¿Habrá un templo de verdad en el reino de paz?
22 septiembre, 2020Autoengaño espiritual de la iglesia de los tiempos finales (1º parte)
24 septiembre, 2020El adversario de Dios también es denominado espíritu. Él despliega muchos ofrecimientos, con la única meta de distraer nuestra atención de Jesucristo, el único Salvador válido.
En la revista “mobil”, del Ferrocarril Alemán, en una propaganda de un libro, decía:
“¡Usted puede creer! de Stefan Kuzmany (Editorial Fischer): ¿Cree usted? ¿O será que le gustaría creer, pero no sabe en qué? En este libro, usted encuentra incentivos para la salvación de su alma: Sorprenda a sus amigos y familiares con una conversión al Islam – ¡el paraíso Lo espera! Conviértase en budista, y aprenda ¡que Nada no es nada, sino terriblemente genial! ¡Déjese salvar personalmente por Jesucristo! ¿O será que busca un desafío? Entonces conviértase al judaísmo y someta su vida diaria a no menos de seiscientas trece reglas estrictas. ¡La decisión es Suya! Sólo tiene que creer.”1
En la misma página se ofrecía otro título más. Acerca del mismo, decía:
“De Erlend Loe: Yo me mato: ¿Cuál es la mejor manera de matarse para que impresione y quede elegante? Juli, de 18 años, hace lo mejor que puede pero no logra provocar la muerte deseada. En su diario, ella deja grabadas las ideas creativas de suicidio que trata de poner en práctica. Erland Loe volvió a escribir una novela en la cual las figuras maniáticas, para gran alegría del lector, tienen las ideas más absurdas, y la cual, a pesar de eso, siempre trata de los asuntos esenciales de la vida.”1
El efecto del Espíritu de Jesucristo: Cuando los apóstoles Pedro y Juan se encontraban frente al Sanedrín para defenderse, Pedro fue lleno del Espíritu Santo y testificó que Jesús era el único Salvador válido.
“Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel: Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado, sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hch. 4:8-12).
Siete efectos del Espíritu Santo se enfatizan especialmente en este pasaje:
- El Espíritu Santo quita el temor a las personas – “Gobernantes del pueblo…”
- El Espíritu Santo da valor para testificar – “… sea notorio a todos vosotros…”
- El Espíritu Santo dirige en forma cristo-céntrica – “… en el nombre de Jesucristo”
- El Espíritu Santo descubre la culpa – “… a quien vosotros crucificasteis… reprobada… por vosotros…”
- El Espíritu Santo testifica de la muerte y resurrección de Jesucristo – “… a quien Dios resucitó de los muertos”
- El Espíritu Santo acredita a Jesucristo y Su obra – “… la cual ha venido a ser cabeza del ángulo”
- El Espíritu Santo exalta a Jesús como único Salvador – “en ningún otro hay salvación”
El efecto del espíritu de las tinieblas: En dos pasajes de la carta a los efesios, Satanás es señalado como poder espiritual:
“… en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Ef. 2:2).
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Ef. 6:12).
Así como el Espíritu de Dios hace “propaganda” de Jesús (Jn. 16:14), Satanás hace propaganda de seudo-salvadores. Así como el Espíritu de “arriba” lleva a la fe en Jesús, el espíritu de “abajo” lleva a la superstición. Así como el Espíritu Santo advierte de la muerte como paga del pecado, el espíritu del diablo embellece la muerte y hace que la gente tenga temor a la vida.
No porque sí no más que actualmente se presentan una multitud de ofertas alternativas, que quieren ponerse a la par de Jesucristo o, incluso, por encima de Él. El adversario de Dios tiene ofertas que seducen, hacen extraviar y confunden. Pero Jesucristo es el único que ofrece seguridad.
Norbert Lieth