Preguntas cruciales sobre el cristianismo (5ª parte)

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Autor: Tom Short

Un recorrido por cinco preguntas básicas sobre la fe cristiana, que pocas veces son respondidas adecuadamente: evidencias de Dios, Biblia, propósito de Jesucristo, vida cristiana.


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PE2385 – Estudio Bíblico
Preguntas cruciales sobre el cristianismo (5ª parte)



¡Qué gusto, amigos, estar con ustedes nuevamente! Como les adelanté en el último programa, hoy seguiremos revisando los 10 mandamientos a fin de responder esta pregunta sobre quién decide lo que es realmente bueno o malo. Continuemos con el cuarto mandamiento:

  • 4. “Acuérdate del día de reposo, para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna”.
    Este mandamiento nos remite al sencillo hecho de que Dios mismo es la fuente de vida. Debemos tomarnos un día cada semana para nuestro aprovechamiento espiritual y físico. Un día para recordarnos de que pertenecemos a Dios y adorarlo como corresponde. ¡Parece cómico pero es triste que algunas personas se rebelan tanto contra Dios que hasta no le obedecen cuando manda a descansar! Este mandamiento es un ejemplo perfecto de cómo los mandamientos de Dios se dictaron en amor y para nuestro beneficio. Nuestro mundo cuenta con abundantes comodidades para facilitar y simplificar la vida. Desde microondas hasta teléfonos celulares, computadoras hasta autos, máquinas para realizar gran parte del trabajo que las personas solían hacer. En la década del 60, los científicos sociales se preguntaban qué iban a hacer las personas con todo su tiempo libre ahora que las computadoras y máquinas hacían gran parte del trabajo ¡Sin embargo, estamos más agobiados, apurados y fastidiados que en cualquier otro momento de la historia! Millones de personas se afligen con enfermedades mentales y físicas provenientes del estrés y la ansiedad. Créelo o no, existían días, no hace mucho tiempo, cuando casi nadie trabajaba los domingos. Era un día reservado para vida de iglesia, familia y estar en la casa. Además eran días cuando, a pesar de las escasas comodidades, las personas eran más sanas y felices. Quizá debamos aprender algo de aquellas personas.
  • 5. “Honra a tu padre y a tu madre”.
    ¿Crees que Dios era consciente de la adolescencia cuando nos mandó a cumplir este mandamiento? Estoy seguro de que lo era, como también estoy seguro de que era consciente de lo difícil que puede ser mostrarles a nuestros padres honor y respeto sin importar la etapa de la vida donde nos encontremos (o se encuentren). Sin embargo, Dios nos manda a honrar, respetar y obedecer a nuestros padres. ¡No se refiere solo en un sentido general o cuando estamos de acuerdo con ellos, sino en todo tiempo! No cumplirlo es pecado; un grave pecado. El problema es que a veces se plantean situaciones difíciles. Por ejemplo, a veces la gente pregunta: ¿hay que honrar también a un padre abusivo. Sí, debemos seguir honrándolos simplemente porque son quienes nos trajeron al mundo. Sin embargo, vendrán momentos cuando, aunque continuaremos honrándolos, no hemos de obedecerlos. Otra pregunta importante es: ¿y si mis padres me exigen que cometamos un acto pecaminoso? Claramente, no hemos de obedecerlos si eso significa desobedecer a Dios; primero está siempre la obediencia directa a Dios.
  • 6. “No matarás”.
    Sé que estás pensando: “¡Por fin llegamos a un mandamiento que no he transgredido!”. Sí, puede ser verdad que hemos maldecido, violado el día del Señor, seguido falsos conceptos de Dios y deshonrado a sus padres, pero al menos la mayoría podrá afirmar que no ha matado a nadie. Hasta te diré que me ha sucedido de preguntarle a algunas personas por qué creen que Dios debería dejarlos entrar al cielo, y la respuesta más frecuente ha sido: “Porque nunca he matado a nadie”. Sin embargo, Jesús señaló que los parámetros de Dios van mucho más allá de nuestras acciones, llegan a la actitud del corazón. En Mateo 5:21-22 Jesús mismo dijo: “Oísteis que fue dicho a los antiguos: `No matarás´,….mas yo os digo, que cualquiera que se enojare locamente con su hermano, será culpado del juicio; y cualquiera que dijere a su hermano, `Raca´ (es decir, “necio” o “inútil”), será culpado del concejo; y cualquiera que dijere, Fatuo, será culpado del infierno del fuego”.
    A Dios le importa nuestro corazón y nuestra motivación. Aunque puede resultar una acción meritoria que realmente no haya matado a nadie que lo provocó, es su corazón lo que cuenta. ¿Quién de ustedes puede decir que nunca ha matado a nadie, intentado vengarse, destruir la reputación de alguien más por medio de sus palabras, o sentido celos o envidia? Estos pensamientos, palabras y actos nacen de nuestro egoísmo y el poco amor en comparación al que Dios espera que mostremos.
  • 7. “No cometerás adulterio”.
    Dios creó el matrimonio y la familia. Este mandamiento se diseñó para proteger esta vital institución y garantizar un ambiente amoroso y estable tanto para los adultos como para los niños. La Biblia considera que el adulterio es un ataque directo a la familia. Del mismo modo, este mandamiento prohíbe todo acto sexual antes o fuera del matrimonio. A veces parece que personas se quedan despiertas en la noche y sueñan formas de violar este mandamiento mientras permanecen “vírgenes técnicamente” o “técnicamente fieles”. Ver pornografía, frecuentar clubes de striptease y fantasear sobre novelas románticas no comprende adulterio físico, sin embargo alimenta el corazón egoísta y adúltero que está dentro de nosotros. A Dios no le interesa que cumplamos lo escrito en la ley si violamos el espíritu de la misma ¡Apuesto a que a tu cónyuge no estaría muy complacido tampoco! Pero, amigo, no me malentiendas: el sexo no es algo malo; de hecho, es algo maravilloso. El mal uso del sexo es lo que Dios condena. Para que lo entiendas piensa en cuál fue el primer mandamiento que Dios les dio a Adán y Eva. ¡Cuando les dijo: “Frutificad y multiplicaos”, no se refería a jardinería ni a tablas de multiplicar! Cuando Adán y Eva cumplieron con entusiasmo con el mandato, Dios no se sorprendió y dijo: “¡No me refería a eso!”. Los mandamientos de Dios nos fueron dados en amor. Nos otorgó los mandamientos sobre la fidelidad sexual no para quitarnos placer, sino para proveernos una vida de intimidad libre de culpas con una esposa o esposo para toda la vida, salvándonos así de unas cuantas complicaciones.
  • 8. “No hurtarás”
    No debemos tomar aquello que le pertenece a otro. No importa si es de mucho o poco valor. No importa si les robamos a ricos quienes “lo perderían” o a los pobres a quienes se les dificultaría defenderse. Esto comprende hacer trampa en un examen o no pagar los debidos impuestos. Nunca debemos tomar lo que le pertenece a otro.
  • 9. “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio”.
    Dios es sincero y nosotros deberíamos serlo también. Nos está prohibido mentir sobre alguien o a alguien. Este mandamiento también prohíbe la murmuración y calumnias sobre otros. Nuestras palabras deben ser verdaderas, tanto si hemos jurado sobre una pila de Biblias y firmado con nuestro nombre debajo o no.
  • 10. “No codiciarás cosa alguna de tu prójimo”.
    Aunque no está mal trabajar duro para conseguir algo que deseamos, este mandamiento prohíbe buscar con lujuria (codiciando) lo que legítimamente no nos pertenece. Se refiere a las intenciones de nuestro corazón y exige nuestro contentamiento. Esto es difícil en un mundo materialista donde diariamente nos bombardean publicidades de productos con el mensaje de que necesitamos de esos elementos para ser verdaderamente felices. Este mandamiento tiene un alcance mayor al de codiciar posesiones materiales. Abarca estar conforme con nuestra apariencia, inteligencia, herencia familiar, estatura física, etc. Amigo, ¿alguna vez sentiste celos de la apariencia o inteligencia de otro? Entonces lamento decirte que has quebrantado este mandato.

