Buscar ayuda, donde no la hay 2/3
21 febrero, 2008Jerusalén al final de los días 1/2
21 febrero, 2008Titulo: “Buscar ayuda, donde no la hay” 3/3
Autor: MarcelMalgo
Nº: PE1120
Podemos ir en todo momento a Jesús, nuestro amigo celestial, para adorarlo y para presentarle nuestras peticiones. Aunque lo busquemos a la medianoche, El estará ahí para nosotros. Nuestro amigo celestial, Jesucristo, nos da a usted y a mí lo que pedimos, sólo por la razón de pertenecer a Sus amigos – y eso es así a toda hora de la noche y del día.
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«Buscar ayuda, donde no la hay» 3/3
Estimado amigo, estimada amiga, desde el comienzo de esta serie de meditaciones, hemos visto cómo el hombre busca ayuda en todos lados menos en quien la tiene, Jesús.
En primer lugar, vimos que una de las razones de este mal actuar, se debe al pecado. En el caso de los israelitas, fue el pecado que los separó de Dios. Y esta separación de la fuente de la verdadera ayuda, los llevó a buscar ayuda donde no la había:«… porque han abandonado al Señor para entregarse a la prostitución… Mi pueblo consulta a su ídolo de madera, y ese pedazo de palo le responde».
La segunda razón se debe a La actuación por impulso, o por circunstancias que aparentan ser lógicas.
A veces, aun los creyentes, en el ardor de la lucha, o a causa de circunstancias que aparentan ser lógicas, buscan ayuda en una forma que el Señor Jesúsnohabía planificado. A los ojos de Dios, sin embargo, eso no es un descuido, sino, nada más ni nada menos, que una falta de confianza en El.
Hoy les compartiré la Tercera razón: que es La Búsqueda en el lugar equivocado.
Querido amigo, muchos no encuentran verdadera ayuda, porque no buscan en el lugar donde realmente puede ser encontrada. Santiago escribe:«No tenéis lo que deseáis, porque no pedís». En conexión con lo dicho anteriormente, se podría decir: Ustedes buscan la ayuda en el lugar equivocado, porque no le piden a Aquél que realmente puede ayudar.
Por supuesto: Dios no es ninguna máquina automática, en la cual simplemente se echa una moneda y se oprime un botón para recibir lo que uno desea. Naturalmente que El, en Su soberanía, puede intervenir en forma directa, y a veces lo hace. Pero, la regla bíblica es:«Pedid, y se os dará»
Qué significa pedir a Dios para realmente recibir ayuda, nos lo explica el Señor Jesús con las siguientes palabras:«¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice: Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué ponerle delante; y aquél, respondiendo desde adentro, le dice: No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme, y dártelos? Os digo, que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite. Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá»Esto lo podemos ver en Lucas 11:5al 10.
Estimado amigo, el amigo que estaba afuera no permitió ser rechazado, sino que rogó y pidió hasta que el que estaba adentro finalmente se levantó, y le dio todo lo que necesitaba. Pero, debemos tener en cuenta que el amigo de adentro no le dio a su amigo de afuera lo que estaba pidiendo«por ser su amigo»,sino por«su importunidad».
Pensemos en esto, mientras escuchamos algunos compases musicales.
Estimado amigo, a la verdad, somos bastante capaces de desarrollar amistades profundas y cálidas, pero en algunos momentos llegamos a nuestro límite – especialmente en un momento así, cuando un amigo llega a la medianoche y llama a nuestra puerta.
Pero, existe un amigo que es muy diferente:Jesucristo. El demostró, en una manera única y perfecta, que es el verdadero amigo. Con respecto a la verdadera amistad, El dijo:«Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos … Ya no os llamaré siervos … ¡pero os he llamado amigos! – Mas os digo, amigos míos: No temáis …».
Estimado amigo, ¿Pertenece usted a aquellos a quienes el Señor Jesús llama «Sus amigos», por quienes El, como el amigo celestial, dio su vida? Si es así, entonces usted pertenece a los redimidos, a quienes dice:«No temáis…», porque El los cuenta entreSus amigos.
Podemos ir en todo momento a este amigo celestial, para adorarlo y para presentarle nuestras peticiones. Aunque lo busquemos a la medianoche, El nunca nos tratará de la manera como lo hizo el amigo, del cual leí en Lucas, con su amigo que estaba en la calle. Éste no le dio los tres panes«porque era su amigo»sino«por su importunidad». Nuestro amigo celestial, Jesucristo, sin embargo, nos da a usted y a mí lo que pedimos, sólo por la razón de pertenecer a Sus amigos – y eso es así a toda hora de la noche y del día. El lo expresa con las siguientes palabras:«Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá»(Lc. 11:9-10). Dicho de otra forma: «¡Cuando ustedes vengan a Mí (aun cuando sea en un momento inoportuno, y sean insistentes), encontrarán siempre una puerta abierta, un oído que escucha, una mano que da y un corazón que ama!» O, por decirlo de otra forma: «Si ustedes no buscan la ayuda donde no la hay, sino que acuden a Mí y piden con perseverancia, como aquel amigo que pidió ayuda a su amigo, entonces‘recibirán’, entonces‘hallarán’y entonces‘se les abrirá’.
¿No es esta maravillosa parábola un llamado sumamente claro a, finalmente – y quizás de una manera totalmente nueva -, buscar ayuda donde realmente la podemos encontrar? La verdadera ayuda no llega, si nosotros no vamos a Jesús con nuestros problemas y temores:«No tenéis porque no pedís …» dice Santiago 4:2.
Para que no haya dudas acerca de lo que eso significa, el Señor pronuncia esta poderosa promesa dos veces: «Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá» (Lc. 11:9-10). Por eso: Deje de buscar ayuda donde no la puede encontrar. ¡Mas bien, pídale al Señor Jesucristo, a nuestro verdadero amigo, el Único que verdaderamente nos puede ayudar!