El Gran Cambio (3ª parte)
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18 julio, 2014El Gran Cambio
(4ª parte)
Autor: Norbert Lieth
Hoy en día, nuestro mundo se caracteriza por cambios radicales, actos violentos, terrorismo, revoluciones, manifestaciones, sublevaciones y liberalidad. En la historia reciente se sucedieron diversos y grandes momentos cruciales. La Biblia habla de un cambio que caracterizará a la sociedad en los últimos días. Puede que lo mencionado ya sea parte de eso.
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PE1983 – Estudio Bíblico
El Gran Cambio (4ª parte)
¿Cómo están amigos? Como ya se dijo, vamos a comenzar con un resumen de lo que hemos visto ya acerca de este tema.
En la historia reciente, se sucedieron diversos y grandes momentos cruciales. La Biblia habla de un cambio que caracterizará a la sociedad en los últimos días. Y es así que en 2 Timoteo 3:1 al 6, leemos:“También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita”.Las palabras:“También debes saber esto”, indican la urgencia de prestar atención a las declaraciones proféticas de la Biblia. En todo tiempo hubieron personas cuyo comportamiento fue como el que se describió anteriormente. ¿Dónde, entonces, está la diferencia con el fin de los tiempos? Hemos visto que: La diferencia se encuentra en tres niveles:Primero: En el futuro.En un tiempo que aún se encuentra en el futuro, justamente en los “postreros días”.Segundo: Abarca al mundo entero.Pablo escribe:“Porque habrá hombres…”. En los tiempos finales habrá una postura de la humanidad, que será global y abarcará el mundo entero.Tercero: Un mundo cristianizado.Sobre esto, dice el apóstol:“Que tendrán apariencia de piedad”. Eso significa que el cristianismo tendrá que haberse propagado ampliamente, antes de que los seres humanos, más adelante, se alejen del mismo y se dirijan hacia las cualidades negativas del anticristianismo.
El plural utilizado: “tiempos peligrosos”(y no: “tiempo peligroso”), indica que las condiciones sociales caóticas aumentarán en intensidad – como olas, dentro de los tiempos del fin.
El Espíritu Santo no nos da esperanzas de tiempos mejores. Él sostiene, muy sobriamente, que los tiempos empeoran.Resumiendo el análisis de los 18 puntos de 2 Timoteo 3, que vimos en el programa anterior, podemos decir que:
El cambio apocalíptico: Será un cambio sin el Espíritu Santo. Será un tiempo donde: La verdad será tergiversada. El ser humano estará en el centro. La forma de pensar en lo material, destituirá los valores espirituales. Y las personas sobrepasarán todos los límites morales, éticos y sociales.
Los seres humanos: Se enaltecerán a sí mismos al menospreciar a otros. Sus vituperios se dirigirán contra Dios y contra las personas. Los valores que fomentan la convivencia en familia y sociedad serán abandonados o devaluados. Se despreciará a Dios, a la familia y al prójimo.
La gente tomará todo como logro propio, o ganancia propia. Ya nada será sagrado para ellos. No respetarán nada. No tendrán afecto natural, no tendrán sentimientos. No querrán compromisos.
Se despreciarán las virtudes. Habrá una resistencia activa contra todo lo bueno. Una cristiandad apóstata traicionará la doctrina de Cristo y ofrecerá ayuda al anticristianismo.
Los seres humanos actuarán bajo la presión de la pasión. Sólo se darán importancia a sí mismos. Sólo tendrán en mente sus propios objetivos. Será un estilo de vida que deja totalmente fuera a Dios.
Los mencionados 18 puntos apocalípticos,los cuales analizamos en el programa anterior, se resumen, a su vez, en el punto 19:“Tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella”. Otra traducción dice: “Pero de la doctrina verdadera, del poder del cual vive la piedad verdadera, de ella no quieren saber nada.”
El versículo explica que esos cambios no-espirituales y brutales, que la gente de los últimos tiempos producirá, tampoco harán un alto ante las puertas de las iglesias y de las congregaciones. Y el versículo 13, de 2 Timoteo 3, lo complementa, diciendo que se trata de seductores seducidos: “Mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados”.
Las cosas no mejorarán, sino que empeorarán. También se le puede llamar a esto una forma “paganizada” del cristianismo. De la antigua reforma ya no ha quedado casi nada. Los principios de los reformadores (como, por ejemplo, que: “Sólo la Biblia es absolutamente fidedigna”) hace mucho ya que han sido dejados de lado. Si bien aún continúan con ciertas formalidades y con una cierta religiosidad, con tradiciones eclesiásticas, leyes sobre vestimenta, títulos, ceremonias y rituales de poder, se distancian, sin embargo, de los verdaderos contenidos y éstos son negados. Los modelos no-bíblicos a seguir dominan en amplios círculos del cristianismo. De ahí que, para los cristianos sinceros, sólo puede haber una respuesta: “A éstos evita.” ¡Ése es el cambio dentro del cambio!
Ya Timoteo, en aquel tiempo, debía distanciarse de las personas con ese tipo de características. Cuanto más válido es esto en vista del cristianismo de los postreros días que Pablo describe acá. Pero, el gran cambio dentro del cambio aún contiene otra cosa, que veremos después de la pausa.
Decíamos antes de la pausa que el gran cambio dentro del cambio, aún contiene otra cosa. En realidad, hay tres cosas que debemos recordar:
Primero: La entrega personal a Jesucristo.Por ejemplo, podríamos preguntarnos ahora: “¿Cómo puedo escapar de esas circunstancias destructivas? Después de todo, yo mismo he llegado a estar como preso en este sistema anti-Dios, estoy bien metido en el mismo.” Respuesta: ¡Podemos cambiarnos al lado correcto! Dora Rappard dijo: “No existe la huida de Dios, sino sólo la huida hacia Dios.” Existe algo más importante que la crisis del euro y la salvación de los bancos. No sólo estamos financieramente más que endeudados, sino sobrecargados con culpa delante de Dios. Sólo la entrega a Jesucristo nos libera de esa culpa. “Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más” (se nos dice en Is. 45:22). Ése es el cambio más grande que un ser humano puede realizar.
Segundo: El cambio hacia una nueva actitud de fe. Muchos cristianos se dejan tirar abajo por los acontecimientos, y viven con una visión de túnel. Ya sólo tienen sentimientos negativos hacia la sociedad y los acontecimientos. No podemos cambiar las cosas, pero podemos cambiar nuestra actitud hacia las cosas. En un mundo cada vez más espiritualmente destructivo, nosotros, tanto más, deberíamos ser cristianos constructivos. Existe para los cristianos una respuesta espiritual para las condiciones no-cristianas de 2 Timoteo 3. Y la encontramos en Filipenses 4:8, donde se nos dice: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.
Tercero: El gran cambio viene con la segunda venida de Jesucristo.No son las crisis espirituales, ni las políticas, ni tampoco las financieras, las que tienen la última palabra. Éstas, en el mejor de los casos, pueden señalar lo confiable que es Su Palabra. La última palabra sólo la tiene Jesucristo. En Apocalipsis 21:5, leemos: “Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas”. En un mundo tan poco confiable y tan inseguro, las promesas de Dios son y seguirán siendo confiables y seguras. ¡Con este enfoque y esta mirada llena de esperanza, queremos vivir nuestro cristianismo!