Autoestima, correcta valoración

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En este programa hablamos sobre el autoestima, el correcto valor que debemos tener de nosotras mismas. La autoestima está basada en tres principios: aceptación, dignidad y capacidad. No te pierdas de conocer más de lo que Mabel Asenjo nos tiene para contar.


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EA662 – Entre Amigas –
Autoestima, correcta valoración



Entrevista a Mabel Asenjo

Victoria: Estamos con Mabel Asenjo, quien ya nos ha acompañado en otros programas. Ella es consejera espiritual junto a su esposo en Argentina, y en el programa de hoy vamos a estar hablando del Autoestima. Un tema complejo si los hay y más en el mundo femenino.

Mabel: Me ha tocado compartir este tema en algunos congresos, y allí les he pedido a las mujeres que se atrevan a compartir una cualidad positiva. ¿Y saben lo que me dicen? ¡Soy muy buena ama de casa! O ¡Soy muy trabajadora! Como si en lugar de ser personas fuéramos que aceres domésticos. ¿Porque nos cuesta encontrar algo valioso en nosotras? ¿Porque nos cuesta tanto? Me he encontrado con gente que tiene alta auto estima, pero son los menos. Este concepto comienza cuando nosotros nacemos. Entendemos por autoestima, o una correcta valoración de sí mismo esos mensajes que recibimos de nuestros seres más cercanos. Que al nacer y ser pequeños son nuestros padres. ¿Qué miradas tenemos de ellos? A veces hay mensajes contradictorios, te amo pero te rechazo, y eso lo sufrimos en nuestra valoración. Pero los primeros espejos en los que nos miramos son nuestros padres. Quienes nos dicen ¡Sos maravillosa! ¡Sos hermosa! ¡Sos la más linda, la princesita de papá, y la reina de mamá! Y no se completa hasta tener la mirada de los demás. Cuando comenzamos a ir al jardín o la escuela nos damos cuenta que no éramos la más linda del mundo, sino que hay otros. Y hasta nos pueden llegar a decir fea. Asique allí nos preguntamos ¿Qué paso? ¿Mama me mintió?  Ósea que es un concepto que nace con notros y se va completando a través de la vida. Y decimos que tiene solución porque no está completamente cerrado el tema, si no que podemos revertir nuestro pensamiento y nuestra mirada sobre nosotras mismas. Según este concepto nos vamos a considerar más o menos amada, más o menos valiosas, merecedoras de la felicidad o competente para afrontar los desafíos de la vida. Asique fíjense que importante que es tener un concepto de nosotras mismas. En 1° Corintios 15 nos dice el apóstol Pablo: Por la gracia de Dios soy lo que soy, y no yo sino la gracia de Dios conmigo. ¿Qué quiere decir esto? Pablo era una persona que tenía muchos títulos, ostentaba muy sapiencia, mucha inteligencia, y hasta un linaje importante. Pero en su momento fue cuestionado por si era Apóstol o no, por si estaba con Cristo o no. Y él se planta y dice: ¡Por la gracia de Dios soy lo que soy! Esto está muy bueno, porque tiene un concepto de sí mismo, una valoración que viene de Dios. Sea cual sea tu concepto de ti misma puede cambiarse porque el autoestima se apoya en una mesa de tres patas. Una de estas patas es la aceptación. Por aceptación entendernos el hecho de sentirnos amadas no por lo que hacemos o poseemos, sino porque somos merecedoras de amor. Por ejemplo hay personas que se quieren ganar el amor de los demás siempre regalando cosas. Un ejemplo de ellos es mi mamá. Otros necesitan ganar el amor haciendo cosas por otros. Y la realidad es que todos merecemos el amor. Algunos mensajes que quizás recibiste en tu infancia por ejemplo: ¡No servís! ¡Sos un inútil! ¡No vales! Y por lo tanto no sos digna de ser amada. Estos son algunos espejos negativos y es un concepto bastante difícil de quitar. Pero la Biblia nos dice que Dios nos amó de tal manera  que dio a su hijo por nosotros. ¡Que amor tan grande que cura todas las heridas de nuestro corazón! Hay muchas mujeres que han sido abusadas de niñas, y luego han elegido a un mal compañero. El quiero contar una historia.

En un retiro en Buenos Aires me toco charlar con una mujer que a los 14 años fue vendida por su padre, para pagar una deuda, a un hombre de unos 30 años. La niña se agarraba de la pollera de su mamá, gritando ¡Mamá no me dejes ir! Pero la mamá la dejo ir. Esta niña sufrió terriblemente porque este hombre la tomo como una esclava sexual. Para que este hombre la pudiera tener en tutela, le padre firmo como que si se hubieran casado, pero en realidad con ella había pagado una deuda.

Ella me decía que le costaba ver a Dios como un padre amoroso, porque su padre le había vendido. Hasta que entendió que Cristo había muerto por ella, y que el Padre Dios había dado a su hijo por ella. Y ese amor le curo y le sano. Ella tuvo un hijo con ese hombre, tuvo la fuerza para alejarse de ese hombre y poder ser una mujer que recuperar su vida. Y así fabricar su futuro junto a Dios que es un Padre que nos ama, que nos abraza y nos recibe con mucho amor en sus brazos.

Como dijimos la autoestima esta apoyado en una mesa de tres patas, la primera es la aceptación, que es el hecho que merecemos ser amadas.

