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30 septiembre, 2016Autonomía Palestina ante cambio de poder
El cambio de poder llegará. De eso no cabe duda. Lo incierto es, solamente, si en la cumbre de la Autonomía Palestina, en el futuro, realmente se encontrará un asesino de ciudadanos israelíes. Lo dudoso en ese caso, también, es si entonces existirán posibilidades de realizar negociaciones.
La atmósfera que rodea a la Autonomía Palestina (AP), anuncia un cambio. El presidente de la AP, Mahmud Abás, cada vez envía más señales de que se ha cansado, y que por fin desea dejar el escenario político. Lo seguro es que en el liderazgo político de la AP, con sede en Ramala, se efectuará un cambio generacional. Las partes involucradas están preparadas para una lucha por el poder, y el cambio que tendrá lugar con una decisión personal, en los próximos años decidirá el futuro camino de la AP, y así, también, en gran parte, el carácter del conflicto con Israel. Entre los hombres que podrían llegar a ser sucesores de Abás está Mohammed Dahlan, quien en tiempos anteriores oficiaba como representante del Fatah en la Franja de Gaza. Él ya ha buscado respaldo en Egipto, y también se ha asegurado el apoyo de los Emiratos Árabes. Otro candidato es Saeb Erekat, quien oficia como secretario del comité ejecutivo de la OLP. A causa de ese puesto, él es el número dos oficial de la AP, y por eso es considerado como uno de los posibles sucesores de Abás. Pero, el candidato posiblemente más popular para ese puesto es Marwan Barghuthi, quien puede estar seguro de un gran apoyo público y quien es líder del Tansim, el brazo militar del movimiento Fatah. Desde hace 14 años, su dirección postal es: Cárcel Sharon, Israel. Él tiene cinco condenas a prisión de por vida que cumplir.
El hecho de estar en una cárcel no aparta a Barghuthi de sus aspiraciones, al contrario. Algunos sostienen que este hecho, incluso, le favorece en la realización de sus planes, ya que esto incrementa su popularidad con el pueblo. Si se realizaran ahora las elecciones para el liderazgo de la AP, Barghutti, sin lugar a dudas, ganaría la carrera. Él, incluso, cuenta con el apoyo del liderazgo extranjero del Hamas, ya que, en cuanto a la lucha contra la ocupación israelí, ha llegado a un acuerdo con los portavoces de esta organización. Ya han sido declarados los siguientes objetivos: la retirada de Israel a las fronteras anteriores al estallido de la Guerra de los Seis Días, de 1967; la abolición de los acuerdos de Oslo; y la retirada de la afirmación palestina de reconocer la existencia del Estado de Israel. Se han puesto de acuerdo en una lucha de resistencia libre de violencia, como por ejemplo la huelga de brazos caídos, en la que no se hará uso de armas, ni de terrorismo, ni de violencia.
Este plan de batalla está ideado para hacer aparecer a Barghutti, hacia afuera, como un Nelson Mandela palestino. Y, de hecho, sus seguidores se han puesto en campaña para que él sea nominado para el Premio Nobel de la Paz. Barghutti, no obstante, está muy lejos de Mandela, ya que durante la Segunda Intifada fue el iniciador de toda una serie de actos crueles de terrorismo, entre ellos también atentados de suicidio. Los atentados por él iniciados costaron la vida a incontables israelíes. Aún hoy en día él representa una postura muchísimo más radical que la de Mahmud Abás. Él ha dejado claro, categóricamente que, en el caso de que una resistencia sin violencia llegara a fracasar, existiría solamente el regreso a una intifada. Eso, a su vez, parece ser el quid de la cuestión de por qué él es apoyado por el Hamás y el Yijad Islámico.
Seguramente no es necesario exponer que, desde el punto de vista israelí, Barghutti probablemente sea el más problemático de todos los posibles candidatos. Si él realmente llegara a ser nominado y luego elegido para el puesto, surgiría una presión internacional sobre Israel para liberarlo. De darse un escenario de ese tipo, los expertos han presagiado que el gobierno israelí llegaría a añorar el liderazgo de la AP bajo Abás quien, si bien él y sus partidarios no son unos pobres inocentes, aún así han renunciado públicamente al terrorismo y a la violencia, y han sostenido una cooperación concerniente a la política de seguridad con Israel.
Abás, quien es más corrido que un zorro viejo en el escenario político, sabe demasiado bien que Barghutti sería el sucesor que llevaría el camino iniciado por él a la nada. Por esta razón, recientemente, y con buenos motivos, algún tiempo antes de su posible retirada, ha convocado a un tribunal constitucional de su gusto. En el correr de los fallos de este tribunal, él desea preparar el camino para la elección de un candidato diferente como sucesor de su cargo, ya sea Erekat o también Majed Faraj, quien oficia como director del servicio de seguridad palestino. ¿Será que realmente logrará salirse con la suya en esta jugada que, en general, es vista como que estaría esquivando el deseo de su pueblo? Es difícil de creer. Por ahora, tanto Erekat como también Dahlan, que ambos están alertas para escuchar lo que exige su pueblo, anunciaron que ellos apoyarán a Barghutti, en caso de que éste fuera elegido.