Consejos de una bisabuela

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Hablamos con Mercedes Sánchez, una bisabuela de 90 años que nos da consejos muy prácticos para nuestra vida. Te invitamos a conocerla y aprender sobre la crianza de los hijos, la relación con las nueras, la educación de los nietos y mucho más. Escucha su testimonio, y descubre cómo poner su vida en las manos del Señor la ha bendecido.


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EA741 – Entre Amigas –
Consejos de una bisabuela



Entrevista a Mercedes de Las

Sonia: Muy bien queridas amigas, llegó el momento de la entrevista. Hoy estoy con mucha alegría porque podemos darle la bienvenida a alguien muy especial: Mercedes Sánchez de Las. Digo que es alguien muy especial porque yo la conozco hace 30 años más o menos, y es una hermana de nuestra iglesia muy especial, una jovencita de 90 años. Mercedes, bienvenida al programa Entre Amigas.

Mercedes: Muchas gracias. Muchas gracias por invitarme, es un gusto estar aquí y compartir algunas de mis experiencias con ustedes.

Sonia: Sí, esa era la idea. Te agradecemos mucho por venir porque con 90 años no debe ser tan fácil. Pero Mercedes tiene muchas experiencias de vida, es un ejemplo para mí y para muchas otras mujeres que conozco, y por eso queríamos pedirle consejos.

Mercedes, tu tuviste hijos, ¿verdad? ¿Cuántos hijos tienes?

Mercedes: Tengo 5 hijos vivos, porque tuve otro que se murió, y son todos varones.

Sonia: ¿Y viven todos cerca de ti?

Mercedes: Todos no. Tengo uno, el segundo, que vive en Estados Unidos hace ya más de 25 años. Otro vive en Punta del Este, otro en Shangrilá, en Canelones, y el que vive más cerca vive en el Prado.

Sonia: En el Prado acá en Montevideo, donde estamos produciendo el programa.

Mercedes: Y uno vive conmigo y su hijo en mi casa.

Sonia: Mercedes, yo, que tengo solo un hijo, me imagino que no debe haber sido fácil teniendo 5 hijos, cada uno diferente, con su carácter. ¿Cómo te manejaste con tantos hijos, y cómo hiciste para tratarlos igualmente y con el mismo amor?

Mercedes: Bueno, primero que nada, debo decir que todo fue posible por la ayuda de Dios. Él siempre me guio para criarlos con la palabra de Dios, y como Dios manda a educar a nuestros hijos. Siempre fui muy cariñosa con ellos, pero fui muy firme también. Cuando decía no, era no.

Sonia: ¿Y ellos lo sabían y lo aceptaban?

Mercedes: Ellos lo aceptaron. Es más, cuando los invitaban a algún cumpleaños en la escuela, ellos ya decían que no iban a ir porque la madre no los dejaba. Y ellos me lo decían a mí. Yo no los dejaba ir por la sencilla razón de que no iba a dejar a mis hijos ir a una casa donde yo no conocía a la familia. Yo los cuidé muchísimo. No fueron chiquilines de estar en la calle, no fueron chiquilines de ir a muchas casas de amigos para jugar, ellos fueron criados en el evangelio, fueron criados en la Palabra de Dios, de noche leíamos la Biblia y orábamos en casa.

Sonia: ¿Ellos aceptaban eso? Por ejemplo, cuando tú decías que no querías que fueran a los cumpleaños, ¿Lo aceptaron?

Mercedes: Sí. Y mi marido me apoyó mucho. Nunca me contradijo. Él los llevaba y los iba a buscar a la escuela todos los días.

Todos fueron distintos. El mayor fue el más dócil, siempre fue muy obediente y guiaba a sus hermanos a ser obedientes también y a hacer las cosas bien.

Sonia: ¡Qué bueno que el hijo mayor fuera un ejemplo para los otros hijos!

