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30 abril, 2013La Venida en Poder (2ª Parte)
30 abril, 2013La Venida en Poder
(1ª parte)
Autor: Norbert Lieth
Pedro, en su segunda carta, cap. 1:16:21, nos enfrenta a la realidad de la segunda venida de Jesús. Y lo hace refiriéndose a la extraordinaria experiencia de la transfiguración de Jesús, de la cual él mismo fue testigo ocular. Escuchemos este mensaje, en el cual queda claro que nos encontramos en la viva expectativa del regreso del Señor.
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PE1915 – Estudio Bíblico
La Venida en Poder
¡Hola amigos! ¿Cómo están? En 2 Pedro 1:3 al 15, Pedro nos presenta la realidad de una mesa espiritual servida, y deduce de ello que, a causa de esa premisa, es que nosotros tenemos la base para una vida en santidad. Luego, escribe en los versículos 16 al 21:
“Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo. Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.”
Ahora, Pedro nos enfrenta a la realidad de la segunda venida de Jesús. Con estas pocas frases, Pedro deja claro que nosotros nos encontramos en la viva expectativa del regreso del Señor, y que deberíamos prestar especial atención a Su Palabra profética al respecto. Al decir esto, se refiere a la extraordinaria experiencia de la transfiguración de Jesús (que menciona en el v. 18), de la cual él mismo, juntamente con Jacobo y Juan, fue testigo ocular.
Esto nos remonta a los versículos de Mt. 16:24 y 28, y 17:5:
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: (…) De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino. Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd”.
La transfiguración tiene que ver con una vista previa de la segunda venida visible y poderosa de Jesús en gloria – el texto mismo lo deja en claro, en el vers. 2 del cap. 17:
“Resplandeció su rostro como el sol”. Pedro escribe sobre eso, diciendo en su segunda carta, cap.1:16:“Os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo… habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad”. Poco tiempo antes de la transfiguración, Jesús mismo habla de Su segunda venida y dice:“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino”(esto lemos en Mt. 16:24 al 28).
Inmediatamente después de estas palabras, sucede la transfiguración (mencionada en Mt. 17:1 al 5).
Esta postura que el Señor Jesucristo espera de Sus seguidores, es importante en todo tiempo, y por eso también tiene gran importancia para la iglesia de hoy. Pero, como aquí se trata de Su regreso en gloria, el Señor, posiblemente, se refiera a Israel durante el tiempo de la tribulación. Prácticamente todas las aseveraciones de Mateo 16:24 al 28 tienen un paralelo en Apocalipsis, en la parte donde describe la tribulación anterior al retorno visible de Jesucristo (caps. 6 al 19). En ese tiempo, será especialmente importante negarse a sí mismo y tomar su cruz. El seguir a Jesús y testificar de Él, en ese tiempo, serán especialmente atacados. Los creyentes serán puestos en el banco de pruebas y necesitarán mucho poder (como vemos en Ap. 12:13 al 17; y 13:7).
Analicemos, ahora, frase por frase, Mateo 16: 24 al 28:
“El que quiera salvar su vida, la perderá.”Jesús aquí no se refiere a creyentes pertenecientes a la iglesia. Porque una persona nacida de nuevo, que pertenece a la iglesia de Jesús, no perderá su vida en el sentido de ir a la perdición. Después de la dispensación de la iglesia, sin embargo, eso será posible, por lo cual Jesús, en su discurso del fin de los tiempos, dijo en Mt. 24:13:“Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo”. En el tiempo del Anticristo, por ejemplo, quien quiera salvar su vida aceptando el número de la bestia, la perderá (así lo leemos en Ap. 14:9 al 11).“Todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.”Esta declaración hace recordar a los muchos mártires que habrá durante el tiempo de la tribulación, de los cuales habla el Apocalipsis. Ellos vencerán a Satanás y a la bestia del Anticristo. Así leemos en el cap. 12, vers. 11:“Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte”. Todos ellos vendrán con Jesús y reinarán con Él por mil años (según Ap. 20:2).
“¿Qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” Al igual que en la tentación de Jesús, en la tribulación, Satanás ofrecerá todas las maravillas del mundo. El Anticristo las tomará y las alcanzará a aquellos que se unan a su reino. Pero, las almas que las acepten, se perderán por la eternidad.
“¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” En ninguna época quedará más claro, que en el tiempo de la tribulación, que los valores materiales no son nada. Todo estallará bajo el juicio de Dios. Y el ser humano tendrá que reconocer que le faltan las riquezas espirituales.
El tiempo se acaba, queridos amigos oyentes, pero todavía faltan por analizar algunas frases de Mateo 16:24 al 28. Por eso, les invitamos a acompañarnos en el próximo programa. ¡Hasta entonces y qué Dios les bendiga!