Dos bellezas contrastadas
9 abril, 2018Yo confío
9 abril, 2018Entrevistamos a Claudia Cardozo acerca del trabajo que podemos hacer como mujeres en la iglesia. Hablamos de los distintos ministerios importantísimos en los cuales podemos participar para ser de bendición para otras hermanas. Aprendimos que tenemos la obligación de enseñarles a las más jóvenes en la fe, acerca de lo que hemos aprendido. Te invitamos a conocer más de este tema que es de tanto ánimo para nuestras vidas.
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EA748 – Entre Amigas –
Ministerio con las mujeres
Entrevista a Claudia Hinnenthal
Victoria: Muy bien amigas, llegó la hora de la entrevista, estamos hoy con Claudia Cardozo. Claudia acompaña a su esposo Esteban Hinnenthal en el ministerio, es esposa de pastor, mamá de cuatro hijos, y bueno, nos va a estar hablando acerca de lo que es el ministerio, la obra entre nosotras las mujeres. Claudia, es un gusto tenerte, que Dios te bendiga.
Claudia: Muchas gracias, buenas tardes. Yo conocí al Señor Jesús como salvador personal, y desde ese momento hubo un cambio tan grande en mi vida, que el Señor tocó mi corazón para que le pudiera servir en la iglesia local entre las mujeres, los niños, y los adolescentes. Llevo en eso 25 años, y Dios me ha dado muchas oportunidades para servir de diferentes maneras entre las damas.
Victoria: Para las amigas que no saben, les contamos que ustedes están pastoreando una obra acá en Montevideo, y también en el interior del país.
Claudia: Sí, y ha sido de gran bendición poder, desde Montevideo, atender a una iglesia en el campo, donde las necesidades son diferentes, y la vida de las mujeres allí muy distinta. Poder atenderlas en sus necesidades, con la palabra de Dios, ha sido de mucha bendición. Para ellas, pero sobre todo para nosotras.
Victoria: ¡Qué lindo! Qué lindo porque en la Biblia vemos claros ejemplos de mujeres involucradas en el ministerio, ya sea en el Antiguo o en el Nuevo Testamento, siempre buscando a Dios, buscando las soluciones, yendo a pedirle ayuda a los profetas, yendo a Jesús, y bueno, hoy, ¿cómo puede una mujer involucrarse en el ministerio?
Claudia: Bueno, nos basamos en el pasaje de Tito 2:2-5 donde Dios mismo les dice que las ancianas tienen que ayudar a las jóvenes, amar a sus maridos, ser buenas, castas, prudentes, atender a sus hijos, etcétera. Entonces pensamos que una mujer que recibe a Cristo como Señor y salvador empieza a buscarle a través de su Palabra, ella misma empieza a aprender muchas cosas preciosas, y se hace después una comunicadora para las demás. La idea es involucrarse en los espacios en donde ella ve, y donde el Señor muestra que puede servir, que son muchísimos. Es maravilloso poder servir a otra, con las cosas que Dios ya ha hecho en una misma, en su propio corazón.
Victoria: Y cosas tan sencillas como decías, que las que ya han pasado por una etapa puedan ayudar a las más jóvenes en eso. Porque muchas veces tenemos ganas de servir, pero primero tenemos que solucionar las cosas en nuestra casa, debemos tener un orden, no que salgamos y que quede todo como quede.
Claudia: Exactamente. Cuando decimos jóvenes, nos referimos a las jóvenes en edad, pero también a las jóvenes en el camino del Señor, que tienen que aprender un montón de cosas.
Victoria: Claro, vienen con un montón de costumbres y tienen que cambiar e ir aprendiendo nuevas cosas.
Claudia: Exacto. Entonces nos convertimos en ancianas, y no necesariamente tiene que ver con la edad. Podemos ser jóvenes que ya hemos aprendido cosas en el camino del Señor y estamos aptas para poder enseñarle a aquellas que recién entran en el camino, que conocen el Señor hace poquito, que todavía no entienden cómo leer la Biblia, que no entienden qué hacer en la iglesia local, y nosotras podemos guiarlas de lo que nosotras mismas hemos aprendido.
Victoria: Acompañarlas. Y después también está el tema del testimonio en la familia. Tal vez hay alguna amiga que nos está escuchando y que ha conocido al Señor, pero la familia todavía no entiende mucho de qué se trata, eso también es una manera de hacer ministerio.
