70 semanas (1ª parte)
16 agosto, 2011Poco a Poco
19 agosto, 201170 semanas
(2ª parte)
Autor: Norbert Lieth
«Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón» (asi dice Apocalipsis 13:11). Veremos en este mensaje que la segunda bestia es el falso profeta, que utiliza su poder, autoridad e influencias, para promocionar al Anticristo.
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PE1763 – Estudio Bíblico
70 semanas (2ª parte)
Queridos amigos, en Apocalipsis 12, también reconocemos claros paralelismos con el libro de Daniel. Vemos:
*cómo el pueblo judío, nuevamente, se encuentra en el centro de la historia de la salvación,
*cómo aparece el arcángel Miguel y destierra a Satanás y a sus demonios de las esferas celestiales,
*cómo Satanás descarga toda su ira sobre esta tierra,
*cómo Satanás persigue cruelmente al pueblo judío,
*cómo un remanente judío escapa al desierto en este tiempo, y es preservado por Dios, y
*cómo Israel, finalmente, es salvo.
Este tiempo de angustia pertenece, por lo tanto, al tiempo en el cual el pueblo judío es salvo, lo que hasta ahora no ha sucedido. Ésa es, seguramente, una explicación de por qué la gran tribulación, de la que hablan Daniel y Jesús, no pertenece a otro tiempo que al de poco antes de la venida de Jesús, el cual se describe en Apocalipsis y en el Evangelio de Mateo.
Daniel, en el cap. 7, vers. 13, ve la venida del Hijo del Hombre en las nubes:“Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él”. De la misma forma, Jesús habla sobre su venida como Hijo del Hombre, en Mateo 24:27, y 29 al 30:“Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre. … E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria”.
La denominación“Hijo del Hombre” es tomada de la profecía de Daniel, en el cap. 7, vers. 13. Siempre se encuentra en relación con Israel, así como las 70 semanas también se refieren a Israel. La encontramos aproximadamente 80 veces en los cuatro evangelios; solamente 30 veces en el Evangelio de Mateo (el evangelio para los judíos), y una vez en la carta a los Hebreos (cap. 2, v. 6), en el cual se trata de una cita del Salmo 8:5. Además, hay que tomar en cuenta que la carta a los Hebreos se dirige, en primer lugar, a la línea de los judíos (hebreos). En cambio la denominación“Hijo del Hombre”no se encuentra ni una vez en las cartas de Pablo, el apóstol del mundo de los gentiles. Recién en el libro de Apocalipsis es utilizada nuevamente. La introducción del último libro de la Biblia, comienza utilizando este nombre para Jesús, y de ahí, también, sabemos lo que describe el Apocalipsis: la restauración de Israel y la segunda venida del Hijo del Hombre; el cumplimiento de la última semana. Leemos en Ap. 1:13:“… y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre”.
A Daniel se le dice claramente, en el cap. 9, vers. 24, que las setenta semanas incumben exclusivamente a su pueblo:“Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad”. Las declaraciones de Jesús sobre los tiempos finales, en Mateo 24:30, van en la misma dirección:“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra”. Otras traducciones agregan:“… y se golpearán el pecho”.
“Todas las tribus de la tierra”se refiere a Israel, y pienso que esto también tiene su paralelo en Apocalipsis 1:7:“He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén”. Las “lamentaciones de todas las tribus”, también las encontramos en el Libro de Zacarías, cap. 12, vers. 10 al 12: “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito. En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadadrimón en el valle de Meguido. Y la tierra lamentará, cada linaje aparte…” ¿Quién es el que habla aquí? Sin duda el Dios todopoderoso (Jehová). Sólo Él tiene el poder de derramar el Espíritu de Dios (acerca de esto podemos ller Juan 15:26; Hechos 1:7 y 8; y Joel 3:1).
Este Dios, por lo tanto, habla primeramente sobre sí mismo y dice que Israel verá al que han traspasado y, al mismo tiempo, al “Hijo unigénito”. Es una prueba más de que Dios Jehová y el Hijo son uno mismo. Esto también lo aclara Apocalipsis 1:7 y 8: “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén. Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso” (y también podemos comparar con cap. 21:3). Jesús vuelve en las nubes (así se dice en Daniel 7:13; y en Mateo 24:29 y 30). Y entonces le verán los que le traspasaron, según la declaración de Zacarías. Éste que regresa se presenta como el omnipotente, el que es y el que era, y el que ha de venir. Jesús es desde la eternidad, estuvo, en el tiempo, como hombre entre nosotros, y volverá.
“Golpearse el pecho”es una exteriorización de aflicción, lamentación y arrepentimiento, exactamente como lo hizo el publicano en Lucas 18:13: “Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ¡Dios, sé propicio a mí, pecador!”.
En Mateo 24:32 y 34, leemos: “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca”.
“Esta generación” puede significar tribu, raza, nación, pueblo o generación. La mayoría de los expositores son de la opinión de utilizar la traducción “pueblo”. Eso también coincide con el contexto de Mateo 24. Israel no se hundirá, a pesar de la doble condenación y “maldición” (como lo podemos ver en la higuera).
Las tres menciones de la higueraen los evangelios son un triple mensaje que ejemplifica la historia y el futuro de Israel. La higuera en Lucas 13:6 al 9 demuestra la infertilidad de Israel, después que el Señor había obrado tres años entre ellos. La higuera seca por la maldición del Señor en Mateo 21:19, muestra el desecho de aquella generación de Israel, para la cual ya no había retorno. La higuera que rebrota en el discurso de Jesús sobre los últimos tiempos, en Mateo 24:32, indica un renacer de Israel al final del tiempo, poco antes del surgimiento del reino mesiánico.
Mateo 24:3, nos dice: “Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” Con esta pregunta, los discípulos no querían saber acerca de la cuestión del fin del mundo, como Lutero tradujo equivocadamente, sino acerca de las señales del fin de este tiempo y el establecimiento de un nuevo tiempo, el tiempo del reino mesiánico. Otras traducciones dicen más acertadamente: “… culminación del tiempo”, o “… culminación de este tiempo”. El nuevo despertar de Israel, es una señal de que vamos hacia un nuevo tiempo y que Jesús pronto volverá para levantar su reino sobre esta tierra. Charles H. Spurgeon (que vivió entre 1834 y 1892), escribió en su época: “Creo que no estamos valorando lo suficiente el significado de la restauración de los judíos. No pensamos lo suficiente en eso. Pero, ciertamente, si hay algo que la Biblia promete, es eso”.