¿A qué te mueve lo que te conmueve?
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4 septiembre, 2021Escuchamos a Belén Pyñeirúa hablar sobre la asociación Luz del Cielo, que trabaja con familias que han tenido que enfrentar la pérdida de un hijo durante el embarazo o parto. También la psicóloga Yeni Kerikian nos explica las etapas del proceso de duelo y nos brinda de herramientas para atravesarlo y ayudar a quienes lo viven. ¡No te pierdas de esta entrevista!
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EA1042 – Entre Amigas –
Asociación Luz del Cielo
Entrevista a Belén Pyñeirúa y Yeni Kerikian
Victoria: Bienvenidas, amigas, al tiempo de la entrevista. En los próximos minutos vamos a conocer el trabajo que realiza en Uruguay la asociación Luz del Cielo, que trabaja con familias que tuvieron que enfrentar la pérdida de un hijo, ya sea durante el propio embarazo, o un hijo que nació sin vida. La asociación es presidida por Belén Pyñeirúa y está integrada por alrededor de 200 familias. Según datos de la asociación, en Uruguay nacen al año 300 bebés sin vida. Sobre el trabajo que realiza esta asociación, Belén Pyñeirúa, quien la presida, contó a los colegas del Canal 10 en Uruguay de qué forma trabajan.
Belén: Luz del cielo es una organización de mamás y papás que brinda apoyo y contención frente a la muerte gestacional y perinatal, y también brindamos muchas capacitaciones a los equipos de salud. Estamos trabajando en una ley de mortinato, nuestro objeto de ley tiene que ver con el reconocimiento a mamás y papás frente a la muerte de nuestros hijos. En nuestro país, los bebés que nacen sin vida son enterrados con el apellido de la mamá, el papá no es reconocido en el certificado de defunción. Lo que buscamos es que a partir de este reconocimiento se reconozcan también esos derechos. O sea, el derecho a ponerle nombre a nuestros hijos, el tema de la licencia, estos papás muchas veces no tienen licencia paternal porque sus hijos nacieron sin vida y a las mamás a veces les cuesta también tenerla, porque hay mucha desinformación en esto. También queremos poder pedir estudios en que este registro de mortinatos traiga consigo poder evitar estas muertes, porque el 90% de estas muertes intrauterinas son evitables. Nosotros ya tenemos una ley y decretos vigentes que hablan de un certificado de defunción. El único cambio que nosotros buscamos es que aparezca el nombre de nuestros hijos, no cambiar el certificado en sí. Y lo mismo con las otras leyes actuales. O sea, en realidad nosotros no estamos pidiendo que hoy no tengamos. El único derecho que sí estamos pidiendo es el de ser reconocidos como mamás y papás, que hoy no somos reconocidos.
En nuestro país estos bebés son registrados, pero no son visibles. Cuando nosotros hablamos del 6,8% de muertes infantiles, estos bebés no cuentan. Y son más de 300 familias que viven esto al año. Se sabe poco la muerte gestacional perinatal, del qué hacer, del qué decir, de cuáles son las buenas prácticas, entonces los padres quedan como muy perdidos y bloqueados. Este registro de mortinatos va a ser una identidad social y simbólica. A Felipe, que nació con vida y vivió tres días, lo conocí yo, lo conoció su papá, y nadie más. En realidad, esto es muy importante, porque al no ser bebés que socializan, también parece que no hubieran existido nunca. Entonces imaginate que, si esto pasa con bebés que nacen con vida, que viven y que tienen sus días de vida, imaginate lo que sucede cuando un bebé muere de forma intrauterina, que se le dice los NN, los No Nacidos. No hay no nacidos. Hay nacidos con vida y nacidos sin vida.
El reconocimiento social también es importante para que esa mamá pueda sentirse mamá. Porque a Luz del Cielo Uruguay llegan muchas mamás y muchos papás que me preguntan “Belén, ¿soy mamá?” Y eso es muy duro. Porque tuvimos que parir a nuestros hijos, a veces con vida, a veces sin vida, tuvimos que enterrarlos y encima nos exponemos al dolor y a la duda de si somos mamás o no somos mamás porque no están acá con nosotros. Entonces este reconocimiento que trae la ley es muy importante para que esta mamá no dude de que es mamá y que este papá no dude de que es papá.
Victoria: A continuación, vamos a conversar con la psicóloga Yeni Kerikian, quien tan amablemente nos está atendiendo, porque vamos a consultarle acerca del duelo, de lo que es ese proceso que todo el ser humano probablemente en la vida enfrenta, probablemente atado a diferentes circunstancias. Así que Yeni, en una primera instancia te vamos a consultar qué significa el duelo, qué es esta etapa que todos en algún momento enfrentamos.
