Palabras engañosas…
20 julio, 2016La Verdad sobre «Palestina»
21 julio, 2016En un diccionario bíblico dice: „El tema del regreso del Mesías ocupa un espacio muy amplio en el Nuevo Testamento.” La carta de Judas también trata en profundidad este tema, y de la misma manera debería ocupar mucho lugar en nuestros corazones.
Norbert Lieth
1ª Señal: la expresión «postrer tiempo«. “… los que os decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos” (Judas 18).
En sentido general, toda la época de la Iglesia, es decir, desde la primera venida de Jesús a esta tierra o, más exactamente, desde Pentecostés, es considerada el tiempo final:
- “Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” (1 Co. 10:11).
- “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo” (He. 1:1-2).
- “Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración” (1 Pe. 4:7).
- “Vuestro oro y vuestra plata se han enmohecido, su moho será un testigo contra vosotros y consumirá vuestra carne como fuego. Es en los últimos días que habéis acumulado tesoros” (Stg. 5:3; BdA).
- “…ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros” (1 Pe. 1:20).
Pero también existe un tiempo postrero en un sentido más preciso: el tiempo postrero inmediato a la segunda venida de Cristo. Tiene que ver con la fundación del Estado de Israel. Para los judíos, los “días postreros” significan el tiempo de la llegada del Mesías en gloria: “En el fin de los días entenderéis esto. En aquel tiempo, dice Jehová, yo seré por Dios a todas las familias de Israel, y ellas me serán a mí por pueblo. Así ha dicho Jehová: El pueblo que escapó de la espada halló gracia en el desierto, cuando Israel iba en busca de reposo” (Jer. 30:24-31:2; comp. también Gn. 49:1.10; Nm. 24:14; Jer. 33:7-8,14-15; Dn. 7, entre otros). Al final de los días, el pueblo judío que escapó de la espada (pensamos aquí en el Holocausto), después de un largo tiempo de dispersión y persecución mundial, hallará gracia y volverá a construir su devastada patria (Ez. 36:33-36). De esta manera, será llevado finalmente a su reposo en el Reino Mesiánico (comp. He. 4:8.9). En otras palabras: Primero, Israel será reunido en incredulidad, y luego será guiado a la fe: “Haré volver los cautivos de Judá y los cautivos de Israel, y los restableceré como al principio. Y los limpiaré de toda su maldad con que pecaron contra mí; y perdonaré todos sus pecados con que contra mí pecaron, y con que contra mí se rebelaron” (Jer. 33:7-8; comp. también Os. 3:4-5 y Ez. 37).
La restauración física de Israel, que volvió a existir como Estado judío en tierra judía, es una señal para las naciones. Harían bien en prestar atención a ella y en temer a Dios, en lugar de combatir a Israel: “Oíd palabra de Jehová, oh naciones, y hacedlo saber en las costas que están lejos, y decid: El que esparció a Israel lo reunirá y guardará, como el pastor a su rebaño”, dice en Jeremías 31:10. Y en Isaías 11:12, leemos que el Señor “levantará pendón a las naciones y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra”. La reunión de los judíos en su propio país sirve para:
- introducir los últimos acontecimientos del tiempo final
- cumplir la Palabra profética de Dios
- preparar la Gran Tribulación, los 144.000 sellados (comp. Ap.7), los dos testigos (comp. Ap.11), las dos “bestias”, el anticristo y el falso profeta (comp. Ap.13), y el regreso de Jesucristo en gloria (comp. Mt. 24)
- llevar al arrepentimiento, como lo podemos leer en Zacarías 12:10: Mirarán a quien traspasaron y se arrepentirán (comp. también Is. 53 y Dn. 9).
Cuando Jesucristo regrese, también los últimos judíos serán llevados de regreso a la tierra de sus padres por los ángeles, como lo leemos en Mateo 24:31: «Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.» Dicho sea de paso, en el regreso de Jesús, las circunstancias serán similares a las de cuando Él ascendió al cielo: El pueblo judío tiene una patria física y geográfica, que es el Estado de Israel, y Jerusalén está en manos judías. Hay israelíes que luchan por la construcción de un Templo. A fines del año 2004, incluso, se eligió nuevamente el Sanedrín, el Concilio Supremo, que había desaparecido en el año 70 D.C. con la destrucción de Jerusalén, y justamente la tribu sacerdotal de Leví se puede identificar hoy otra vez.
