Un Regalo Inesperado

Es posible que en esta época del año estés pensando en regalos. En regalar, o en regalarte, ¿por qué no?

Y hablando de regalos:
¿Sabes cuál fue el regalo más costoso del mundo? Si «googleas» encontrarás varias opciones, pero el que se considera el «más costoso de la historia» es el que le hizo Francia a Estados Unidos en el año 1885.

¿Sabes de qué hablo?
En 1885, Francia quiso hacerle un importante regalo a Estados Unidos por el centenario de la independencia de dicho país. Para esto contrató al escultor Frédéric Bartholdi y, más tarde, fue convocado Alexander Eiffel (el mismo que diseñó la Torre Eiffel). En la inauguración estuvo presente el presidente de EE.UU., el embajador de Francia y millares de personas. Fue bautizada con el nombre «La estatua de la Libertad» y, desde ese entonces, es visitada por más de 12 millones de personas al año en la ciudad de Nueva York.
Aunque es considerado el regalo más costoso del mundo, en realidad no lo es. Hay un regalo muchísimo más costoso.

¿Te interesa saber cuál es?
Es el que Dios mismo dio al mundo hace más de 2.000 años, y eso nos incluye a ti y a mí. Él envió a Jesús para salvarnos, a ti, a mí, y a todos los que creyeran en él.

Quizás te preguntes… ¿por qué necesito un Salvador?
Porque la Palabra de Dios enseña que del corazón de todo ser humano nace el pecado, la desobediencia, y que la paga por ese pecado es la separación eterna de Dios. Jesús nació para dar su vida voluntariamente por ti y por mí. Él pagó ese precio, y si creemos en él, tenemos el derecho de ser llamados hijos de Dios, y obtener la esperanza de la vida eterna junto al Señor. Porque la obra de Jesús en la cruz, nos reconcilia con Dios, nos acerca nuevamente a Él.
Por miles de años este mensaje ha querido ser borrado de la faz de la tierra, ya sea por medio de la destrucción de la Biblia, como por la ejecución de miles de cristianos. Pero el mensaje permanece, porque Dios quiere que tú y todas las personas tengan la oportunidad de conocerlo.

Regalo inesperado
Hace casi 2.000 años, el mundo no esperaba ni creía que necesitaba un Salvador, y menos que éste tomara la forma de un inocente niño para venir al mundo. Mientras que todos se ocupaban de sus quehaceres, solamente un grupo de pastores de ovejas presenció el nacimiento del que sería el Salvador del mundo.

¿Con quién te identificarás tú?
¿Seguirás adelante como si no hubieras escuchado nada? ¿Ignorarás el mensaje que Dios quiere darte?
Te animamos a que te parezcas a los pastores, que oyendo el mensaje de que «Su Salvador acababa de nacer en Belén, dijeron: ¡Es el Mesías, el Señor!», y corrieron a verlo y a contemplar la hermosura del niño. Creyeron y se llenaron de esperanza, porque Dios había enviado al Salvador prometido.

Hoy tienes este mensaje en tus manos. ¡Cree en él! Pídele a Dios que perdone todos tus pecados y dale gracias porque envío a su único Hijo a pagar el precio que tú y yo debíamos pagar. Dios dice en Su Palabra: «el que cree en Jesús tiene vida eterna, pero el que rehúsa creer, ya ha sido condenado».

¡No rechaces este mensaje, atesóralo en tu corazón! Recuerda que tu decisión tendrá consecuencias eternas.