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Autor: Wim Malgo
La higuera, un imagen de Israel y también una analogía profética sobre el fin de los tiempos.
«De la higuera aprended una analogía…» En el contexto se nos presentan tres figuras
que vamos a estudiar más a fondo en esta oportunidad.


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Estimado amigo, la lectura bíblica de Mateo 24, versos 32 a 35 es así:

«De la higuera aprended la analogía: Cuando su rama ya está tierna y brotan sus hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, sabed que está cerca, a las puertas. De cierto os digo que no pasará esta generación hasta que todas estas cosas sucedan. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».

La higuera, juntamente con el olivo, la vid y la zarza (o espino), son una imagen de Israel, o sea un ejemplo del judaísmo. Estos cuatro «árboles» son mencionados en un mismo pasaje, en Jueces 9:8-15. Aparte de éstos, la granada también es una descripción del pueblo judío. El pasaje bíblico quizás más exacto, referido a la higuera como analogía de Israel, lo encontramos en Oseas 9:10, donde Dios el Señor dice:

«Como a uvas en el desierto, hallé a Israel; como el fruto temprano de una higuera primeriza, vi a vuestros padres…» Esto también es lo que expresa Jeremías 24:3-7: «Y Jehovah me dijo: — ¿Qué ves, Jeremías? Yo dije: — Higos. Higos buenos, muy buenos; e higos malos, muy malos, tan malos que no se pueden comer. Entonces vino a mí la palabra de Jehovah, diciendo: – Así ha dicho Jehovah Dios de Israel: Como a estos higos buenos, así consideraré, para bien, a los que fueron llevados cautivos de Judá, a quienes eché de este lugar a la tierra de los caldeos. Pondré mis ojos sobre ellos, para bien, y les haré volver a esta tierra. Los edificaré y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré. Les daré un corazón para que me conozcan, pues yo soy Jehovah. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios, porque volverán a mí de todo corazón.»

Más allá de esto, la higuera contiene una analogía profética de mucho significado, lo cual podemos ver también en los discursos de Jesús sobre el fin de los tiempos: «De la higuera aprended la analogía: Cuando su rama ya está tierna y brotan sus hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, sabed que está cerca, a las puertas» (Mateo 24:32-33).

A continuación, queremos mirar la higuera, Israel, a la luz profética de la Biblia y preguntarnos qué podemos aprender de la misma: «De la higuera aprended una analogía…» En este contexto se me presentaron tres figuras que quisiera compartir en esta oportunidad.

La primera figura entonces: La higuera como maestro del camino correcto, es decir a la verdadera justicia, válida y permanente.

¿Dónde aparece por primera vez la higuera (Israel) en la Biblia?

Algunos de nuestros oyentes quizás digan ahora que en Génesis 12, donde encontramos el llamamiento de Abraham como el primer hebreo; y que a éste le siguieron su hijo Isaac y su nieto Jacob, quien en Génesis 32:28 recibió de parte de Dios el nuevo nombre Israel: «El le dijo: — No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has contendido con Dios y con los hombres, y has prevalecido.» Es verdad que es aquí donde aparece por primera vez el nombre Israel.

Pero creo que la higuera (Israel) ya aparece en las profundidades proféticas de las intenciones salvíficas de Dios («De la higuera aprended la analogía…») en las primeras páginas de la Biblia, es decir en Génesis 3:7: «Y fueron abiertos los ojos de ambos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos. Entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron ceñidores.» Aquí, según mi opinión, encontramos por primera vez en la Biblia a Israel como higuera, en forma de analogía, es decir el Israel de la ley que solamente puede cubrir los pecados.

Además del árbol de la vida y del árbol del conocimiento (Génesis 2:17), el único árbol del Edén que es mencionado es la higuera («…y cosieron hojas de higuera, y se hicieron ceñidores». Para mí, la mención de la higuera en las primeras páginas de la Biblia (junto a los otros incontables árboles creados por Dios en el paraíso, que no son mencionados por nombre) es una maravillosa imagen de la elección de Israel: «Porque tú eres un pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para que le seas un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra» (Dt. 7:6).

