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21 junio, 2023Todos conocemos historias de líderes políticos o empresariales que explotaron a quienes estaban bajo su mando. Abusan del poder, oprimen a quienes les sirven, desprecian a quienes lideran, son injustos en sus valoraciones y maniobran en beneficio personal, incluso en perjuicio de las organizaciones o personas que lideran. Esto no debería sorprendernos. Jesús ya nos ya nos advirtió que así es el mundo. En Marcos 10:42 leemos: “Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad”.
La marca del liderazgo cristiano se describe con justicia en el siguiente versículo: “Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”. (Marcos 10.43-45)
Sin embargo, es demasiado común encontrar líderes cristianos que tienen dificultades para usar el poder que les ha sido delegado, principalmente por Dios, pero también por otros cristianos, para servir verdaderamente a la comunidad u organización.
En la carta de Pablo a los filipenses, llegamos a un extracto en el que Pablo destaca el servicio de dos líderes que sirven como modelos para los cristianos en cualquier compromiso ministerial.
El primero es el joven pastor Timoteo (Filipenses 2,19-24). Pablo escribe que está pensando en enviar a este líder para averiguar cómo le está yendo a la iglesia en Filipos. Sin embargo, preste atención a dos observaciones clave que describen y en realidad destacan a Timoteo como un líder cristiano:
1 – Interés sincero.
Pablo afirma que no hay nadie como él, que demuestre una verdadera preocupación por el bienestar de esta iglesia. Afirma además que “cada uno busca sus propios intereses”. Esta es una marca muy reveladora en un líder cristiano; de hecho, una marca con dos caras. Por un lado, hay una preocupación que no es fingida, ni artificial, ni siquiera por su cargo. Dios pone en el corazón de un líder cristiano una preocupación por aquellos bajo su cuidado. Por otro lado, está el aspecto de que no velaba por sus propios intereses. De hecho, el liderazgo cristiano es siempre un ministerio de sacrificio (ver Marcos 10:45).
2 – Aprobado.
Esta característica parece algo obvia, pero desafortunadamente no lo es. Timoteo había sido aprobado al ser probado. En 1 Timoteo 3:10, el apóstol Pablo escribe: “Y estos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles.”. En general, tenemos que tener mucho cuidado con quiénes ponemos en posiciones de liderazgo. Designar a alguien sin probarlo ha sido la causa de muchas tragedias en el ministerio.
El segundo hombre nombrado como modelo es Epafrodito (Filipenses 2:25-30). No sabemos mucho sobre este personaje, pero del texto podemos observar algunas características:
Cooperador y compañero . La primera expresión indica un esfuerzo conjunto y la segunda un compañero del ejército. En otras palabras, Epafrodito era alguien que no solo era parte del equipo, sino que también apoyó a Pablo en sus luchas. No era alguien que lo hiciera solo, pero era un hombre de equipo. Esta es una característica muy importante en el ministerio. El ministerio nunca debe ser una actividad solitaria.
Sacrificio
Pablo afirma que «casi muere por la causa de Cristo». En una época en que la comodidad personal ha sido una prioridad para tantos cristianos, consideremos a este hermano que arriesgó su vida para cumplir un encargo por amor a Cristo. Ciertamente, una marca de un líder cristiano es la capacidad de sacrificarse por la causa de Cristo. Los hombres y mujeres que priorizan su comodidad, su propio bienestar, ciertamente tendrán dificultad para actuar como líderes en el ministerio.
Pablo concluye pidiendo a los filipenses que honren a hombres como estos. La expresión significa «tener como algo precioso». Esta es otra alerta para cada uno de nosotros. A menudo conocemos casos en los que iglesias o hermanos desprecian a sus líderes o incluso se rebelan contra ellos. Es cierto que en muchos casos estos líderes son indignos. Sin embargo, la palabra de Pablo es que cuando encontramos a hombres como Timoteo y Epafrodito, tenemos líderes y personas preciosas.
Mi oración es que tú y yo seamos personas así, y también que, encontrando líderes así, sepamos cuidarlos!