¿La guerra de Ucrania/Rusia es el comienzo del ataque de Gog y Magog?

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¿En qué medida la profecía bíblica está implicada en los acontecimientos mundiales actuales? Un breve examen de las profecías sobre el fin de los tiempos, Israel, Gog y Magog.

Por Samuel Rindlisbacher

Al evaluar la terrible guerra entre Rusia y Ucrania, a menudo se hace referencia a Ezequiel 38-39 y se pregunta si esta guerra podría ser ya el comienzo del despliegue bélico profetizado por Ezequiel. Según mi comprensión de la profecía bíblica no es así, por las siguientes razones:

El ataque de Rusia (Gog y Magog desde el lejano norte; Ezequiel 38:1-2, 15) tendrá lugar en un momento en el que Israel habitará sin muros y con seguridad (Ezequiel 38:8-11). Este no es el caso hoy en día. El nombrado enemigo «lejano del norte», si bien hoy nos viene Rusia a la mente, no podemos asegurar que sea este u otro país aliado de los enemigos de Israel en un fututo, pero si miramos al lejano norte de Israel encontramos a Moscú y los antiguos territorios soviéticos, por esta razón muchos teólogos suponen que Magog vendrá de ese territorio, llámese hoy Rusia u otro nombre en el futuro. Aunque shalom (paz) es el saludo diario en Israel, la paz en ese país sigue siendo una ficción. Lamentablemente, los grandes muros de seguridad, las vallas eléctricas, los puestos de control militar, los reiterados despliegues del ejército y la constante alerta de las fuerzas militares forman parte de la vida cotidiana en Israel. Además, se descubren a diario intentos de atentados terroristas, que, en su mayor parte, se logran evitar. Sí, se habla mucho de paz (1 Tesalonicenses 5:3) y se hacen tratados de paz con cada vez más Estados, pero la paz de Israel se ve amenazada a diario, y poderosos enemigos como Irán, Hamás, Fatah, Estado Islámico etc., niegan a la nación hebrea el derecho a existir. Por esta razón, el despliegue de Gog y Magog de Ezequiel 38-39 aún no puede tener lugar actualmente.

El futuro ataque será el de un gran ejército y de muchas naciones bajo el liderazgo de Gog (Ezequiel 38:14-23), un enemigo del lejano norte (v. 15). Sucederá cuando Israel sea reunido por última vez de entre las naciones. La profecía bíblica muestra que Israel será dispersado una vez más durante la gran tribulación, después del Arrebatamiento de la Iglesia, pero será preservado por Dios mismo en un lugar seguro. Luego el remanente de los judíos regresará a Israel y habitará en seguridad absoluta (Apocalipsis 12:6; Ezequiel 38:8). En esta seguridad se producirá entonces la invasión de Gog y Magog. Pero el Señor mismo luchará por Israel y juzgará a Gog y Magog (Ezequiel 39:11). Esta victoria será la victoria final del Cordero Jesucristo sobre sus enemigos y entonces el Señor establecerá su Reino Milenario como Rey de Israel. Entonces el destino de Israel cambiará definitivamente y para siempre (Ezequiel 39:25- 28), pues Dios mismo será la garantía de seguridad de su pueblo. Derramará su Espíritu sobre Israel y nunca más ocultará su rostro de él (Ezequiel 39:29).

El despliegue de Gog y Magog en Apocalipsis
Vemos otro despliegue de “Gog y Magog” al final del libro de Apocalipsis. Este despliegue, sin embargo, debe distinguirse del despliegue de “Gog y Magog” en el libro de Ezequiel. Se trata de dos acontecimientos completamente diferentes. Uno de ellos tendrá lugar al comienzo del Reino Milenial: será un desafío final al gobierno de Dios en la Tierra.

El otro ataque ocurrirá al final del milenio de Dios en este mundo. Será la última y definitiva rebelión de satanás y sus cómplices. El fuego del Señor pondrá fin a su rebelión y sellará irremediablemente el destino del diablo (Apocalipsis 20:7-15).

Conclusión
Hoy en día, los acontecimientos se suceden con rapidez. Cada día los medios de comunicación nos bombardean con nueva información. Pero estas numerosas historias de terror no corresponden todavía a los acontecimientos de Apocalipsis –más bien, son sus precursores. Son los truenos y relámpagos de la tormenta apocalíptica que se acerca cada vez más. Son indicaciones de los acontecimientos venideros y allanan el camino para el Anticristo (Apocalipsis 6:2; 13:11 ss.). Si bien es verdad que las guerras civiles, las hambrunas, la inflación y las epidemias aumentan hoy en día (Apocalipsis 6), estos acontecimientos no son todavía la Gran Tribulación, sino solo un “anticipo” de lo que pronto sucederá.

Solo después de que el Arrebatamiento haya tenido lugar y nosotros, como Iglesia de Jesús, estemos en el Cielo para celebrar la Cena de las Bodas del Cordero (Apocalipsis 19:1-8), satanás tendrá vía libre aquí en la Tierra. Entonces el mundo se desmoronará. Las guerras civiles, la inflación, el hambre, las pestes y los animales salvajes aumentarán en una escala sin precedentes (Apocalipsis 6). Estos eventos ayudarán al Anticristo a llegar al poder. A primera vista, parecerá que este personaje resolverá los problemas de las naciones (Daniel 11:36), pero su sistema será el de la seducción (Apocalipsis 13:11-18). Será tan eficaz en esto que los pueblos le ayudarán voluntaria y democráticamente a llegar al poder (Apocalipsis 17:13). Muchos verán en él su redentor; no el redentor de sus pecados, sino de sus problemas económicos, políticos y sociales. Lo aceptarán, como predijo Jesús (Juan 5:43). Junto con su compañero, el líder político de Europa, formará una entidad diabólica, equipada con el poder de satanás (Apocalipsis 13:4), para azuzar a los pueblos contra Dios y su Cristo.

El pasado reciente nos muestra cómo puede ocurrir algo así. En 1933, Adolfo Hitler llegó al poder; fue elegido democráticamente. Los factores que ayudaron y contribuyeron a su victoria fueron: una inflación galopante, desempleo masivo, conflictos políticos, pobreza, hambre y epidemias, y un ministro de Propaganda (Goebbels) que dominaba todos los medios de manipulación y seducción.

El rumbo está marcado. El tren del fin de los tiempos ha tomado velocidad y vemos con asombro cómo se cumple la Palabra de Dios: no tenemos que enterrar la cabeza en la arena. Al contrario, alegrémonos de que podamos esperar a Jesucristo cada día para el Arrebatamiento. Aprovechemos el tiempo que nos queda, invitemos a nuestros conocidos a venir a Jesucristo y hablémosles de las bendiciones de una reconciliación con Dios a través de su Hijo. Alegrémonos, porque nuestro Señor viene, quizás hoy mismo. Maranatha, ¡ven pronto, Señor Jesús!

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