Yeni: Muchas gracias por esta invitación al programa de Entre Amigas. Hablando un poquito acerca de este tema, para poder contextualizarnos es importante que todos sepamos que todo duelo tiene 4 etapas. Estas etapas no son ordenadas y no son una serie de esquemas que van uno detrás del otro, pero sí, en algún momento, pasamos por esas 4 etapas. Tal vez no necesariamente por cada una en forma prolongada, pero sí debemos tener en cuenta que vamos a ir entre yendo y viniendo por estas etapas que son: En primer lugar, el shock y la negación, esto de no entender lo que me está pasando, que es como una pesadilla y cuando me despierten todo va a volver a ser como antes. Esta es la primera etapa, no caemos dentro de la situación que nos está tocando vivir. Cuando hablamos de duelo estamos hablando de una separación. Puede ser una separación temporal o puede ser una separación permanente, que no tenga vuelta atrás. Entonces, si bien lo podemos aplicar para este tema en el que se va a abordar, el tema del duelo también es aplicable en otras situaciones.
Por otro lado, la segunda etapa tiene que ver con la rabia. Y ahí es cuando yo me doy cuenta de que esto sí es real, de que no era una pesadilla y no me voy a despertar de esto, y es ahí donde cada una de nosotras, hablando en este entre amigas, tenemos que aprender a desarrollar habilidades que nos van a permitir transitar, entonces, esta situación. Es donde tenemos que poner en juego nuestros recursos, nuestra creatividad, nuestros soportes, soportes emocionales, soportes de personas, muchas veces soportes en lo que tiene que ver con nuestra dimensión espiritual, donde nosotros decimos: “bueno, tengo que desarrollar habilidades, me tengo que tomar de algo”.
La tercera etapa tiene que ver con la tristeza. Esta particularmente suele ser la más larga porque es esta etapa en la que hay un proceso de llanto, hay algo que tenemos que aceptar, donde está todo esto del “ojalá empezaran a pasar determinadas cosas”, y esta etapa facilita mucho todo lo que tiene que ver con la nueva aceptación, con esta nueva realidad. El duelo no deja de tener consigo también una etapa de crisis. Las crisis son cambios. Y el duelo se caracteriza, justamente, por tener estos cambios que no son tan favorables. Y tendemos a asociar que el cambio no es favorable, pero muchas veces también nos tenemos que cuestionar, esto que para ese otro es algo dramático, ¿será también para esa persona que lo está viviendo? Porque muchas veces es un alivio. Muchas veces ese duelo se transforma en otra realidad que nosotros no entendemos. Por eso es por lo que, en todas estas etapas, en el shock y en la negación, que es la primera, en la rabia, en la tristeza, es bueno también que aquel que me acompaña pueda tener esa visión de lo que para mí es ese duelo que estoy viviendo.
Por último, la cuarta etapa es la reconciliación con el duelo. ¿Qué significa esto? Que yo me vuelvo a reinventar. Entonces pongo a esa persona que se fue en ese rol de poder rescatar la experiencia más positiva de todo eso que pasó. Se fue en determinado punto, pero yo lo puedo volver a traer. Lo traigo con mis recuerdos, lo traigo con mi querer, lo traigo en mi memoria, etc. Entonces, contestando un poquito esta primera pregunta, todo duelo tiene 4 etapas: el shock o la negación, la rabia, la tristeza y esa reconciliación con el duelo.
Victoria: Yeni, te consultábamos a propósito de este proyecto de ley donde un grupo de padres y madres que han tenido que enfrentar esta pérdida de un hijo no nacido. ¿Es saludable una iniciativa de estas características? Vos hablabas un poco de canalizar esa energía de una forma creativa. Desde el punto de vista psicológico o emocional, ¿es una práctica o una actividad saludable?
