La asamblea en el Nuevo Testamento es un tema que está en el corazón de Dios y es de suma importancia para el Señor Jesucristo. Cristo es la Cabeza de la Iglesia y todos los creyentes somos miembros de Su cuerpo.
La asamblea en el Nuevo Testamento es un tema que está en el corazón de Dios y es de suma importancia para el Señor Jesucristo. Todos los creyentes somos miembros de Su cuerpo y tenemos dones.
La asamblea en el Nuevo Testamento es un tema que está en el corazón de Dios y es de suma importancia para el Señor Jesucristo. Todos los creyentes somos miembros de Su cuerpo y todos tenemos dones.
La asamblea en el Nuevo Testamento es un tema importante para Dios y el Señor Jesucristo. Todos los verdaderos creyentes están de acuerdo con las doctrinas fundamentales de la fe cristiana. Todo creyente tiene dones. ¿Cuáles son?
La asamblea en el Nuevo Testamento es un tema importante para Dios y el Señor Jesucristo. Todos los verdaderos creyentes están de acuerdo con las doctrinas fundamentales de la fe cristiana. Todo creyente tiene dones. ¿Cuáles son?
La asamblea en el Nuevo Testamento es un tema importante para Dios y el Señor Jesucristo. Todos los verdaderos creyentes están de acuerdo con las doctrinas fundamentales de la fe cristiana. ¿Cuáles son?
La asamblea en el Nuevo Testamento es un tema que está en el corazón de Dios y es de suma importancia para el Señor Jesucristo. Cristo es la cabeza y el administrador.
La asamblea en el Nuevo Testamento es un tema que está en el corazón de Dios y es de suma importancia para el Señor Jesucristo. La asamblea más pequeña significa más para Dios que el imperio más grande.
La asamblea en el Nuevo Testamento es un tema que está en el corazón de Dios y es de suma importancia para el Señor Jesucristo. Es la única sociedad en la tierra a la que el Señor le ha prometido perpetuidad.
La asamblea en el Nuevo Testamento es un tema que está en el corazón de Dios y es de suma importancia para el Señor Jesucristo. Existe solo una Iglesia, la universal, compuesta por todos los verdaderos creyentes.
La asamblea en el Nuevo Testamento es un tema importante para Dios y el Señor Jesucristo. Veremos cómo se distingue, en las Escrituras, de la nación de Israel. Uno es el pueblo terrenal de Dios y el otro, el celestial.
La asamblea en el Nuevo Testamento es un tema importante para Dios y el Señor Jesucristo. Veremos cómo se distingue, en las Escrituras, de la nación de Israel. Uno es el pueblo terrenal de Dios y el otro, el celestial.
Jesús comienza su ministerio público al ser bautizado en el Jordán. Allí vemos al Creador y Sustentador de todo ser viviente, iniciando con oración el difícil camino que terminará en la cruz del Gólgota.
Podemos conocer a Dios tal como Él se revela en la Biblia y en la persona de Cristo. Sin embargo, ¡cuán poco sabemos realmente de Él! Lo vemos a través de un espejo, pero nunca podremos comprenderlo por completo.
Dios ha soportado la maldad del hombre con maravillosa paciencia. ¡Que estemos aquí para narrar la historia es un tributo a Su paciencia! “Jehová, tardo para la ira y grande en misericordia”, dice Números 14:18. La contemplación de Dios es el pensamiento más grande que puede ocupar la mente humana. ¡Grande es el Señor!
Dios ha soportado la maldad del hombre con maravillosa paciencia. ¡Que estemos aquí para narrar la historia es un tributo a Su paciencia! “Jehová, tardo para la ira y grande en misericordia”, dice Números 14:18. La contemplación de Dios es el pensamiento más grande que puede ocupar la mente humana. ¡Grande es el Señor!
Dios es celoso, pero en el buen sentido de la palabra. Él desea el amor y la lealtad no dividida de Su pueblo. Su celo es desinteresado; el Señor es absolutamente digno de confianza en todos Sus caminos. Ninguna de Sus promesas puede fallar jamás.
Dios es absolutamente recto. Siempre obra con justicia y equidad. Invariablemente hace lo que es justo. El Señor es Dios justo y Salvador; ningún otro dios puede compararse con Él.
Dios nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. El lenguaje humano es inadecuado para describir la generosidad del Señor. Debemos refrenar toda queja y agradecer con el corazón.
Dios es bueno en el sentido de ser moralmente perfecto. Todo lo que hace es amable y benéfico. Él es completamente libre de lo malicioso o indigno, y es misericordioso, lleno de gracia, generoso, paciente, perdonador y digno de confianza.