Al final del tiempo postrero aumentarán los burladores, gente que vive lejos de Dios según sus propias concupiscencias. Hoy, en el mundo entero, lo santo y lo verdadero es arrastrado por el fango y ridiculizado. Un artículo de prensa informa: «En YouTube (portal de video en Internet), centenares de personas se apartan oficial y públicamente de la fe. Una iniciativa estadounidense, incluso, los premia por su camino hacia la perdición. ’Niego la existencia del Espíritu Santo’, éstas son las palabras con las cuales, actualmente, centenares de usuarios de YouTube renuncian a la fe cristiana. Los mensajes de video son la respuesta a una invitación, de diciembre del año pasado, de la organización atea estadounidense «Rational Response Squad“. En la página web de su iniciativa (’The Blasphemy Challenge’), dice que a los cristianos todos los pecados les son perdonados salvo la blasfemia contra el Espíritu Santo. Por lo tanto, la ‚Rational Response Squad’ promete a los usuarios de Internet, que niegan públicamente al Espíritu Santo en YouTuve – ‚condenándose a sí mismos’ -, uno de los 1001 DVDs con el documental ateo „The God Who Wasn’t There» («El Dios que no estaba»)…»
2ª señal: el arcángel Miguel. «Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda» (Judas 9).
Miguel es el ángel que toma partido exclusivamente por Israel. Lo vemos en estos pasajes de Daniel, capítulos 10 y 12: «Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia. He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días… Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe… En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro» (Dn. 10:13-14; 12:1; comp. Mt. 24:21).
A la luz de estas declaraciones, es interesante que justamente la carta de Judas mencione otra vez al arcángel Miguel. Seguramente esto tiene una profunda razón. Al fin y al cabo, Judas describe el tiempo final, es decir, una época en la cual Israel existirá otra vez como Estado. Y ciertamente Miguel tomará parte activa en el arrebatamiento de la Iglesia. Leemos en 1 Tesalonicenses 4:16: «Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero» (1 Ts. 4:16). La Biblia menciona solamente el nombre de un arcángel, el cual es Miguel. Por lo tanto, es posible que él levante su voz en el arrebatemiento. Pues, a partir de ese momento, tomará otra vez partido por Israel, quien tendrá que pasar por la Gran Tribulación. Leemos de esa lucha en Apocalipsis 12:7-10: «Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.» La Iglesia de Jesucristo, sin embargo, estará en el cielo aún antes del comienzo de la Gran Tribulación: «Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo» (Ap. 12:12).
El hecho de que Judas mencione el nombre de Miguel, podría ser un indicio de que las señales del tiempo final mencionadas en la carta, podrían coincidir con el regreso de los judíos al país de sus padres. El pueblo judío del Israel actual presenciará el regreso del Mesías: «Te levantarás y tendrás misericordia de Sion, porque es tiempo de tener misericordia de ella, porque el plazo ha llegado… Se escribirá esto para la generación venidera; y el pueblo que está por nacer alabará a JAH» (Sal. 102:13.18). El Señor lleva muy dentro de Su corazón al pueblo de Israel, pues lo ha llamado otra vez al escenario en este tiempo final. ¿No tendría que estar este pueblo también en nuestros corazones? Y aún más pensando en que Jesús mismo es judío: «Acuérdate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio» (2 Ti. 2:8).
3ª señal: Enoc. «De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares“ (Judas 14).
Enoc fue el primer hombre que – aún antes del diluvio – fue arrebatado, pues caminaba con Dios, como podemos leer en Génesis 5:24. Es una imagen de la verdadera Iglesia de Jesucristo, que sigue al Señor y será arrebatada. Noé, sin embargo, es una imagen de Israel, el cual será salvado después de pasar por el «diluvio» de la Gran Tribulación. Las «santas decenas de millares» se refieren a los creyentes arrebatados, que regresarán con el Señor a la tierra para el juicio. Leamos al respecto los siguientes pasajes bíblicos:
- «Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria» (Col. 3:4).
- «… para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos» (1 Ts. 3:13).
- «… y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder» (2 Ts.1:7).
- «Los carros de Dios se cuentan por veintenas de millares de millares; el Señor viene del Sinaí a su santuario» (Sal. 68.17).
- «Y huiréis al valle de los montes, porque el valle de los montes llegará hasta Azal; huiréis de la manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías rey de Judá; y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos» (Zac. 14:5).
- «Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea…Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos» (Ap. 19:11.14).
