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21 febrero, 2008Israel, Mi siervo eres tú 2/3
21 febrero, 2008Titulo: “Israel, Mi siervo eres tú” 1/3
Autor: FrediWinkler
Nº: PE1173
Dios ha llamado a Su Mesías, o a Su Ungido, para algo mucho más sublime que solamente ser Salvador de Israel, porque ese habría sido un honor demasiado insignificante para el Hijo de Dios. Él también fue llamado para ser luz de las naciones.
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«Israel, Mi siervo eres tú» 1/3
Estimado amigo, estimada amiga, ¿Sabía usted que a través del profeta Isaías, Dios explicó repetidas veces a Su pueblo que Él lo había elegido como siervo Suyo?. La primera, y especialmente hermosa, declaración de este tipo la encontramos en Isaías 41:8-9: «Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo. Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché.»
En los tiempos modernos quizás ya no se comprenda tan bien lo que significa ser un siervo. En la Biblia, el siervo está subordinado a su señor y le obedece sin condiciones. El siervo siempre tiene en mente el bien de su señor. En vista de la elección de Israel como siervo de Dios, tenemos que decir que la misma traía mucha preocupación para el Señor. En Isaías 43:24 Él se lamenta de Su pueblo diciendo:«… pusiste sobre mí la carga de tus pecados, me fatigaste con tus maldades.»Pero a pesar de eso, el Apóstol Pablo dice sobre la elección de Israel:«Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios»(Ro. 11:29). Si bien el Dios santo en el correr de la historia tuvo que disciplinar a Su pueblo Israel muchas veces, por causa de sus pecados, no anuló su llamamiento y su elección, porque son parte de Su plan de salvación para la humanidad. Por este plan, Él estuvo dispuesto a pagar el precio más alto posible y aun a dar a Su único Hijo. Dentro de ese plan de salvación para la humanidad Israel juega un rol importante, y hasta imprescindible. Por esta razón Dios, incluso, llama a Israel Su siervo.
El Mesías se identifica con Su pueblo Israel.Israel incluso comparte ese título de honor que Dios le dio, «mi siervo», con el Mesías, quien también es llamado así por Dios el Padre. El amalgamamiento de los dos, incluso, es tan estrecho, que en el libro del profeta Isaías muchas veces no es muy claro de cual de ellos está hablando – si del Mesías o de Israel. En Isaías 49:3 tenemos el ejemplo posiblemente más destacado de esto:«Mi siervo eres, oh Israel, porque en ti me gloriaré.»Del contexto, se desprende que aquí no se habla del pueblo de Israel, sino del Mesías como hijo de Israel, a quien Dios ha designado como Salvador de Su pueblo. Este hecho demuestra cuan estrechamente, el Mesías e Israel, están ligados entre ellos, ya que ambos son llamados por Dios siervos suyos. Por esta razón, el texto que dimos como ejemplo se refiere al Mesías como «Israel».
Sin embargo, Dios ha llamado a Su Mesías, o a Su Ungido, para algo mucho más sublime que solamente Salvador de Israel, porque ese habría sido un honor demasiado insignificante para el Hijo de Dios. De acuerdo con Isaías 49:6, Él también fue llamado para serluz de las naciones. Este pasaje, en el cual el siervo de Dios es llamado «Israel», pero en realidad se refiere al Mesías, ha contribuido a que los judíos crean que ellos mismos son llamados a ser luz a las naciones. Esta suposición, sin embargo, es una contradicción en sí misma, porque ¿cómo podría Israel al mismo tiempo ser el siervo que, de acuerdo con Isaías 49:6, debe levantar a Jacob, es decir a sí mismo? En ese texto leemos:«Poco es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra.»El siervo de Dios que traerá a Israel de vuelta solamente puede ser el Mesías, quien también es llamado a ser luz de las naciones. Pero el siervo de Dios que ha llegado a ser luz para las naciones, al mismo tiempo es uno de los Hijos de Israel, y por eso este texto se refiere a Él con el nombre de «Israel».
Dijimos que el siervo de Dios que traerá a Israel de vuelta solamente puede ser el Mesías, quien también es llamado a ser luz de las naciones. Estimado amigo, a pesar de esto, es verdad que Dios ha llamado a Israel a ser un testimonio de Su divina verdad y grandeza para las naciones, como está descrito en Deuteronomio 4:6-8:«Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta.»En esta sublime tarea, sin embargo, Israel ha fracasado repetidas veces. Pero si bien Israel mismo no es la luz, Dios sin embargo lo ha llamado a ser un reflejo de Su luz, tal como la luz refleja la luz del sol. Entre los judíos, sin embargo, continúa reinando la opinión de que este texto bíblico habla de ellos. También en Israel, a menudo, se puede oír la opinión de que es verdad que los judíos habrían sido llamados a ser una luz para las naciones, pero que ellos no podrían ser capaces de cumplir ese sublime llamado. En primer lugar ésa es una opinión equivocada, y en segundo lugar ningún ser humano, de todos modos, puede cumplir esa tarea. Esa luz de la cual hablan las Escrituras, solamente puede ser el perfecto Siervo de Dios, el Mesías. En Jesucristo, esta profecía con respecto a las naciones se ha cumplido en toda su dimensión. La restauración y la completa repatriación de Israel, sin embargo, aun están pendientes. Pero también esta tarea la cumplirá el Mesías, y ya vemos que eso actualmente está sucediendo. Por eso presenciamos como Israel es sacudido y agitado. Pero también las naciones están involucradas en este proceso, ya que ambos, Israel y el mundo de las naciones, son inseparables, aun cuando eso no le guste nada a las naciones.
También podemos ver la identificación del Mesías con Su pueblo Israel en el servicio terrenal de Jesús entre Su pueblo, en el tiempo de Su primera venida. Él se identificó tanto con Israel, que pudo decir:«Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos»(Jn. 4:22). Con eso, sin embargo, El no quiso decir que la salvación viene a través del pueblo judío, sino que el que trae la salvación es judío. Hasta el día de hoy, a algunos grupos cristianos les gusta callar este hecho. Pero, se sabe que el Mesías salió de la tribu de Judá. El libro de Apocalipsis proclama ese hecho en forma triunfante:«Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos».
Querido amigo, hay mucho más para decir en cuanto a esto, pero lamentablemente, el tiempo se ha acabado. Por eso deseo que pueda estar escuchando el siguiente programa en donde estaremos escuchando acerca de Israel el siervo ciego.
Será hasta el próximo programa. Dios le bendiga.