Éste es nuestro Dios

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Autor: William MacDonald

Podemos conocer a Dios tal como Él se revela en la Biblia y en la persona de Cristo. Y aun así, ¡cuán poco sabemos realmente de Él! Podemos verlo a través de espejo, oscuramente, pero nunca podremos llegar a entenderlo por completo. Comprenderlo es algo que queda mucho más allá de la capacidad de los ángeles y de los seres humanos.


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PE2274 – Estudio Bíblico
Éste es nuestro Dios



Un gran saludo a todos nuestros amigos y hermanos oyentes!! El tema de hoy se titula: “Éste Es Nuestro Dios”.

Dios es Único en Majestad, como dice el título del mensaje y del libro de William MacDonald. Frederick William Faber, escribió:
“Es Tu majestad tan resplandeciente,
Y Tu trono de gracia hermoso,
En profundidades de luz ardiente!

¡Cuán maravilloso, cuán hermoso verte debe ser;
Tu interminable sabiduría, incalculable poder,
Y asombrosa pureza!”

Hemos hablado de los atributos de Dios. En primer lugar, listamos sus atributos intransferibles:

Él es el Único Dios Verdadero, es Tres Personas en Una, es la Fuente de Vida que no fue Creada. El Señor es Autosuficiente, Su conocimiento es sin Límite, es Todopoderoso, está en Todo Lugar Todo el Tiempo. Él es el Rey Eterno, Dios no Puede Morir, Él está Más Allá de Toda Medida. Es la Autoridad Soberana, está Por Encima de Todo, es Demasiado Grande para Comprender Plenamente. Su Presciencia es Perfecta, y Él es Siempre el Mismo.

Listamos ahora Sus atributos transferibles, o sea los cuales podemos compartir nosotros, aunque sea en una ínfima medida. Nunca podremos tener estas cualidades en forma perfecta. Siempre serán reflejos débiles y pálidos de las de Dios. Pero, nosotros podemos amar, ser santos y mostrar misericordia. Podemos ser justos y verdaderos, y mostrar gracia y piedad. Y ya que podemos, debemos hacerlo. Así es que podemos ser imitadores de Dios, como se nos exhorta en Efesios 5:1. Así que, los atributos transferibles son los siguientes:

Dios es Espíritu, es Maravilloso Amor, y Sublime Gracia. Es Rico en Misericordia, Su Ira es Temible, y Él es Santo. Es Sabio Más Allá de Toda Descripción, Dios es Bueno, Su Generosidad es Abundante. Es Equitativo, Justo y Recto, Su Celo es Divino, Grande es Su Fidelidad. Y es Lento en Perder la Paciencia.

En fin: Grande es el Señor!!

“He aquí, Dios es grande, y nosotros no le conocemos, ni se puede seguir la huella de sus años”, nos dice Job 36:26

“Él hace grandes cosas, que nosotros no entendemos”, capítulo 37, versículo 5.

Dios es más grande que la mente misma. Es tan grande, que nosotros tan solo vemos los bordes de Sus caminos y oímos solo un susurro de Su poder.

Si lo reducimos a nuestro tamaño, nuestras vidas empobrecerán acordes a esa medida. Por eso, es importante que nuestros pensamientos de Dios sean sublimes.

Así que para concluir, podemos decir: Éste es nuestro Dios!!

Es nuestro Dios, a quien Joseph Addison alabó de esta manera:
“¡Por toda la eternidad, a Ti
Mi canto gozoso entonaré;
Mas, ¡oh! corta es la eternidad
Para toda Tu alabanza trovar!”

Quedaría incompleto cualquier libro que quisiéramos escribir acerca de los atributos de Dios. El ordenador descansará y la impresora quedará en silencio, y apenas habremos empezado a tratar el tema. Es tan inmenso que nunca se acabará en esta vida, y ni siquiera la eternidad bastará para explorar su altura, profundidad, largura y anchura.

Podemos conocer a Dios tal como Él se revela en la Biblia y en la persona de Cristo. Y aun así, ¡cuán poco sabemos realmente de Él! Podemos verlo a través de espejo, oscuramente, pero nunca podremos llegar a entenderlo por completo. Comprenderlo es algo que va mucho más allá de la capacidad de los ángeles o de los seres humanos.

Después de haber rastreado el universo para encontrar superlativos con los cuales describirlo, regresaremos confesando que no hemos dicho ni la más mínima parte. Todos los vocabularios de todas las lenguas, fallan al contar Sus excelencias. John Darwell, el himnólogo inglés, estaba en lo cierto cuando dijo que aunque nosotros llegásemos a “reunir todos los nombres gloriosos de saber, amor y poder, que los mortales jamás llegasen a conocer, o que los ángeles llegasen a aportar jamás, serían inferiores para hablar de Su valor, e inadecuados para mostrar al Salvador”.

Tal como Dios es infinito, así son Sus atributos. Su santidad es absoluta. Su soberanía es completa. Su justicia es perfecta. Él es completamente inmutable, totalmente fiel e ilimitado en poder. Su conocimiento es inagotable; y Su presencia no tiene límites. Su sabiduría sobrepasa toda medida; Su amor va más allá de lo que se puede describir; y Su gracia es mayor que nuestra imaginación. Su misericordia es incalculablemente sublime; y Su ira es profunda, imposible de medir. Su bondad es un océano sin costas; y Su longanimidad es un cielo sin horizontes.

La existencia de Dios no tiene principio ni fin. No se lo debe a nadie ni a nada fuera de Él; y tampoco depende de nadie ni de nada fuera de Sí mismo para Su bienestar o felicidad. Es completamente incomprensible y supremamente transcendente. Y, ¿qué más podemos decir? Él es mayor que la suma de todos Sus atributos. Todos los atributos de Dios están en perfecto equilibrio. Ninguno se ejerce a expensas del otro; así como ninguno es mayor que otro. Nosotros podemos ser amables pero no justos del todo. Podemos tener un gran conocimiento, pero no gran sabiduría. Pero todas las características de Dios son perfectas, y coexisten en perfecta armonía.

¡Un Dios tan grande debe ser en gran manera alabado! “Él es
muy temido en el consejo de los santos, e imponente sobre todos los que están en su derredor”, nos dice el Salmo 89, versículo 7, en la versión de la Biblia de las Américas.

Y en el Salmo 48:14, leemos:
“Porque este Dios es Dios nuestro
eternamente y para siempre;
Él nos guiará aun más allá de la muerte “.

Las palabras de Ernst Lange, resumen mucho acerca de Dios:

¡Tú, oh Dios, abismo sin fondo!
¿Quién te conoce a la perfección?
¡Oh, inmensa altura! ¿Qué palabras bastarán
Para Tus incontables atributos mostrar?

Eres Tú profundidad insondable;
¡En el mar de Tu misericordia sumérgeme!
De verdadera sabiduría mi corazón carece;
Cúbreme, y con Tu amor abrázame.

Tu fuente fue la eternidad,
Cual, como Tú, principio no conoció;
Tú ya estabas cuando el tiempo su carrera empezó,
Antes de que el cielo con estrellas fuese iluminado.

Inmutable, todo Tú eres perfección,
Para la vida esencial, e ilimitado mar,
Lo que vive y se mueve, por Tu palabra es;
Vive, y se mueve, y proviene de Ti.

La grandeza inefable Tuya es,
Tanto que, cuando perezcan los mundos,
Y cuando pasen el cielo y la tierra,
Aún siempre Tu grandeza brillará.

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