Dondequiera que miremos, vemos el poder de la profecía bíblica

En nuestros días Israel está tratando de construir un imperio basado en la fuerza de la política, las negociaciones y el ejército. Humanamente es comprensible, dadas las presiones internacionales y el terrorismo al que se enfrenta el Estado; pero no es la solución.

Delante de la Knéset, la sede del Gobierno de Israel, hay un gran candelabro de siete brazos sobre el cual están grabadas las palabras de Zacarías 4:6, una frase que se compone de exactamente siete palabras en hebreo. Dice: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”.

¿No nos recuerda esto a Jesús, que tiene los siete Espíritus de Dios? (Apocalipsis 3:1). El libro de Apocalipsis describe el regreso de Jesús y la restauración de Israel. Solo a través de Él está asegurado el futuro de Israel. Y esto vale también para todo el mundo y es nuestro gran consuelo. El creciente caos en la política es, en realidad, el resultado de un actuar sin Dios; pero el que cree en la Biblia sabe que el mundo no está abandonado a sí mismo. Hay un Señor que cumplirá Su plan y conducirá todo a Su meta —en Él podemos seguir confiando y descansando. No preocuparse significa desprenderse de lo que escapa a nuestro control para entregárselo a Aquel que tiene influencia sobre todo. Con esto no digo que nos durmamos en los laureles; pero sí, actuando de manera responsable optemos por el camino de la confianza en Dios.

“De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca” (Mr. 13:28).

En Israel, desde algunos años, crecen de manera extraordinaria las iglesias de judíos creyentes en Jesús. Se organizan grandes encuentros juveniles, algo que antes no existía. A pesar de la oposición, los creyentes testifican de su fe con mucho coraje, y aumenta considerablemente el número de conversiones. Observamos una búsqueda espiritual y un despertar en el país.

Por otro lado, hay oposición desde la comunidad judía ortodoxa, incluso se discutió en el Parlamento un proyecto de ley según el cual se prohibiría hablar en público de Jesús con un fin evangelístico. Al compartir el Evangelio uno arriesgaría entonces una pena de cárcel. Vemos aquí dos mundos que chocan: el cristiano y otro anticristiano.

Leemos en 1 Tesalonicenses 5:3: “…que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán”.

Actualmente hay algunos importantes países árabes que se encuentran en un proceso de paz con Israel. En los Emiratos Árabes se construyeron tres edificios sagrados cuboides. Uno representa una iglesia, el otro una mezquita y el tercero una sinagoga. La estructura de los edificios pretende demostrar que ninguna religión está por encima de la otra. ¡Habría que imaginarse algo así en medio del mundo islámico! Hace diez años esto habría sido impensable. La región pretende convertirse también en la primera potencia comercial que une los continentes.

“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones” (2 Pe. 1:19).

Donde sea que miremos, vemos y descubrimos el poder y la actualidad de la profecía