La Soledad – Parte 1
9 abril, 2018Cómo evitar que su vida se derrumbe – Parte 1
9 abril, 2018Continuamos hablando con Isabelle sobre la soledad. Esta vez desde otra perspectiva: ¿siempre es mala la soledad? Te invitamos a que conozcas los testimonios de distintos personajes bíblicos que fueron bendecidos y de bendición en medio de la soledad. Encuentra consejos concretos para que, si estás pasando un momento de soledad, encuentres consuelo en Dios.
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EA732 – Entre Amigas –
La Soledad – Parte 2
Entrevista a Isabelle Ramseyer
Victoria: Continuamos Entre Amigas con esta segunda parte del tema que estamos compartiendo con Isabelle, le damos la bienvenida nuevamente. Estamos hablando de la soledad. Hablamos de que Dios no diseñó al hombre para la soledad, no estaba en el plan de Dios, pero muchas veces nos toca vivir momentos así. El Señor buscó una relación desde el primer momento que nos creó. También hablamos de cómo podemos superar la soledad. Ahora, ¿Siempre es mala la soledad?
Isabelle: No siempre es mala. Si bien Dios no nos ha creado para la soledad, sino que nos ha creado para la comunión con Él y para poder tener comunión los unos con los otros, la soledad también puede tener un rol importante en nuestras vidas. Necesitamos también momentos de soledad. Así como el ser humano necesita la comunión, también necesita momentos de soledad. Porque Dios quiere usarla también. Por eso decimos que hay una soledad saludable una soledad fructífera, a través de la cual Dios nos quiere enseñar algo, a través de la cual Él nos quiere formar y cambiar nuestras vidas. Y por eso también es importante pensar en eso.
Victoria: Qué importante. Cuando Jesús hablaba de la oración, algunas de las instrucciones que daba eran que uno se encerrara, cerrara la puerta y se tomara un tiempo para estar a solas con Él. ¿Qué forma puede haber para que el Señor use la soledad en nuestras vidas?
Isabelle: Hemos mencionado ya un poco el ejemplo de Jesucristo en el programa anterior, hemos pensado un poco en cómo él pasó por momentos de total soledad en la cruz, fue dejado solo por los hombres y también incluso fue desamparado por Dios. Porque él cargó todos nuestros pecados en él, y tuvo que sufrir la condenación del pecado. Jesús pasó por una soledad que nosotros ni podemos imaginar. Pero estuvo dispuesto a pasar por estos momentos de soledad por nosotros, lo hizo pensando en nosotros, pensando en nuestra salvación. Ese es el ejemplo supremo de una soledad muy fructífera, que realmente fue para nuestro bien, para nuestra eterna bendición. Ahora, hay otros ejemplos impresionantes en la Biblia. Pienso, por ejemplo, en Moisés. Cuando Moisés estuvo en el desierto con el pueblo de Israel, que era un pueblo complicado que venía con muchas quejas, venían todos ante él y él tenía que escuchar sus quejas y solucionar todos sus problemas. En ese momento fue su suegro de Moisés a quien Dios usó para que le dijera que dejara de hacer todo eso solo, porque no podría soportarlo, y fue su suegro quien le ayudó a comprender que tenía que delegar, que tenía que pedir ayuda, que no podía estar solo, sino que necesitaba un equipo a su lado.
Victoria: Qué interesante, le estamos encontrando una parte productiva a la soledad y podemos ver como Dios la usa y la ha utilizado en distintas etapas, en distintos momentos de la historia, con personajes que aparecen en la Biblia y en los cuales Dios usó la soledad para bendecirlos, para bendecir a los demás y para hacerlos crecer.
Isabelle: Sí, y yo también estaba pensando en el apóstol Pablo, que también es un ejemplo muy impresionante. Al final de su vida lo vemos prácticamente solo, en la cárcel, desamparado por la mayoría de sus amigos, y, además, teniendo por delante la condenación y la muerte. Él ya sabía que eso era lo último. Y en su segunda carta que escribe a Timoteo dice: “En mi primera defensa nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron” Qué triste leer esto, ¿no? Pero después dice algo muy lindo: “Que no se les tenga en cuenta.” Y esto nos muestra que él no tenía amargura. Había quedado solo en esta situación tan dura, pero no vemos ninguna amargura en él. Y nos preguntamos: ¿cómo hizo? ¿Cómo pudo estar con esta serenidad en medio de la soledad? Y creo que la respuesta la leemos en el versículo que viene después. Dice: “Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen.” O sea, vemos dos cosas acá. Primero, experimentó la cercanía del Señor de una manera muy especial en su soledad. Seguramente esto lo fortaleció muchísimo. Después vemos también que aprovechó la soledad, aprovechó la situación, a pesar de estar solo, aprovechó las puertas abiertas que el señor le dio en esta situación y predicó el evangelio cuando tenía que aparecer ante del tribunal, de manera que todos los gentiles en Roma escucharon el mensaje.
Victoria: Y Pablo también continúa predicando hasta el día de hoy a través de todas las epístolas que escribió en esos momentos de soledad dirigidas a los hermanos que estaban lejos, también hasta el día de hoy se sigue viendo fruto de esa soledad.
Isabelle: Exactamente. Y así también nosotros podemos aprovechar los momentos de soledad para buscar la cercanía del Señor, pero también para hacer algo con esta soledad, para aprovecharla, para dar pasos de obediencia a Dios.
