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Caleb

Su Compañero y Su Legado

(3ª parte)

Autor: Esteban Beitze

En medio de la noche oscura de la incredulidad, desazón y cobardía, aparece una luz que ilumina el camino, que da confianza y seguridad. Es un hombre que, en medio de la oposición y grandes retos, demostró ser un líder íntegro, capaz y perseverante. Ese hombre fue Caleb. Hoy, como nunca antes, la mies del Señor requiere de creyentes y, sobre todo, de líderes firmes, íntegros, que sirvan de ejemplo para otros. Caleb lo fue, tú también lo podrás ser. ¿Estarás dispuesto a ser usado por Dios?


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PE1481 – Estudio Bíblico – Caleb – Su Compañero y Su Legado


 


Hola amigos! Hemos visto que Caleb, como parte de su legado, también transmitió las bendiciones recibidas. Había dado las tierras del Neguev por heredad a su hija, y luego, a petición de ella, le sumó las fuentes de aguas. Y no sólo le otorgó una heredad terrenal, sino que le transmitió valores espirituales. Nada es comparable con el legado espiritual que podemos dejar a nuestros hijos. Teniendo esto, poseyendo poco o mucho, muchos se han convertido en personas cuya vida está marcada por el gozo, la paz y la bendición de Dios.

Continuamos, entonces, y vemos que Caleb también quería el mejor hombre para su hija. No buscó uno que tuviera muchos bienes o fuera un príncipe en Israel. Buscó a aquél que tenía puesta la fe en Dios, y que con esta fe hiciera frente al enemigo. De este deseo interno, surgió la propuesta de entregar a su hija a aquél que conquistara la ciudad de Debir. Bien me puedo imaginar la mirada emocionada que seguía a esta joven pareja y la oración de gratitud a Dios por el mayor bien que pueden obtener los hijos. Tenía un yerno que confiaba en Dios. Su hija tendría un hogar con Dios como centro. ¿Qué más se podía pedir? Dios le dio inclusive mucho más de lo que podía imaginar. Como hemos visto, su yerno hasta se convirtió en el líder espiritual de todo el pueblo.

Siguiendo con amorosa mirada a esta nueva pareja, vemos que hablan entre ellos, y detienen el andar de sus asnos. Acsa se baja de su asno y le pide a su padre:“Concédeme un don; puesto que me has dado tierra del Neguev, dame también fuentes de aguas. Él entonces le dio las fuentes de arriba, y las de abajo”(así lo leemos en Jos. 15:19). En esta petición vemos el profundo respeto que había aprendido en su hogar, la gratitud por lo que ya había recibido, y también la confianza absoluta que tenía en su padre. Podía acercársele en cualquier momento y hablarle de los deseos de su corazón. Es un ejemplo de la confianza que podemos tener con nuestro Señor:“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”(dice Hb. 4:16). Pero, por más grande que sea la necesidad, no nos olvidemos de ser agradecidos por lo que Dios ya nos ha dado. Acsa lo era. En su hogar, había aprendido principios básicos como son el respeto, la gratitud y la confianza.

Caleb era una persona de la cual, espiritualmente hablando, corrían“ríos de agua viva”. Él había conocido y bebido del“agua de vida verdadera” que Jesús le ofreció a la mujer samaritana. A ella le había dicho. “mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”(así lo leemos en Jn. 4:14). Es claro que cuando uno está tomando de “La Fuente”, de nuestro Señor Jesucristo, también podrá ser una fuente de bendición para otros.

Caleb al transmitir bendición, no sólo da lo que había pedido su hija, sino más aún. Se convierte así en un símbolo de nuestro buen Dios“… que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos…”(como lo afirma Ef. 3:20). Es como el padre en la parábola del hijo perdido, que no sólo acepta de vuelta a su hijo, sino que lo restaura completamente.

