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18 septiembre, 2009Un espiritual pronóstico del tiempo (2 de 3)
24 septiembre, 2009Título: Un espiritual pronóstico del tiempo
Autor: Norbert Lieth NºPE1413
Los informativistas muy pocas veces tienen buenas noticias. Generalmente informan acerca de una tragedia tras otra. Y, al final, todavía, llega el meteorólogo y anuncia baja presión atmosférica y tormentas. No nos gusta escucharlo, pero lamentablemente es una realidad. Lo mismo pasa con el “informativo” de Judas.
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Un saludo a todos los amigos oyentes. El mensaje del día de hoy está basado en la Epístola de Judas.
Los informativistas muy pocas veces tienen buenas noticias. Generalmente informan acerca de catástrofes naturales, del amenazante calentamiento global de la atmósfera, y de la mala situación económica. Una desgracia tras otra. Noticias acerca del terrorismo, de la guerra, de la contaminación del medio ambiente y de epidemias, llenan los informativos. Y al final, todavía, llega el meteorólogo con el pronóstico del tiempo y anuncia baja presión atmosférica y tormentas…
Por supuesto, también las cosas negativas deben ser parte de un informativo objetivo. No nos gusta escucharlas, pero lamentablemente son una realidad. Lo mismo pasa con el „informativo“ de Judas. Él escribe mayormente cosas desagradables, las cuales, sin embargo, corresponden efectivamente a la actual situación mundial. Los siguientes versículos suenan como el pronóstico de una depresión barométrica espiritual: „Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados; fieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas.“
Veamos a qué se refiere cuando utiliza la palabra „Manchas“.
Todos los padres se molestan cuando sus hijos ensucian los asientos limpios, por comer chocolate en el auto. Y la esposa se indigna cuando el marido pisa la alfombra recién lavada con sus zapatos sucios. Y también conocemos el problema de la salsa de tomate sobre la camisa, la blusa, o la corbata…
Las manchas y otros defectos por el estilo, son desagradables y pueden ser vergonzosos. Esto lo tuvo que experimentar el Presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz: Cuando visitó una mezquita en Turquía, (ya que tuvo que sacarse los zapatos), quedaron a la vista unos agujeros grandes en sus medias. Esta noticia, con las correspondientes fotos, fue difundida enseguida por medio de la prensa internacional…
Pero también hay manchas vergonzosas entre los cristianos: „Estos son manchas en vuestros ágapes…“ Esta misma expresión la usa Pedro en su segunda carta: „Estos son inmundicias y manchas…“ Se refiere a doctrinas no bíblicas o a personas no guiadas por el Espíritu Santo, que se infiltran sigilosamente en las iglesias y las contaminan. Judas nos exhorta a no ceder a estas influencias, sino a luchar por la fe: „Me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos“, escribe en el vers. 3. La Biblia de las Américas traduce la palabra „manchas“ como „escollos ocultos“. Los escollos, son rocas traidoras debajo del agua, difíciles de detectar y muy peligrosas para los barcos. El „Barco Iglesia“, para usar esta imagen, está continuamente amenazado en su viaje por estos escollos. Lo que pasa en lo secreto, puede ser mortal para una iglesia local. No solamente las falsas doctrinas, sino también la crítica exagerada o equivocada, las ofensas, los chismes y las mentiras pueden dividir a una comunidad cristiana. Se dice que muchas divisiones de iglesias no comenzaron en las reuniones del cuerpo dirigente, sino en las charlas de los miembros de la iglesia, mientras tomaban café en alguna reunión.
Pablo escribe en 1 Ti. 1:19: „… manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos“. La expresión „fe“ se refiere aquí a la doctrina pura, a la cual nos tenemos que aferrar, y la „buena conciencia“ a nuestro testimonio en la iglesia. Dicho sea de paso: Cuanto más se acerca un barco a su destino final, a su meta, tanto más peligrosos son los escollos. Cuanto más nos acercamos a la meta, el regreso de Jesucristo, tanto más terribles son los acontecimientos del tiempo final.
La palabra „mancha“ también describe a las personas que se mueven entre el pueblo de Dios, pero en realidad no pertencen a él. Deuteronomio 32:5 dice: „Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él… La corrupción no es suya; de sus hijos es la mancha, generación torcida y perversa“.
Las manchas simbolizan el pecado. Judas dice en el vers. 23: „A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne“. Pero ¡qué maravilloso es que si vamos a Jesucristo con nuestra ropa manchada, Él nos limpia de toda injusticia y nos da una vestimenta nueva, eterna y pura: la ropa de la justicia! De esto leemos en Zac. 3:3 y 4: „Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del ángel. Y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante de él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala“. Y algo similar también en Apocalipsis 19:8.
Analicemos ahora la expresión: „Nubes sin agua“.
En el Oriente, las nubes anuncian la lluvia refrescante. Leemos en 1 Reyes 18:44-46: „A la séptima vez dijo: Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Y él dijo: Ve, y di a Acab: Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te ataje. Y aconteció, estando en esto, que los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo una gran lluvia. Y subiendo Acab, vino a Jezreel. Y la mano de Jehová estuvo sobre Elías, el cual ciñó sus lomos, y corrió delante de Acab hasta llegar a Jezreel.“
Cada año los judíos oran por la lluvia necesaria. Ya varias veces causó mucha preocupación el bajo nivel que alcanzó el lago de Genezaret. En el Milenio de Paz de Jesucristo, no lloverá sobre los pueblos que no quieran ir a Jerusalén para adorar al Señor, como leemos en Zacarías 14:17: „Y acontecerá que los de las familias de la tierra que no subieren a Jerusalén para adorar al Rey, Jehová de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia“.
Durante el período de lluvias en el Oriente, es algo sumamente trágico cuando uno ve formase nubes y se llena de esperanza, y al final no cae ni una gota. Estas nubes, son una imagen de las personas que no traen el Evangelio refrescante a los demás. Aunque anuncien bendiciones espirituales, sanidades, bienestar y libertad – como las nubes anuncian la lluvia –en realidad, solamente dejan sequedad y vacío. Así lo dice Pr. 25:14, y lo leemos en la versión de la Biblia de las Américas: „Como las nubes y el viento sin lluvia es el hombre que se jacta falsamente de sus dones“. ¿No es exactamente lo que pasa en nuestra época?
¡Cuánto bien nos hace escuchar las palabras del Señor de Jn. 7:38, que son tan diferentes: „El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva“!