El otro acepto es la dignidad. Este punto tiene que ver con que todos merecemos un lugar en el mundo y somos dignos de respeto. ¡Todos!

Merecemos que nos consideren y nos respeten. En un retiro que tome aquí en Uruguay, yo les decía a las mujeres que estaba allí para hablarles a las princesas. Digo que somos princesas porque la palabra de Dios dice que es nuestra guía, en 1° Pedro 1:18 dice Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la vida absurda que heredaron de sus antepasados. El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata, sino con la preciosa sangre de Cristo… y aquí princesa no significa bonita, linda, sino valiosa, costosa. Dios para rescatar a las personas, acercarlas a él, volverlas a unir a una relación con él no utilizo oro. No nos compró con un ángel, ni con posesiones y valioso, sino que dio algo muy valioso para él. Dio a su hijo, y esto nos reviste de una dignidad única y especial. Si yo acepto esto como un mensaje sanador y de salvación para mi vida, paso a ser hija del Rey del universo. Por lo tanto si yo soy hija del rey, soy una princesa. No por mi merito, sino por esa sangre costosa, valiosa que derramo Jesús por nosotros.

Una vez estando en Buenos aires y apurada pase por un supermercado muy chiquito al medio día. Y resulta que no había gente, pero la cajera estaba hablando con otra señora. Entonces yo recogí lo que necesitaba y fui a la caja. Había un niño mirando, pero no entendí que era lo que hacía allí. La cajera se acercó y me cobro. En ese momento el niño extiende su mano y me muestra plata, asique allí entendí que él estaba en la caja esperando que lo atiendan. Le pedí disculpas por pasar antes que él, pero él me miro como si nada hubiera pasado. Mientras le cobraban a él, y yo guardaba mis cosas, le tome de la mano y le dije: – ¡De corazón te pido disculpas, no vi que estabas antes que yo! ¿Me disculpas? A él se le dibujo una sonrisa de oreja a oreja. Pero en ese momento la cajera, la señora que estaba allí y hasta el guardia de seguridad nos miró. Con ese pequeño acto le di la dignidad  que correspondía.

Él estaba antes que yo, el merecía que le cobraran antes que yo, él tenía un lugar. Y pongo este pequeño ejemplo para demostrar cuantas veces nos pasan por arriba. A veces nos pasan por arriba porque no somos capaces de decir ¡Aquí estoy! ¡Yo merezco que me den este lugar! ¡Soy digan de ser tratada como a cualquier otra persona!

Y tenemos la tercera pata de la autoestima que es la capacidad.

La capacidad no tiene que ver con los títulos que vos hayas estudiado, ni con toda la sapiencia e inteligencia que tengas. Sino que nos referimos a estar capacitados a enfrentar los distintos desafíos de la vida. A lo mejor tienes una vida soñada, pero a lo mejor no. Tal vez pasa alguna situación, como que tu esposo se queda sin trabajo, sufrir una enfermedad, o tan simple como el paso del tiempo, nos vamos poniendo más adultas y eso también hay que enfrentarlo.  Ya no tenemos la misma fuerza que antes, ya no tenemos la misma belleza, nuestra piel se va rajando y nuestro físico se va desgastando. No podemos ser eternas adolescentes, esto lo menciono porque no todas las mujeres tienen la capacidad de enfrentar este desafío, que es un gran cambio en la vida. ¿Cómo hacemos para afrontarlo?

El aposto Pablo que era muy inteligente y muy sabio nos dice en 2°Corintos 3, que no es que nosotros seamos tan competentes como para o pensar algo que venga de nosotros mismos, sino que nuestra competencia, nuestra capacidad viene de Dios.

Decíamos que el concepto de autoestima se va formando, la verdad que en Dios tenemos un recurso invalorable. Él es el que no solo nos asegura su amor, no solo nos asegura la dignidad de ser alguien en el mundo para él, sino que nos probé de capacidad para afrontar estos desafíos de la vida. Sea cual sea tu edad. Me paso que conocí a una chica en un tren en Buenos Aires. Ella tuvo un accidente y perdió una pierna. Era muy joven, y si no estamos bien plantados en Dios o si no tenemos una buena autoestima construida en bases solidad es difícil afrontar estos cambios.

No digo que no nos van a costar, no que no nos van a doler pero digo que tenemos recursos para afrontarlos.

Victoria: Hablamos que el Autoestima tiene tres patas que son la aceptación, la dignidad y la capacidad. En mi opinión es muy importante esta base para poder afrontar el resto de los retos y la vida misma. Yo diría que es lo más importante en la vida para poder estar preparados.

Debemos tener una buena autoestima, ni por encima, ni por abajo.

Mabel: Exactamente en Romanos 12 nos dice Que nadie tenga más alto concepto de sí mismo, del que debe tener. Si no que piense de si con cordura. Ósea con inteligencia, con una medida ecuánime. Pero no solo nos sirve para todo esto que tú nos decís, sino también para poder relacionarnos bien con el otro. Nadie puede amar al otro como a sí mismo, si no se ama. Si nosotros tenemos una baja autoestima lo más probables es que en nuestro concepto y en nuestra mirada a las personas las bajemos a nuestro nivel. Las critiquemos, las descalifiquemos porque no están a nuestro tono. Por eso es importante curar esta autoestima, y creo que lo podemos hacer. En Dios tenemos muchos recursos y siempre se puede salir adelante buscando de estas ayudas.

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