Un líder espiritual transmite valores espirituales. La mayor herencia que le podemos transmitir a nuestros hijos es el amor a Dios, a Su Palabra, a Su pueblo y a Su obra. Pero para que esto suceda, tenemos que ser ejemplos en ello. Esto es lo que más valoro de mis padres. Ellos fueron un ejemplo en todo esto, y nos transmitieron a mis hermanos y a mí el legado de mayor valor: el amor a Dios, a Su Palabra, a Su pueblo y a Su obra. Ahora es mi anhelo y oración poder transmitir estos valores también a mis hijos. ¡Ésta es la verdadera herencia! ¿La tienes? ¿La transmites?

En cuarto lugar, vemos que Caleb transmite consagración

Existe una cosa más que podemos destacar de la vida de Caleb. Podríamos suponer que después de conquistar la ciudad de los gigantes, se habría buscado un buen sitio en la ciudad para pasar el resto de sus días en tranquilidad y paz. Pero, de repente, surgió una necesidad dentro del pueblo de Dios. Todas las tribus habían recibido su parte como heredad, excepto la tribu de Leví. Su posesión debía ser el Señor mismo. Pero también necesitaban un lugar donde vivir. Entonces se designaron diferentes ciudades a lo largo y ancho del territorio que sirvieran de morada a esta tribu.

De entre ella, se destacaban los que oficiaban como sacerdotes en el templo. Ya nos podemos imaginar quién fue el que, desinteresadamente, les proveyó la ciudad. Sí, fue Caleb. Les entregó Hebrón, la ciudad que tanto problema había traído al pueblo, la ciudad que le costó tanto valor conquistar, y de la cual tenía el derecho de posesión adquirido legítimamente. Dice la Biblia:“Les dieron(a los sacerdotes)Quiriat-arba del padre de Anac, la cual es Hebrón, en el monte de Judá, con sus ejidos en sus contornos. Mas el campo de la ciudad y sus aldeas dieron a Caleb hijo de Jefone, por posesión suya. Y a los hijos del sacerdote Aarón dieron Hebrón con sus ejidos como ciudad de refugio para los homicidas…”

Caleb recibió como promesa esta tierra, la conquistó peleando contra nada menos que los hijos de Anac. Y ahora, a pesar de esto, la cedió gustosamente para que fuera ciudad de los sacerdotes hijos de Aarón y, además, se convirtiera en ciudad de refugio para los homicidas por accidente. En cambio él y su descendencia se quedaron afuera de la ciudad, viviendo en los pueblos de alrededor.

¡Qué lindo ejemplo! Hoy en día lo veríamos como un verdadero cristiano. La persona que ha sido rescatada de la esclavitud del pecado y de Satanás, pasa a estar en la tierra de la bendición. Pero allí no se terminan las luchas. El cristiano que busca agradar a Dios luchará y, con la ayuda del Señor, erradicará a los enemigos de su vida. Pero hay un paso más en la cercanía de Dios, y es cuando uno consagra toda su vida y lo que tiene al Señor. Es cuando uno se da cuenta, realmente, que todo lo que somos y tenemos se lo debemos a Él. Con esto, no quiero decir que vendamos todo lo que tenemos y lo entreguemos para la obra de Dios.

La entrega absoluta es poner toda mi vida y pertenencias en las manos del Señor. Todo debería servir para glorificarlo a Él. Mi tiempo lo puedo usar para orar, para tener comunión con Dios e interceder por otros. Mi habilidad para hablar servirá para contarles a otros de Cristo, bendecir a los hermanos y alabar a Dios. Mis oídos estarán abiertos para escuchar la voz de Dios todas las veces que sea posible, escuchar las necesidades ajenas, y evitaré llenarlos de la basura del mundo y los chismes.

