Preguntas y Respuestas (prog. Nº 446)

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4 abril, 2013
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 Contestamos a la luz de la Biblia la siguiente pregunta:

  • ¿Perdición Eterna?

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PR446 – Preguntas & Respuestas
¿Perdición Eterna?  



Silvia: ¿Perdición eterna? Un amigo de nuestra Obra misionera nos dice lo siguiente: en realidad, siempre encuentro su revista muy valiosa. Pero, lo que leí hace algún tiempo atrás, me dio que pensar. El autor del artículo seguramente escogió los pasajes bíblicos correctos, según los cuales aquellos que rechazan a Jesucristo son echados al lago de fuego. En todo esto, sin embargo, olvidó que grandes partes de la humanidad no rechazan a Dios. Ellos creen en un poder superior, sólo que simplemente no conocen a nuestro Señor Jesús. Antes de convertirme, ¡a mí me sucedía lo mismo! ¿Acaso esta gente, sólo porque no conoce a Jesucristo, será echada al lago de fuego? ¡Eso no lo puedo creer! Dios, nuestro Creador, ¡no puede ser tan cruel! Después de todo, Jesucristo no solamente fue a la cruz por aquellos que en el pasado, en el presente y en el futuro, se han decidido y se deciden por Él, sino que Él fue a la cruz por todos los seres humanos, ¡también por los peores pecadores! ¡Jesucristo tiene misericordia de todos! Lo que es seguro, es que aquellos que Le rechazan conscientemente serán echados al lago de fuego. En esto estoy de acuerdo con usted. Pero, ¿qué sucede con la gente que cree en una deidad diferente? Estoy pensando en los budistas, musulmanes, esotéricos, etc. Después de todo, ellos creen en sus dioses con la misma convicción con la que nosotros creemos en Jesucristo. ¡No tienen la culpa de no haber escuchado nunca de Jesús, nuestro Señor! ¿No sería posible que Jesucristo trasmita las Buenas Nuevas también a aquellos que ya se encuentran en el reino de los muertos? ¡Eso daría una chance a los que nunca conocieron a Jesús! ¡Después de todo, eso mismo hizo Jesucristo cuando, después de Su crucifixión, fue al reino de los muertos!.

Jorge: Deberíamos convencernos de que los pensamientos de Dios sobrepasan nuestro entendimiento y que Su paz es superior a la comprensión humana (Fil. 4:7). Además, debemos entender que nuestro sentir de justicia se ve influenciado por el pecado (Is. 64:5), y que solamente Dios es realmente justo. Es significativo que los vencedores de la Gran Tribulación alaben la justicia de Dios en medio del juico (Ap. 15:3). Cuando la tercera de las copas de ira es vertida en las aguas, el ángel exclama: “…Justo eres tú, oh Señor, el que eres y que eras, el Santo, porque has juzgado estas cosas” (Ap. 16:5; cp. v. 7). Y Apocalipsis 19:2, enfatiza que los juicios de Dios son justos. También es significativo que los condenados a la perdición no levanten ningún tipo de protesta en el Día Final, y que con eso, obviamente, le den la razón a Dios (Ap. 20:11-15).

En la Palabra de Dios, no se encuentra mención alguna de que un ser humano pueda entrar al Reino de Dios sin Jesucristo. Todo lo contrario. La Biblia dice – como lo hace también en muchos otros pasajes – en 1 Juan 5:12: “El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.” Del mismo modo, no existe ninguna mención de que a la gente que está en el reino de la muerte, en el futuro, le sea proclamado el evangelio. Si lo vemos a esta luz, tanto más grande es nuestra responsabilidad de proclamar el evangelio a toda persona, y de hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que esto sea hecho: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Mr. 16:15-16).

En cuanto a las personas que no han escuchado el evangelio, la Palabra de Dios dice que tampoco ellos tienen excusa. Después que el apóstol Pablo expone, en Romanos 1:16-17, que el evangelio es el poder de Dios para la salvación de todo aquel que cree, en el capítulo 1, vers. 20, explica categóricamente que aquellos que no han escuchado el evangelio, aun así no tienen excusa:

“Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.” William MacDonald escribe, acerca de este versículo: “La respuesta a la pregunta ‘¿Qué sucederá con los paganos?’, es la siguiente: Dios se les reveló en la creación, pero ellos no han reaccionado a esa revelación. Por eso, la gente no es condenada por rechazar a un Salvador del cual nunca han oído hablar, sino por no haber vivido de acuerdo a su conocimiento de Dios.”1
Sostenemos que también las personas que aún no han escuchado el evangelio, tienen en la clara “prédica de la creación” (ver también Salmo 19:1-5) un testimonio inconfundible de ese único Dios verdadero y de Sus atributos. Si ellos menosprecian ese testimonio, adorando, por ejemplo, a otros dioses, o convirtiendo a la naturaleza en un dios, no doblegándose ante el Dios verdadero, no tienen excusa.

Sabiendo que el Señor da sabiduría a los honestos (Prov. 2:7), podemos contar con que Él encontrará los medios y los caminos para hacer conocer la salvación en Jesucristo a aquél que Lo busca. Recordemos tan solamente el eunuco de Etiopía, quien buscaba a Dios y ya se encontraba en su camino de regreso. Dios vio la búsqueda de este hombre y le envió al evangelista Felipe (Hch. 8:26ss).

Los atenienses tenían un anhelo de este Dios que sobrepasaba su entendimiento e, incluso, le edificaron un altar; y Dios les envió a Pablo para proclamarles el evangelio de Jesucristo: “porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio”

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