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21 febrero, 2008Rechazo. 2-4
21 febrero, 2008Titulo: Rechazo. 1-4
Autor: John Wilkinson
Nº: PE940
Israel es una nación electa, con un pueblo terrenal y con la tierra de Israel como heredad en este mundo.
Los judíos rechazaron a Jesús como un acto nacional. Así como los pecados nacionales acarrean juicios nacionales, También los pecados individuales acarrean juicios individuales.
La idolatría, fue claramente la causa del rechazo como nación y alejó a Israel de su comunión con Dios.
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Rechazo. 1-4
Al estudiar los cuestionamientos sobre los judíos, es importante distinguir, por un lado, entre lo que es nacional y temporal, y lo que es individual y espiritual por el otro. Al no hacer esta distinción, estimado amigo, muchos cristianos han supuesto que los intereses espirituales del individuo judío hayan sido afectados en forma desfavorable por la caída de la nación; y que durante el período del rechazo de la misma hay muy poca esperanza para la conversión de siquiera alguno de ellos.
Israel es una nación electa, un pueblo terrenal, con Palestina como su heredad en este mundo, y con maíz, vino, frutas y aceite como sus bendiciones terrenales.
Pero no todos en Israel son de Israel, eso quiere decir que no todos los descendientes de Jacob, son dignos del nombre que se le atribuyó a Jacob; Israel. Aún existe una elección espiritual entre la nación de Israel llamada el «remanente escogido por gracia.» Los intereses de la elección de la nación están sujetos al tiempo y son terrenales en su naturaleza; los intereses de la elección espiritual e individual afectan el destino eterno del alma.
Querido amigo, cualquier judío puede convertirse, cualquier cantidad de judíos puede convertirse, porque Dios no ha desechado a su pueblo con relación a sus intereses individuales, espirituales y eternos. Es verdad entonces que la nación de Israel ha caído, pero no para siempre.
La nación judía ha sido «desechada», pero no del todo. No totalmente, porque tenemos un «remanente escogido por gracia»; no totalmente, porque «todo Israel será salvo.»
Los judíos rechazaron a Jesús como un acto nacional. El sanedrín, que representaba a la nación fue el responsable de ese hecho macabro. Los pecados nacionales acarrean juicio nacional, así como pecados individuales acarrean juicio individual. Si hubiera sido posible que un solo hombre ejecutara al Señor Jesús, ese hombre tan solo sería responsable por el acto, pero el rechazo fue un hecho nacional y por consiguiente el rechazo fue nacional.
Sin embargo, querido amigo, nunca se pretendió que este rechazo nacional impidiera la conversión individual, y de hecho nunca lo hizo, sino fuera porque la presente dispensación es para reunir en Cristo a un número limitado tanto de judíos como de gentiles que son los que forman la iglesia, todos los judíos como individuos se convertirían mientras están dispersos, es decir, durante su rechazo como nación.
Por lo tanto, como nación están desechados de Palestina; pero, como pecadores individuales, no han sido cortados de los privilegios y bendiciones del evangelio.
Este rechazo nacional fue predicho aun antes de que las tribus de Israel poseyeran la tierra.
Ahora bien, estimado amigo, comenzaremos a considerar las causas del rechazo de la nación de Israel.
Bien. Estudiaremos ahora la Idolatría. Esto es tan evidente para todos los lectores del Antiguo Testamento que no se necesita más que algunas referencias de las Sagradas Escrituras. Dice en e libro de Deuteronomio «Más aún, todas las naciones dirán: ¿Por qué hizo esto Jehová a esta tierra? ¿Qué significa el ardor de esta gran ira? Y responderán: por cuanto dejaron el pacto de Jehová el Dios de sus padres, que él concertó con ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto, y fueron y sirvieron a dioses ajenos, y se inclinaron a ellos, dioses que no conocían, y que ninguna cosa les habían dado. Por tanto, se encendió la ira del Señor contra esta tierra, para traer sobre ella todas las maldiciones escritas en este libro; y Jehová los desarraigó de su tierra con ira, con furor y con grande indignación, y los arrojó a otra tierra, como hoy se ve.»