Enoc vivió poco antes del diluvio y fue el primero en prever el regreso de Jesucristo. Su hijo, Matusalén, murió en el año del diluvio. ¿Por qué Enoc no profetizó el diluvio? Podría haber advertido a los hombres. Sin embargo, Enoc miraba más lejos, veía la más esencial de todas las metas: el regreso de Jesús para establecer Su Reino. El regreso de Jesús terminará con todos los juicios y todas las catástrofes y traerá el Reino de paz de Dios. La meta de Dios no es la destrucción del mundo, sino el Reino de Su Hijo.
4ª señal: la espera. «Conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna» (Judas 21).
En el regreso de Jesús para la resurrección de los muertos y el arrebatamiento de los miembros de la Iglesia que vivan todavía, la vida eterna llegará a ser una realidad. Es verdad que ya ahora, todos los que creen en Jesucristo la tienen, pero todavía no es visible. Tenemos que conservarnos en el amor, esperando continuamente el regreso de Jesús. Esta actitud siempre tendrá consecuencias prácticas en nuestra vida terrenal. Por eso se alaba a la joven iglesia de Tesalónica, porque su atención estaba puesta en el regreso de Jesús: «Porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera«.
De la misma manera, Santiago, también, enfatiza la importancia de esperar el regreso de Jesús: «Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca. Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta» (Stg. 5:7-9).
Y Juan escribe: «Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra» (Ap. 3:10). «Mi paciencia» se refiere a una espera paciente e inconmovible del regreso de Jesús. La Biblia de las Américas traduce: «Porque has guardado la palabra de mi perseverancia, yo también te guardaré de la hora de la prueba, esa hora que está por venir sobre todo el mundo para probar a los que habitan sobre la tierra.«
Enoc describe el regreso de Jesús con los Suyos como si ya hubiera acontecido, usando el pretérito: «He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él.» ¡La venida del Señor tiene que ser algo tan actual para nosotros como si ya hubiera venido o viniera hoy!
Hace un tiempo, me encontré con un hermano en Cristo que trabaja en una inmobiliaria. Me contó que, un día, tuvo un encuentro de trabajo en un lujoso hotel en el Sur de Alemania. Le llamó la atención que los tres pisos de más arriba estaban cerrados y eran vigilados por personal de seguridad. El hotel pertenecía a un jeque árabe, para el cual quedaban reservados los pisos de arriba. Pero esto no era todo: Las habitaciones del jeque eran mantenidas absolutamente limpias. Cada día se ponían y se quitaban las mesas, se colocaban fuentes con frutas frescas, se cortaba el césped etc. – a pesar de que el jeque venía solamente una vez cada tantos años. Pero, si de repente llebaga con sus amigos, todo tenía que estar listo.
El escritor cristiano C.S. Lewis, escribió lo siguiente acerca de la esperanza de los cristianos en cuanto al cielo, íntimamente relacionada con el regreso de Jesús:
La continua expectativa de la vida eterna no es (como piensan algunas personas modernas) una forma de escapismo o de deseo proyectado, sino una de las cosas que un cristiano tiene que hacer. No significa que debemos dejar este mundo tal como está Si leemos la historia veremos que los cristianos que más hicieron por este mundo fueron aquellos que pensaron más en el otro. Los apóstoles mismos, que iniciaron a pie la conversión del imperio Romano, los grandes hombres que construyeron la Edad Media, los Evangélicos ingleses que abo¬lieron el mercado de esclavos, todos ellos dejaron su marca sobre la tierra, precisamente porque sus mentes estaban ocupa¬das en el cielo. Desde que la mayor parte de los cristianos han dejado de pensar en el otro mundo se han vuelto tan ineficaces en este.
Y otro autor cristiano (Paul G. Mink) pregunta:
«¿Tiembla nuestro corazón de gozo cuando pensamos en ese glorioso día – o ya no significan para nosotros más que una simple información los pasajes bíblicos que nos hablan de la venida de Cristo? Si realmente creemos en el regreso de Jesús, tenemos que ir al encuentro de ese día con gozo, y entonces la fe en ese glorioso hecho influenciará y cambiará radicalmente nuestra vida. El Señor abra nuestros ojos y permita que nuestros corazones ardan con relación a este maravilloso mensaje de Maranatha, pues, «maranatha» significa: ¡Nuesto Señor viene! (1 Cor. 16:22).»
