La mayor historia de amor

Desde que existe la humanidad, hay historias de amor hermosas y otras tristes. Las películas, la televisión y las revistas están llenas de ellas. Amor, pasión, aventuras y tragedias amorosas. Justamente las grandes historias de amor, sin embargo, a menudo terminan en tragedia. Romeo y Julieta son un ejemplo. Sin embargo, hay una verdadera historia de amor que tiene un final feliz y eterno: ¡Dios lo ama! ¡Su amor por usted es sincero y sin reservas! A los ojos de Dios usted es una de Sus creaciones valoradas.

Él le escribió una carta de amor y ésta se registra en la Biblia. Por ejemplo, allí Dios te dice: “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna”. Aquí Dios expresa lo inmenso de su Amor por ti y lo qué costó. En otras palabras, Dios te está diciendo: “El amor que siento es tan grande que decidí sacrificar lo más precioso que tengo: Mi Hijo Unigénito. Por lo tanto, si tú crees en Él, no perecerás, sino tendrás vida eterna”.

¿Cómo reaccionas a esta declaración de amor? ¿Lo despreciarás? ¿Lo rechazarás y simplemente lo dejarás de lado?

Tú puedes pasarlo por alto, ignorar a Dios o hasta estar en su contra. Pero hay algo que no puedes hacer: ser neutral. La Biblia expresa claramente: “Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. El que cree en él no es condenado, pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios.”.

Tal vez te preguntes ¿por qué estoy condenado?
La Palabra de Dios te da la respuesta, ella dice: “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron”
y también aclara que “la paga del pecado es la muerte”. Por tanto tú estás incluido.

Pero como Dios te ama tanto que te regaló el mayor acto de amor de toda la historia. Envió a su único y amado hijo, Jesús, para que en la cruz pagara esa inmensa deuda. “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad”. Hoy es la oportunidad para que le digas a Dios “me arrepiento de todos mis pecados, perdóname. Reconozco el sacrificio de Jesús en la cruz por mí.
Gracias por la esperanza de la vida eterna. Entrego mi vida a ti.” Estimado amiga, amigo, no hay nada mejor o más valioso que ser amado por Dios y elegir a Jesucristo como Salvador y Señor de tu vida.