Claudia: Sí, es que en primer lugar se trata de ser luz en tu propia familia. Amando a tu esposo, cuidando a tus hijos, siendo cuidadosa de tu propia casa, eso en primer lugar. Llevando la palabra allí, a veces, sin palabras, sino con la conducta, como dice la Biblia. Pero después sí tenemos muchas opciones para trabajar en la iglesia local, que las vamos a estar viendo un poco.
Victoria: ¿Cuáles son las áreas en las que las mujeres podemos servir en la iglesia local?
Claudia: Es un abanico muy amplio, y en la medida en la que nosotras vamos preparándonos en la Palabra de Dios, incursionando en lo que el Señor nos enseña, es que nosotras también podemos introducirnos en ministerios en cuanto a la Palabra. Se me ocurre, por ejemplo, que llegan jóvenes a la iglesia, o mujeres nuevas, que todavía no entienden mucho. Primero podemos ayudarlas a conocer a Cristo. Después de que conocen a Cristo, podemos ayudarlas a que aprendan a leer la Biblia, a estudiarla, a sacarle el jugo a la Escritura. Y una vez que ya se van preparando y que el Espíritu Santo va obrando en su corazón, ellas también están capacitadas para poder ayudar a otras. Puede ser en consejería, en ministerios con niños o con adolescentes, en muchas cosas.
Victoria: En la obra en la que tú estás. ¿Cuáles son los ministerios que están llevando a cabo las mujeres? ¿A qué se están animando?
Claudia: Bueno, es precioso ver la cantidad de actividades que podemos llegar a tener las mujeres en una iglesia, y lo mucho que podemos ayudar ahí en donde estamos. Por ejemplo, en toda la parte práctica, en el orden, la organización, la limpieza, arreglar ropa para repartir en el barrio o para entregar a los niños de la escuelita bíblica, también puede ser organizar reuniones para damas, o retiros de un día y una noche, actividades con adolescentes y con jóvenes, consejería, que con todo lo que estamos viviendo hoy necesitamos muchos consejos sabios de la Palabra de Dios, y ahí podemos estar involucradas las mujeres también. Visitando a las mujeres que no pueden acercarse a la iglesia, o teniendo un ministerio en un hospital, entregando paquetitos con un folleto evangelístico en la parte de maternidad.
Victoria: Sí, en el tema del evangelismo siempre vemos a alguna hermana en algún hospital, mismo en las paradas del ómnibus, siempre con un folleto dispuesta a compartir. Gracias a Dios por esas hermanas. Las mujeres nuevas que llegan a la iglesia ¿tienen alguna dificultad o problema en común?
Claudia: Sí, o sea, normalmente llega una mujer que, o está deprimida, o está desesperada porque no sabe qué hacer frente a la situación que le ha tocado vivir. Sin esperanza, y no importa, más allá de las circunstancias que esté viviendo, que pueden ser diversas: problemas en su familia, problemas con sus hijos, esposos indiferentes, mala situación económica, enfermedad, rebeldía en los hijos o en los nietos, vienen desesperadas buscando ayuda, y lo primero que tenemos que hacer es hablarles del Señor Jesucristo, porque él es la solución a su problema mayor, la solución a ese vacío, a esa separación que tienen con Dios. Poder llevarles el evangelio, saber que están separadas de Dios por su propio pecado como un día lo estuvimos nosotros también, pero hemos conocido a Jesucristo quien murió en la cruz, derramando su sangre por nosotros.
Es hermoso, me tocó vivir algo así con una mujer que vive en el interior, que estaba por suicidarse debido a todos los problemas que tenía y la desesperación de no saber cómo enfrentarlos. Estuvimos conversando, y, por la gracia de Dios, ella pudo entregar su vida al Señor Jesucristo, recibirlo en su corazón como salvador, pedirle perdón por sus pecados y nacer a una nueva vida. Y hoy por hoy, ya ha pasado un tiempo, hemos estado en contacto con ella, y vemos que el Señor ha hecho grandes cosas en su vida a pesar de las circunstancias. Ella ahora puede enfrentar los problemas y reaccionar de diferente manera.
