trono y reinó durante seis años.

Es necesario detenerse y lamentar el estado de corrupción y apatía de los demás dirigentes de Judá, que no se levantaron para, en primer lugar, defender a la familia real (incluidos varios hijos), y en segundo lugar, enfrentarse a este malvado usurpador.

El final de Atalía se describe en el capítulo 23 de 2ª Crónicas. Lo trataremos en el próximo artículo, pero está claro que esta mujer se dejó llevar por un plan satánico para interrumpir la línea de David, de la que vendría el Mesías, según la profecía (1 Crónicas 17), el que pisaría la cabeza de la serpiente (Génesis 3.15).

Aunque podemos ver la agenda de Satanás, nuestro Dios es soberano y no permite que sus promesas sean negadas. A través de otra mujer, mantuvo el linaje de David. En la misma descripción de la trágica decisión de Atalía, leemos la provisión salvadora de Dios en 2ª Crónicas 22:10-12:

“Cuando Atalía madre de Ocozías vio que su hijo había muerto, tomó medidas para eliminar a toda la familia real de Judá. Pero Josaba, que era hija del rey y esposa del sacerdote Joyadá, raptó a Joás hijo de Ocozías cuando los príncipes estaban a punto de ser asesinados. Metiéndolo en un dormitorio con su nodriza, logró esconderlo de Atalía, de modo que no lo mataron. Hizo esto porque era la hermana de Ocozías. Seis años estuvo Joás escondido con ellos en el templo de Dios, mientras Atalía reinaba en el país.”

No sabemos mucho sobre Josaba, pero sí sabemos que era la hija del antiguo rey y hermana del recientemente fallecido rey Ocozías. Es posible que fuera la hija de Atalía, aunque sus acciones indican un compromiso totalmente diferente. En el versículo 11 tenemos otro dato. Estaba casada con el sacerdote Joyadá (recuerda este nombre, pues este hombre tuvo un gran impacto en este periodo de la historia).

El ambiente en ese momento era extremadamente peligroso. Si la madre del difunto rey no tuvo problema en hacer matar a todos sus nietos y a toda la familia real, ¿qué le impediría matar también a Joseba? Sin embargo, esta mujer tomó a un joven príncipe que aún era un bebé y lo escondió. Como era la esposa del sumo sacerdote, ella y su familia vivían en el recinto del templo.

Durante seis años, durante el reinado de Atalía, esta mujer crio al pequeño Joás. La tradición judía dicta que, hasta esa edad, el niño es principalmente responsabilidad de la madre. No sabemos mucho sobre este hogar. Sabemos que el padre era un sacerdote fiel (hablaremos más de él en el próximo artículo). Sabemos que al menos otro hijo de esta pareja se convirtió en profeta, e incluso pagó con su vida por ello. Es muy razonable suponer que Josaba crio a Joás como si fuera su propio hijo y lo educó en el temor del Señor. Ciertamente, Joyadá también tuvo su influencia, pero el legado de Josaba es innegable.

No creo que tuviera ni idea del alcance de su acto de valor. Lo más probable es que, ante las perversas decisiones de Atalía, se haya rebelado y, tomando al bebé, lo haya escondido, para luego pensar en lo que haría. Una decisión valiente que generó un impacto eterno. El legado de Josaba fue el mantenimiento del linaje de David, confirmando la promesa de Dios a su pueblo.

Los tiempos actuales también son trágicos. Siempre se toman decisiones perversas. Probablemente pocos de nosotros hayamos vivido situaciones tan dramáticas, pero mi oración para mi vida y la tuya es que nuestro legado sea como el de Josaba, que, en contra del sentido común de guardarse a sí misma, actuó y se dejó utilizar por Dios.


Publicado primeramente en Chamada.com.br

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