El Salmo 98 nos ofrece una interesante secuencia cronológica de los acontecimientos que llevarán al regreso de Jesucristo:
Verso 1 = la primera venida de Jesucristso y Su victoria en el Gólgota: «Cantad a Jehová cántico nuevo, porque ha hecho maravillas; su diestra lo ha salvado, y su santo brazo.»
Verso 2, primera parte = la extensión del Evangelio: «Jehová ha hecho notoria su salvación…»
Verso 2, segunda parte = nacimiento de la Iglesia de entre las naciones: «A vista de las naciones ha descubierto su justicia.»
Verso 3 = la restauración de Israel: «Se ha acordado de su misericordia y de su verdad para con la casa de Israel; todos los términos de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios.»
Verso 9 = el regreso del Señor: «… delante de Jehová, porque vino a juzgar la tierra. Juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud.»
5ª señal: la preservación. «Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén» (Judas 24-25; comp. v.1).
Paralelamente, el apóstol Pablo escribe: „… estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo“ (Fil. 1:6).
Apocalipsis también habla de «guardar«: «Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra» (Ap. 3:10).
Prestemos atención al efecto recíproco: El que sigue fielmente al Señor («has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre«, Ap. 3:8) – será guardado por el Señor («yo también te guardaré«, Ap. 3:10). En este mismo sentido, es que Judas escribe en el versículo 21 del guardarse a sí mismo, y en el versículo 24 del ser guardado por Dios. El que se guarda, será guardado.
La Iglesia será guardada de la hora del anticristo, que llevará al mundo entero a la prueba. La prueba se refiere a la primera mitad de la 70ª semana de Daniel (comp. Dn. 9:27). Pablo escribe al respecto: «… inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia» (2 Ts. 2:9-12).
¡Guardemos al Señor Jesús, Su Palabra, la espera de Su regreso y a Su pueblo de Israel en nuestros corazones! Entonces, Él nos guardará por el poder de Su Palabra. A continuación, una pequeña anécdota para ilustrar el tema:
En el año 1731, 20.000 cristianos de confesión protestante tuvieron que abandonar la región de Salzburgo. Encontraron refugio en Prusia Oriental. Una familia tuvo que dejar atrás a su hijo creyente, con la esperanza de que las cosas cambiaran. Él leía en una antigua Biblia, que siempre tenía que esconder. Cuando un día descubrió que había sido traicionado, guardó la Biblia grande en su mochila y huyó al lugar de refugio de sus padres. Dios lo guardó en su peligroso viaje. Era invierno y había una capa de nieve de varios metros. Por fin, en Noche Buena llegó a un lugar donde le dieron las últimas indicaciones para encontrar a sus padres. Los lobos aullaban a lo lejos y venía la noche, y todavía no había alcanzado su meta. Vio una luz a lo lejos y dirigió sus pasos hacia allí. De repente tropezó y cayó a la nieve. Un inmenso lobo se arrojó desde atrás sobre él. El joven dio un grito, la mochila con la Biblia cayó sobre su cabeza, y luego perdió la consciencia. La luz provenía de una estancia. Ya había pasado la Noche Buena, pero el hacendado escuchó un grito y corrió hacia afuera con su fusil en la mano. Allí vio que un lobo se apoyaba sobre una persona caída en la nieve. Le dio un tiro al lobo y llevó a la persona inconsciente hacia adentro. Allí, la mujer reconoció a su hijo. Cuando le sacaron la mochila, vieron que el lobo había mordido con sus terribles dientes la dura tapa de la Biblia…
¿Qué nos enseña este episodio? La Palabra de Dios es nuestra protección. Si vivimos con ella poniéndola como norma, si ella siempre nos acompaña, si la llevamos en la mochila de nuestra vida, el enemigo siempre fracasará frente a ella, y nosotros llegaremos seguros a casa.
3 Comments
Amen….Todo esta escrito en la Biblia..El regreso de Jesuscristo esta cerca….
Estimado Enrique
Gracias por comunicarse con nosotros. La forma que tiene para adquirir nuestra literatura es desde nuestra librería online: http://catalogo.llamadaweb.org/215-muestra-revistas.html
Si no puede acceder, puede volver a comunicarse con nosotros!
Bendiciones,
Robert
LlamadaWeb.org
Todo se va dando como lo la palabra lo describe.son los últimos tiempos el ser humano ya no sabe que inventar yesta perdido .solo la misericordia de Dios podrá actuar bendiciones.