Victoria: Qué bueno, se cumple el patrón que se cumplía en la Biblia: Jesús sanaba a las personas, les daba una esperanza, y ellos en seguida ya se levantaban y empezaban a servir a otros, ¿verdad?
Claudia: Exactamente. A esta señora, el Señor la rescató. Ella enseguida dijo que sentía liviana, como si una mochila se le hubiese caído de los hombros. Después también me dijo que sentía como que era otra persona. El Señor hizo una obra preciosa en su vida. Hace poco me enteré de que, a pesar de los problemas que el Señor ha permitido en su vida, ella ha podido testificarle de Cristo a la anciana que cuida, y la pudo ayudar a recibir a Jesús. Así que fue rescatada y ayuda a que otros también puedan ser rescatados. Es precioso ver la obra del Señor, yo pienso en esa señora, que no tiene mucho conocimiento de la Biblia, pero sí sabe de la obra que hizo el Señor Jesús en su vida, y fue capaz, por el Espíritu Santo, de ayudar a otra. ¡Cuánto más aquellas hermanas que hace muchos años que están en la iglesia! Yo pienso así: o nos involucramos en las diferentes actividades o en los espacios en los que Dios nos permite servir, o somos indiferentes.
Victoria: Alguien dijo una vez que Dios te va a preguntar acerca de lo que hiciste, pero también acerca de lo que no hiciste. Cuántas oportunidades perdemos muchas veces, ¿no? Hablábamos también del trabajo de mentor, uno a uno.
Claudia: Bueno, es un trabajo profundo porque es acompañar a otra hermana muy cercanamente, muy estrechamente, donde la hermana se deja ayudar, se deja decir cosas, se deja corregir, y es todo en amor. La idea es el crecimiento espiritual, que una persona que de repente está estancada espiritualmente pueda dejarse tratar por el Señor y servir con libertad.
Victoria: ¡Qué importante! Claudia, hablábamos de prepararse primero, comenzar a comunicar, e involucrarse en el ministerio. ¿Cuáles son tus palabras para aquellas mujeres que tal vez están hace tiempo en el camino del Señor, quieren servir, quieren comenzar a prepararse, y quieren comenzar a comunicar?
Claudia: Bueno, primeramente, yo les diría que se animen, que el Señor las va a estar respaldando porque es algo que Dios quiere que hagamos, que ayudemos a las demás.
En primer lugar, tenemos que ver cómo está nuestro estado espiritual delante de Dios, y profundizar en la comunión con Cristo. Primeramente, una tiene que estar bien con el Señor. En la medida en que Dios va haciendo una obra, nos va mostrando cosas, vamos profundizando en la Palabra de Dios, en la oración, en el interés por las cosas del Señor, tomándonos en serio las cosas de Dios, Él nos va a dar la oportunidad de poder ayudar a una hermana, a una mujer nueva en la iglesia, a una adolescente que está desorientada, o a una niña que está sufriendo cosas en su casa. Y nos va a dar las palabras, nos va a dar los pasajes, el tiempo, y el amor, para poder acercarnos y poder ayudar.
Victoria: Como el testimonio que contabas de esta señora. Tantas veces nosotros tenemos nuestros problemas y nuestras situaciones, pero vamos buscando y mirando cada vez más a Dios y cada vez menos nuestros problemas, y así nos podemos brindar a otras.
Claudia: Exactamente, aparte ganamos gozo, porque el hecho de servir a Dios con todo trae mucho gozo al corazón, mucha alegría, mucha esperanza, y mayor deseo de profundizar en la comunión con Cristo, en el conocimiento de él, nos da mayor deseo de escudriñar mejor las escrituras, nos acerca en la oración, y sin duda que el incrédulo que ve eso, ve algo diferente. Y ahí hasta incluso ganamos a gente que quiera conocer de Cristo, gente del barrio, de nuestros alrededores.
Victoria: Bueno Claudia, muchas gracias por compartir este tiempo con nosotras. Y a todas nuestras amigas les decimos que se animen, hay un montón de cosas para hacer, y también pueden tener ideas nuevas, el Señor les puede dar cosas nuevas para que estén haciendo. Gracias por estar con nosotras.
Claudia: No, gracias a ustedes, muchas bendiciones para todas.
Victoria: ¡Hasta la próxima!