Hay muchos otros ejemplos en la Biblia. Pensemos en Juan, cuando estuvo en la Isla de Patmos, lo habían desterrado, y él estaba completamente solo. Pero allí dice, en Apocalipsis, que Dios vino a él. El Señor vino a él, y es algo muy lindo ver que, en este momento, Dios lo vio. Dios se manifestó a él y él recibió un mensaje tremendo para toda la humanidad, y nos enseñó muchísimas cosas en esta soledad. Pensamos también en María Magdalena, después de que el Señor Jesucristo había muerto en la cruz, le habían puesto en la tumba y ella quedó totalmente sola, desamparada, triste, es una soledad que ni podemos imaginarnos, porque su maestro, su salvador había muerto y no estaba más. Una tristeza inmensa en su corazón.
Victoria: Sobre todo porque su vida había estado enfocada, al igual que la de los discípulos, en seguir a Jesús durante todos esos años, y ahora ya no estaba. Sin embargo, cuando estuvo sola, el Señor apareció.
Isabelle: Él se le manifestó. Y realmente podemos contar con esto también, que, en estos momentos de soledad, el Señor algo quiere hacer en nuestras vidas. Él se quiere manifestar, Él nos ve, y viene a nosotros.
Victoria: Estamos finalizando con este tema de la soledad, y tal vez muchas de las que están escuchando nunca pensaron que la soledad tenía también su lado bueno. ¿Qué podemos decirles a nuestras amigas para que puedan valorar y aprovechar la soledad en sus vidas?
Isabelle: Sí, es verdad que la soledad puede llevar un hermoso fruto en nuestras vidas. Lo hemos visto en los ejemplos bíblicos de los cuales hemos hablado. Ahora, nosotras y las amigas que nos escuchan que quizás se encuentran en un momento de soledad, ¿qué podemos hacer para aprovechar estos momentos? ¿Qué quiere Dios con la soledad en mi vida? Lo primero, ya lo hemos dicho, es aprender a aprovechar el tiempo y la quietud para escuchar la voz de Dios. Es un momento para fortalecer nuestra comunión con él, para leer la Biblia, para buscarlo a Él. También, aprender a valorar la comunión con los demás. En mi soledad aprendo lo lindo que es poder hablar con otros, qué lindo que es poder comunicarme con otros. Y llega a ser algo más preciosos para mí, y eso es bueno también. En la iglesia, por ejemplo, si somos creyentes y vamos a una iglesia, qué bueno es aprender a valorar, el poder estar juntos, el poder tener comunión, y sobre todo esta comunión tan linda que tenemos por la fe en el Señor Jesucristo. Después hay también un efecto bueno que vemos, que en la soledad nos ponemos más sensibles a la necesidad del otro. Aprendemos también por lo que nosotros sufrimos en cierta manera, a pensar en los demás, en cómo están pasando los otros.
Otra cosa que Dios nos puede mostrar en la soledad es que hay una necesidad en nuestra vida de cambiar una situación. Hemos hablado del ejemplo de Moisés, que pensaba que tenía que hacer todas las cosas solo, que tomaba toda la responsabilidad del pueblo de Israel sobre sus hombros, solo, hasta casi derrumbarse. Entonces en la soledad, Dios nos puede mostrar que no está bien que tu pienses que tienes que hacer todas las cosas sola.
Victoria: Nos puede direccionar a un cambio.
Isabelle: Exactamente. Nos puede llevar a buscar una solución, a buscar ayuda, a formar un equipo, a compartir el trabajo con otros, que además es mucho más lindo, es mucho más fructífero trabajar juntamente con otros que hacer todas las cosas sola. Esto nos puede llevar a un cambio de estilo de vida, y que sea un estilo de vida mucho más sano.
Por último, creo que también la soledad nos puede ayudar a entender un poquito más lo que Jesucristo hizo por nosotros cuando fue por el camino de la cruz, completamente solo y desamparado por amor a nosotros, pensando en nosotros. Un poquito podemos comprenderlo y valorarlo mucho más.
Victoria: Tantas veces en el correr del día a día no tenemos la oportunidad de meditar en tantas de estas cosas que hemos hablado, pero tal vez un momento de soledad sea necesario, tal vez alguna de nuestras amigas está atravesándolo hoy, que pueda aprovechar para poner en práctica estos consejos. En resumen, vamos a hablar un poco de lo que estuvimos viendo. Dios está también detrás de la soledad.
Isabelle: Sí, Dios no nos ha hecho para la soledad, porque, como hemos dicho, Él quiere tener comunión con nosotros, Él nos ha hecho con una necesidad y una capacidad de comunicarnos y de tener comunión. Eso es seguro. Y Él nos ha hecho para Él, quiere en primer lugar tener comunión con nosotros. Es algo muy lindo y es algo que nos llena, que hay un lugar en el corazón que solamente lo puede llenar Dios, solamente puede ser llenado en nuestra comunión con Dios. Pero, también es un hecho que hay etapas de soledad, momentos de soledad. Si bien la soledad no es nuestro destino, sí hay momentos en los que Dios quiere usar esta soledad para enseñarnos a salir de eso, enseñarnos a conocerlo más a él, enseñarnos a cambiar nuestro estilo de vida, para poder disfrutar de sanas relaciones, con Él en primer lugar y con los demás. Por supuesto que uno depende del otro, si mi relación con Dios está en orden, también lo estará mi relación con el prójimo.
Victoria: Qué interesante lo que decías recién, que el destino no es la soledad, quizás es una parada, pero no es el destino. Es lo que el Señor quiere trabajar en nuestra vida para que sigamos creciendo. Muchas gracias, Isabelle, por todo esto que trajiste preparado para nosotras, nos ha enriquecido mucho, y bueno, esperamos que todas nuestras amigas que tal vez estaban pasando por un momento de soledad, puedan recibir estos consejos, puedan ayudar a alguien más, y también esperamos que se queden con nosotras y que continúen escuchando más de este programa de Entre Amigas.