Aquí tenemos, querido amigo la historia de lo que sucedió, con la particularidad de que fue escrita cientos de años antes de que sucediera, lo cual nadie sino solo Dios podía prever. Dice la palabra: «No haréis para vosotros ídolos, ni escultura, ni os levantaréis estatua, ni pondréis en vuestra tierra piedra pintada para inclinaros a ella; Porque yo soy Jehová vuestro Dios. Destruiré vuestros lugares altos, y derribaré vuestras imágenes, y pondré vuestros cuerpos muertos sobre los cuerpos muertos de vuestros ídolos, y mi alma os abominará. Haré desiertas vuestras ciudades, y asolaré vuestros santuarios, y no oleré la fragancia de vuestro suave perfume. Asolaré también la tierra, y se pasmarán por ello vuestros enemigos que en ella moren; y a vosotros os esparciré entre las naciones, y desenvainaré espada en pos de vosotros; y vuestra tierra estará asolada, y desiertas vuestras ciudades.»
Este pasaje, una vez más, es la historia escrita cientos de años antes de que sucedieran los eventos, y aún antes de que Israel hubiera entrado siquiera a poseer la tierra.
Tomemos ahora un pasaje gráfico de los Salmos.
«Echó las naciones delante de ellos; con cuerdas repartió sus tierras en heredad, e hizo habitar en sus moradas a las tribus de Israel. Pero ellos tentaron y enojaron al Dios Altísimo, y no guardaron sus testimonios; si no que se volvieron y se rebelaron como sus padres; se volvieron como arco engañoso. Le enojaron con sus lugares altos, y le provocaron a celo con sus imágenes de talla. Lo oyó Dios y se enojó. Y en gran manera aborreció a Israel. Y entregó a cautiverio su poderío, y su gloria en mano del enemigo.» «De su plata y de su oro hicieron ídolos para sí, para ser ellos mismos destruidos.» «Devorado será Israel; pronto será entre las naciones como vasija que no se estima.» «Mi Dios los desechará, porque ellos no le oyeron; y andarán errantes entre las naciones.»
¿Pero por qué citamos pasajes tan largos cuando la doctrina que enseñan es bien obvia para el lector entendido del Antiguo Testamento? Porque muchos cristianos hablan del rechazo de Cristo como la única causa del rechazo de la nación de Israel. De hecho, al judío inteligente se le ha dicho una y otra vez que ésta ha sido la causa de su rechazo. A lo cual él responde: ¿No fueron quitadas de la tierra de Palestina las doce tribus cientos de años antes de que Jesús naciera? ¿Y no es cierto que los pocos miles que regresaron del cautiverio babilónico permanecieron en posesión de su herencia como nación toda una generación después del rechazo de Cristo? Porque la nación no fue quitada de Palestina hasta cerca de cuarenta años después de la crucifixión. Así que éste judío podría preguntar en forma natural: ¿cómo sabes que no fue más que una coincidencia que nuestra nación fue rechazada unos cuarenta años después del rechazo de Cristo?
Concluimos por lo tanto que no es sabio para los cristianos decir que el rechazo de Israel fue causado tan solo por el rechazo de ellos para con Cristo.
La idolatría, entonces, fue claramente la causa del rechazo como nación. Era un pecado muy tremendo contra Dios.
Permitamos que nuestro amigo sea honesto con su conciencia y se pregunte a sí mismo: ¿Soy yo un idólatra? Y no dejemos que se apresure en decir: por supuesto que no, hasta que esté plenamente convencido de que no hay avaricia en él. En la fraseología del Nuevo Testamento Dios dice, «avaricia, que es idolatría.» O también, «Porque ningún avaro, que es idólatra «.
Así como la idolatría alejó a Israel de su comunión con Dios, así también la avaricia apartará a cualquier cristiano de su comunión espiritual con él.
En Segundo lugar, estudiaremos el rechazo de Cristo.
Esta, aunque no es la única causa, es claramente la razón del rechazo como nación. Dos o tres pasajes serán suficientes para probar e ilustrar este punto. Dice la palabra: «Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación. «
Comparemos estos versículos con este otro: «Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo.»
Aquí tenemos al redentor visitando a su pueblo, y la nación le rechazó porque no conocieron el tiempo de su visitación«¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desierta. Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor.»