Si éste es el parámetro que utiliza Dios para juzgar a la humanidad, un vistazo a la lista me dice que estoy en problemas. Obtuve un perfecto 10 de calificación sobre esta lista: ¡he violado todos! Si éste fuese el final de la historia, podríamos concluir correctamente que no tenemos mucha esperanza para ir al cielo. Desesperados por la aprobación de Dios, algunas personas recurren a la religión, filosofía o a la negación de placeres mundanos. Otros especulan que si pueden hacer suficientes buenas obras para equilibrar las malas que han hecho, serán salvos. Solía pensar que Dios no podría enviar a todos al infierno, por tanto mientras me mantuviese entre los mejores del 10 o 20 por ciento de la humanidad, tendría una muy buena probabilidad de llegar al cielo. Por supuesto, todos estos enfoques pierden un punto esencial: el problema moral que tenemos ante Dios tiene que ver con más que solo los actos que hemos llevado a cabo. Comprende nuestra propia naturaleza egoísta. Y la solución a ese problema es mucho mayor de lo que usted o yo podríamos proponer por nuestra cuenta: Esa solución es Jesucristo, quien vino a esta tierra justamente para cargar sobre sí el castigo por todas nuestras infracciones. En el próximo programa estaremos hablando sobre quién es Jesús. Pero mientras tanto, amigo, si aún no has creído en él como tu salvador, te animo a que tomes la decisión de confiarle tu vida ahora mismo. Solo Jesús podrá librarte del peso y el castigo por tus faltas. Si crees en él como tu salvador, dice la Biblia en Juan 3:16 que no te perderás en el infierno, él te dará la salvación, la vida eterna.

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