Mercedes: Sí. Él siempre los guio. Ellos me ayudaban porque vivíamos en una casa muy grande, y yo ayudaba a mi esposo en el comercio, cuidaba a mis hijos, hacía la comida, y tenía a alguien que me ayudaba para la limpieza, pero ellos también. Se hacían su cama, limpiaban su cuarto, se hacían su leche y sus cosas. No se lavaban la ropa ni nada de eso, pero me lavaban los pisos, si querían tener alguna cosa nueva yo les decía: Si por tantos días me lavas el patio te lo compro. Todo eso era para que le dieran el valor de lo que costaba. Porque al padre y a mí nos costaba trabajo, nosotros trabajamos mucho, y gracias al Señor, que nos ayudó siempre, que pudimos darle una educación hasta que ellos quisieron. Porque no quisieron seguir ninguna carrera, ninguno de ellos.

Nosotros, con mi marido nos llevamos muy bien. Vivimos más de 50 años juntos y no voy a decir que nunca tuvimos alguna diferencia, pero tuvimos un buen matrimonio. Eso fue un buen ejemplo para nuestros hijos. Nosotros tratamos de darles el mejor ejemplo con nuestra vida. Su padre era un hombre muy honesto. Si bien no era creyente, era un hombre bueno, compasivo con toda la gente. En principio no aceptaba a Cristo, pero después, gracias al Señor, recibió al Señor y se convirtió. Y ahora está en el cielo.

Sonia: Mercedes, te quiero hacer una pregunta un poco delicada. Es sobre el tema de las nueras. A veces, los hijos se casan, vienen los nietos, y como abuelas vemos cosas que no nos parecen que están muy buenas, o que en nuestro tiempo eran diferentes. ¿Cómo tratas tú esta relación tan linda y especial con tus hijos, tus nueras, tus nietos y tus bisnietos?

Mercedes: Bueno, yo la verdad es que con mis nueras siempre me llevé bien, las quiero mucho a todas. Ahora, en cuanto a la manera de vivir de ellos, nunca me metí en sus vidas. No es que no me importara, pero no me metía. Yo crie a mis hijos como yo los quise criar. Ahora que ellos críen a los suyos como ellos piensen que lo deben hacer. Y Dios siempre los va a guiar a hacerlo bien. Así que no, nunca tuve ningún problema con mis nueras. Yo quiero lo mejor para ellos y para mis nietos, porque los quiero muchísimo a todos.

Los bisnietos son una gran bendición. Y le doy gracias al Señor por dejarme vivir hasta esta edad. Ser bisabuela es una doble alegría. A los hijos no les permitís mucho, a los nietos les permitís más. A los bisnietos ya es otra cosa. Ahora, nunca fui en contra de la educación de los padres. No es que, si los padres les prohibían una cosa, en mi casa lo podían hacer, eso no.

Yo los quiero muchísimo, y le doy gracias a Dios todos los días por mis nietos y por mis bisnietos. Y oro mucho por ellos porque me preocupa mucho el mundo que les espera.

Sonia: Es verdad, pero con todo esto sabemos que cada vez se acerca más la venida del Señor. Esperamos que ellos puedan aceptar al Señor a temprana edad, y después los vamos a poder disfrutar en la presencia del Señor.

Muchas gracias, Mercedes, realmente, por este tiempo de tanto consejo, y por mostrarnos la riqueza de una vida con el Señor Jesús.

Mercedes: Todo el mérito es de Dios. Si queremos hacer las cosas a nuestra manera, las cosas no van a salir tan bien. Pero si nos ponemos en las manos de Dios y dejamos que Él obre, Él obra, y obra para bien. Yo lo he experimentado y lo puedo testificar, porque Dios a mí me ha bendecido muchísimo y le doy las gracias por todo.

Sonia: Y nosotros te damos las gracias a ti por hacer venido y compartido este tiempo con nosotros.

Mercedes: Es un gusto.

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