Belén en el tiempo…
7 diciembre, 2017De salafista a cristiano fiel
14 marzo, 2018Cuando miro mi agenda, está llena de compromisos. Incluso las vacaciones ya están planificadas. Pero ¿podré cumplir con los plazos fijados? ¿Llegaré a poder disfrutar mis días de licencia junto a mi esposa? El año pasado, tuve que anular dos veces las vacaciones planificadas, por causa de acontecimientos imprevistos.
„La demora será de por lo menos una hora…“. – Cada vez más se escuchan noticias de este tipo, en relación a accidentes o embotellamientos en el tránsito. También los cada vez más frecuentes paros del personal del transporte colectivo, o de los trenes, o de los pilotos en el tránsito aéreo, echan por tierra, a veces, toda nuestra planificación.
En Proverbios 16:9 leemos: “El corazón del hombre piensa su camino; mas Jehová endereza sus pasos”. Muchas veces no somos concientes de esta verdad. Tendemos a enojarnos cuando, por ejemplo, perdemos el tren. Pero ¿no podría ser que Dios quiere protegernos de algo peor y por eso nos cierra el camino? Santiago se refiere claramente a esto, cuando dice: ”Ahora escuchen esto, ustedes que dicen: «Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, pasaremos allí un año, haremos negocios y ganaremos dinero». ¡Y eso que ni siquiera saben qué sucederá mañana! ” (Stg. 4:13-14). En el versículo 15 sigue diciendo: «Más bien, debieran decir: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello».»
Sin duda alguna, Dios tiene un plan para nuestra vida. Podemos estar seguros de que Su camino para nosotros es el mejor. Sin embargo, las intenciones de Dios no siempre coincidirán con nuestros proyectos. Por un tiempo, posiblemente nos deje ir por un camino equivocado, pero si preguntamos sinceramente por Su plan para nosotros, Él nos corregirá. En el Antiguo Testamento encontramos un ejemplo de cómo Dios le obstruye el camino a un hombre: “Entonces Jehová abrió los ojos de Balaam, y vio al ángel de Jehová que estaba en el camino, y tenía su espada desnuda en su mano” (Nm. 22:31).
Pero, no siempre Dios nos pone tan abiertamente a un ángel en el camino. También puede usar una enfermedad, o a otras personas que nos hacen la vida difícil. Dios tiene muchas posibilidades. Lo importante es que digamos “sí” a Su camino, y que comprendamos junto a Jeremías: “Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos” (Jer. 10:23). Y no lo olvidemos: El reloj de Dios anda a otro compás que el nuestro. En Eclesiastés 9:12, leemos: “Porque el hombre tampoco conoce su tiempo”.
El ser humano actual, tiende a planificar todo hasta el último detalle. Esto comienza ya en la juventud. Se planifica la formación profesional, el matrimonio, el crecimiento de la familia, la carrera, la jubilación… Todo es sometido a una planificación en el tiempo. Y a veces incluso se planifica el momento de la muerte. Lo único que no se planifica, es el tiempo para Dios y para la oración. Ni siquiera se nos ocurre pensar que Dios pudiera tener otra planificación para nuestro tiempo.
¿Tiene Dios todavía un espacio en nuestra agenda? Es interesante leer cómo administraba el Señor Jesús Su tiempo. En Juan 7:6, dijo: “ Mi tiempo aún no ha llegado”. Luego, en el versículo 33 leemos: “Todavía un poco de tiempo estaré con vosotros”. Y en Mateo 26:18, dice: “Mi tiempo está cerca”. Para nuestro Señor Jesús, la absoluta prioridad era que el Padre en el cielo fuera, en todo tiempo, glorificado por Él.
¿Qué es lo que está en primer lugar en nuestra agenda? ¿Falta, quizás, la anotación: “tiempo con Dios”? ¿No deberíamos repensar bien nuestros compromisos y corregir nuestras prioridades?
Cordialmente, en Cristo, les saluda
Peter Malgo