Yeni: Tal vez pueda responder a esta pregunta con una frase: nadie debe meterse en tu proceso de duelo. Porque el proceso de duelo es personal. Esto de que “ahora es el momento de que llores”, o “ahora es el momento de que ya estés bien”, no va. ¿Quién te puede decir que ahora es “momento de”, o que no lo es? No pueden meterse en tu proceso de duelo, cada uno lo vive como puede. Ahora, en esto de vivirlo como podemos también es cierto que vivimos en sociedad y vivimos en un entorno donde compartimos. Entonces yo lo que te puedo decir en cuanto a este proyecto de ley es que es saludable que vivas este proceso de duelo. Eso sí es saludable, porque los procesos de duelo no vividos después traen otras consecuencias, o son vividos en forma tardía, lo cual acarrea también quizás alguna patología colateral. Entonces si está bien o no está bien, está bien lo que a vos te haga salir de ese lugar. Y quizás pueda también ayudar el hecho de pensar en el tiempo. Cuando pensamos en el tiempo pensamos que tendría que pasar por lo menos un año cronológico. Cada uno, entonces, se toma su tiempo. Podemos hablar de que un año cronológico completo sería lo ideal cuando hablamos de un duelo. ¿Por qué? Porque en un año se cumplen todas las fechas, todas las etapas, todos los cumpleaños, los “días de”, las navidades, las celebraciones festivas. Entonces es como que yo cierro un ciclo en ese sentido. Esto no significa que tenga que ser en ese tiempo, ni antes y después, pero sí, por lo menos, para poder completarlo, estamos hablando de un año cronológico.
Victoria: Vos hablabas de que el duelo hay que hacerlo sí o sí. O sea, la persona que quizás dice “yo estoy bien, no pasa nada, es una parte de mi vida”, la persona que se niega un poquito a vivir ese proceso, por diversas razones, porque no lo quiere enfrentar o por otros motivos, ¿eso no es saludable o es parte de cómo la persona reacciona ante esa etapa?
Yeni: Bueno, es una de las primeras etapas, la negación. Tal vez se estanque más en esa etapa. Pero hay que ver cómo lo vive la persona, porque quizás la persona no lo vive desde ese lugar angustioso sino por el lado liberador. Basta con hablar con otras personas y con las distintas formas en las que se puede embarcar este tema de los duelos, para ver que hay personas que dicen “realmente, si bien hay partes de mí que sí extrañan, es un alivio”. Entonces hay que entender también las situaciones en las que se viven el duelo. Particularmente en el caso de los papás que despiden a sus hijos, es como contranatural. Entonces ahí hay un particular cuidado en poner atención y ver qué tipo de duelo es y qué es lo que genera. Podemos hablar de padres que quizás por mucho tiempo han ansiado un embarazo. Entonces hay que ser muy respetuosos con esto y no decir “mirá, esta es la receta para los duelos”. No, tenemos indicadores, tenemos un marco teórico desde el que nos podríamos tomar, incluso como profesionales. Pero también va de la mano esto que dije anteriormente: nadie tiene que meterse en tu proceso de duelo. Entonces este lugar de la validación, de decir “bueno, mirá, entiendo lo que te está pasando, lo entiendo, lo acepto y lo respeto”, y ¿qué me toca hacer a mí? Acompañar.
Victoria: Con ese comentario vas un poco de la mano de la siguiente pregunta que te iba a hacer. ¿Qué aconsejás vos, tanto para la persona que está atravesando una situación así, como también para quienes están alrededor? Porque es difícil a veces querer dar una palabra y a veces hay que hacer silencio, hay que acompañar el proceso. ¿Cómo aconsejás que debería atravesarse ese proceso, más allá de que, como decís, es un proceso muy personal? ¿Hay un punto en el que es necesario consultar a un profesional?
Yeni: Bueno, podría haber un punto en el que hay que consultar a un profesional cuando yo me estoy dando cuenta de que dentro de los recursos propios o de mi contexto próximo e íntimo, no estoy pudiendo salir adelante. Es como cuando las cosas se nos van de control en otra área. Si tu estás aumentando de peso y decís “yo estoy aumentando de peso porque estoy por rendir un examen, pero después yo sé que me regulo en seguida”, entonces no tendrías por qué consultar a una nutricionista, ni a alguien que te ayude en ese caso. Con eso pasa exactamente lo mismo. Todo lo que tiene que ver con los temas emocionales va de la mano con diferentes áreas de nuestra vida. Entonces, si yo me estoy dando cuenta de que después de tres, cuatro años, esto no cesa, la angustia sigue estando con la misma frecuencia y con la misma intensidad, por otro lado, me trae efectos secundarios negativos, está afectando mi relacionamiento, el cuidado de mi salud, ahí sí. Ahí por favor busquemos ayuda. Y el buscar ayuda es un acto de humildad, es decir “yo no puedo con esto”. Y ¿quién mejor que ese otro, que está capacitado para poder ayudarme? Ahora, de lo contrario, hay muchas personas que salen solas de esta situación y también es totalmente respetable. O sea, no es ni sí ni no al pedir ayuda, siempre y cuando tú puedas ser consciente de qué es lo que necesitás. Y muchas veces no te podés dar cuenta solo, por eso está muy bien que esté ese otro que nos ayude a poder entenderlo.