Mis manos estarán dispuestas a involucrarse en la obra de Dios en lo que sea necesario. Mis pies me llevarán a las reuniones, a la casa del necesitado, al hospital, a la cárcel, y a muchos lugares más donde se necesite la presencia de Dios. El dinero lo administraré para la gloria de Dios, siempre dejando una buena parte para Su obra. Mi casa estará abierta para recibir al que necesita consuelo y ánimo. No tendré problema en alojar a hermanos que estén de camino, sobre todo si sirven en la obra. Mi auto, aparte del trabajo, también lo podré usar para llevar a sus casas a hermanos de edad, o a los que pudieran estar en peligro. Y así podríamos seguir con una lista prácticamente interminable.

Caleb era un líder íntegro en todos los aspectos, esto se evidenció a lo largo de toda su vida y se vio coronado en la consagración de Hebrón para los sacerdotes. Nuestra vida entera tiene que seguir este magnífico ejemplo. Si en el antiguo pacto, Israel consagraba infinidad de cosas a Dios, ¡cuánto más nosotros, que hemos sido rescatados para siempre por la preciosa sangre de Jesucristo! Más aún, al saber que Jesús pronto viene a buscarnos, ¿no debería manifestarse esta consagración en nuestra vida? ¿Toda “Hebrón” ya está consagrada al Señor? El que es un verdadero creyente lo demostrará con esta actitud y el que quiere ser un líder íntegro como Caleb, también.

Estimado lector, al terminar de leer este estudio, probablemente te enfrentes a la pregunta interior de cómo está tu vida en cuanto al servicio a Dios.

¿Realmente le sirves? ¿Lo haces bien? ¿Habría que cambiar o mejorar algunas cosas?

Deja que Dios haga la obra que Él desea hacer en y por medio de tu vida. Ocupes o no un lugar de liderazgo, siempre influenciarás en tu entorno de alguna forma. Que sea siempre para la gloria de Dios, y Él se encargará de producir el fruto, de darte ánimo, de otorgarte la victoria y también la bendición.

¡Acuérdate, Dios busca personas que estén dispuestas a servirle! Él busca siervos y siervas útiles y fieles que, con dedicación y valor, se involucren en las diferentes tareas necesarias en Su obra. Busca la guía del Señor en oración para saber dónde Él te quiere utilizar en tu iglesia. No te quedes más tiempo de brazos cruzados. Aún la tarea más sencilla, hecha por amor a Dios, llevará su fruto y tendrá su recompensa.

Pero quisiera hacer un segundo llamado. Puede ser que el Señor te quiera en Su servicio a tiempo completo. Te quiera guiar a que te involucres totalmente en la iglesia, o tal vez te esté llamando a predicar el evangelio fuera de tu hogar, quizás hasta en otro país.

Nuestro mundo necesita urgentemente de personas que, como Caleb, pongan sus vidas incondicionalmente en las manos del Señor, para ser instrumentos de victoria, ánimo, fruto y bendición.

¡Cristo viene pronto!

¡La tarea es urgente, y todavía queda mucha tierra por conquistar! Dios sigue buscando hombres y mujeres de todas las edades en los cuales haya“un espíritu diferente”. En un mundo caracterizado por las olas de la indiferencia, la indolencia, la incredulidad, el desánimo y el derrotismo, Dios está buscando siervos y siervas que tal cual como un faro, estén dispuestas a pararse en medio de la tormenta y guiar a las almas atribuladas y perdidas al puerto seguro de la comunión profunda con Dios.

¿Serás uno de ellos? El Señor sigue haciendo la misma pregunta que hizo en el tiempo del profeta Isaías:“¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?…”Si sientes el llamado de servir al Señor, aún a costa de dejar muchas cosas atrás, obedece a ese llamado. Pon tu vida en las manos del Señor, y Él te guiará paso a paso. ¿No quieres decirle “sí” al llamado del Señor? Que puedas responder como lo hizo Isaías, profundamente impactado por la santidad de Dios, conciente y agradecido por su propia purificación y frente a la urgencia del llamado de Dios:“Heme aquí, envíame a mí”.

Todo lo que busca el Señor es un Caleb, una persona dispuesta a ser utilizada por Él. ¡Sigue su ejemplo!

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