Julián era muy desordenado y no le gustaba mucho la limpieza. Su mamá, su maestra y sus compañeros se pusieron de acuerdo para darle una lección. ¡Descubre lo que hicieron escuchando la historia!
Esperemos que a ti también, amiguito, te conozcan como conocían a Daniel: un hombre íntegro. Que puedan conocerte porque tienes un Dios, y que obedeces a ese Dios.
El pecado no nos deja estar bien con Dios. Él quiere lo mejor para nosotros y por eso nos dejó su Palabra para tenerla como guía de cómo debemos vivir y actuar.
¿No nos gustaría tener un trato muy cercano con Jesús cada día, que nuestro carácter y nuestra forma de ser fueran transformados como lo fue Juan por estar tan cerca de Él? Empecemos por pasar más tiempo a solas con Jesús, en oración y leyendo su Palabra.
Debemos obedecer lo que dice la Palabra de Dios; tenemos que evitar caer en la falsa enseñanza. Para esto, debemos meditar en la Palabra de Dios, y Él con su Espíritu nos guiará a la verdad.
La Escritura es inspirada por Dios, y es ella la que nos enseña y nos ayuda a entender qué cosas no le agradan a Dios, que son pecados. Además, nos ayuda a andar por el camino correcto.
Muchas veces nos encontramos frente a situaciones difíciles, aunque no entendemos ese tipo de situaciones, podemos confiar en Dios sabiendo que Él tiene el control de todas las cosas.