Adán y Eva habían pecado y, como resultado, se dieron cuenta de que estaban desnudos. Fue entonces que se valieron de la higuera, tapando su desnudez con las hojas de la misma. Con esto, sin embargo, solamente podían cubrir su culpa, pero no podían, así, obtener el perdón de sus pecados. Para eso había que hacer un sacrificio de sangre: «Luego Jehovah Dios hizo vestidos de piel para Adán y para su mujer, y los vistió» (Gén. 3:21). Es decir, Dios sacrificó dos animales, cuyas pieles usó para tapar la desnudez de los primeros dos seres humanos. La sangre vertida en esa oportunidad servía para el perdón de los pecados.

Ya en las primeras páginas de la Biblia se revela, en forma profética, toda la historia de la salvación. Si bien aquí todavía está como envuelta en un misterio, se manifestó cada vez con mayor claridad en el correr de las nuevas revelaciones.

¿Qué aprendemos de esto?

1. Las hojas de la higuera son la imagen de una salvación diferente, que es mejor y más completa.

En Hebreos 7:19 dice: «…porque la ley no perfeccionó nada. Sin embargo, se introduce una esperanza mejor, por la cual nos acercamos a Dios.» ¿Quién es, entonces, la esperanza mejor que está por encima de la ley? ¡El sacrificio de Dios, en Jesucristo, en la cruz!

El vestido de hojas de higuera, a mi manera de ver, es una referencia a ser vestidos con un sacrificio de sangre, con una mejor esperanza. Cuando Adán y Eva pecaron, ellos inmediatamente supieron que estaban desnudos y que debían taparse: «…y cosieron hojas de higuera, y se hicieron ceñidores.» Eso, sin embargo, no era suficiente delante del Dios santo. Por eso El, lleno de misericordia, sacrificó dos animales e «hizo vestidos de piel para Adán y para su mujer, y los vistió.»

Es justamente ésta, la razón y el sentido de Israel en la historia de la salvación. La higuera, Israel, desde el principio al fin hace referencia a una salvación mejor, en Jesucristo, el gran sacrificio de la justicia de Dios. En Israel nos fue dada la ley. Pero por medio de la ley vemos que somos pecadores y que necesitamos misericordia. Adán y Eva, aquella vez, se valieron de las hojas de la higuera, pero tuvieron que reconocer que estos ceñidores hechos por sus propias manos no podían salvarlos de los pecados cometidos, sino que ellos necesitaban una salvación diferente.

Casi toda la carta a los Hebreos habla de que el antiguo Israel, en todo su actuar, fue una señal de Cristo; que todos sus sacrificios señalaban al sacrificio perfecto de Jesús en la cruz y que el sumo sacerdote judío era una señal del verdadero, definitivo y eterno sumo sacerdote Jesucristo.

El Israel bajo la ley, señala hacia la gracia (Gal. 3:24). Allí los pecados solamente podían ser cubiertos (hoja de higuera). Por medio del sacrifico de la sangre de Jesús, sin embargo, los pecados son perdonados y quitados. ¡Qué buen, alegre y salvador mensaje! Con respecto a esto dice Hebreos 9:26: «De otra manera, le habría sido necesario padecer muchas veces desde la fundación del mundo. Pero ahora, él se ha presentado una vez para siempre en la consumación de los siglos, para quitar el pecado mediante el sacrificio de sí mismo.»

2. En segundo lugar aprendemos en el ejemplo de las hojas de la higuera, que las obras de la ley no pueden darnos la justicia que es válida delante de Dios. Esto se nos muestra con toda claridad en el ejemplo de la higuera Israel. En todo el transcurso de la historia de este pueblo, Dios mostró a todo el mundo que la ley no puede salvar. La salvación viene solamente por la sangre de su Hijo Cristo Jesús.

Estimado amigo, tome este segundo punto como un adelanto de lo que vamos a estudiar más a fondo en el próximo programa. No se pierda la transmisión y deseamos que Dios le bendiga.

1 Comment

  1. Marcelino Echeverría dice:

    Excelente reflexión, gracias por esta palabra que llena nuestros corazones.

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