¿Cuáles son los puntos esenciales del Apocalipsis? (3ª parte)

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Autor: Norbert Lieth

El libro de Apocalipsis, además de ser tener la particularidad de ser el último de la Biblia, contiene mensajes esenciales para la vida de la Iglesia y los creyentes, pero: ¿cómo comenzar a estudiarlo?, ¿Cuáles son los puntos esenciales? En esta oportunidad escucharemos sobre la preeminencia de Cristo y su unicidad y sobre el Día del Señor.


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PE2642 – Estudio Bíblico
¿Cuáles son los puntos esenciales del Apocalipsis? (3ª parte)



Amigos, continuando con nuestro estudio de las particularidades e importancia del libro de Apocalipsis, estamos llegando a los conocidos como “mensajes a las iglesias”. Las siete iglesias son las iglesias a las que fueron dirigidas las siete cartas. Como el número siete es un número de perfección, señala a la totalidad de la Iglesia de todos los tiempos. Los siete espíritus son una imagen de la plenitud del Espíritu Santo. Como leemos en Isaías 11:2: “Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová”. Algunos consideran que en el caso de los siete espíritus se trata de siete seres angelicales, ya que los ángeles en Hebreos 1:14, también son descritos como espíritus. Como se encuentran ante el trono, parecen tener una posición subordinada. Esto no se puede afirmar del Espíritu Santo ya que Él es Dios. Si, según el versículo 20, las siete estrellas representan a los ángeles de las siete iglesias y los siete candelabros a las siete iglesias, entonces por eso también los siete espíritus podrían señalar a siete ángeles especiales, enviados al mundo entero. Otras interpretaciones como la plenitud del Espíritu Santo o siete príncipes angelicales, también parecen posibles.

Más allá de esto, desde su primer capítulo el Apocalipsis deja clara la preeminencia y unicidad del Señor Jesús: Él es aquel que es, fue y viene. De acuerdo con Apocalipsis 1:8 Él es Dios desde la eternidad. Estuvo en este mundo y regresa otra vez. Cuando se autodenomina en Apocalipsis 22:13 como “alfa y omega, principio y fin, el primero y el último”, Él mismo se declara Dios, ya que este es un título divino. En Isaías 44:6 leemos: “Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios”. Dios se ha revelado en Cristo Jesús. Jesús es el testigo fiel, quien, como vemos en diversos pasajes, como ser humano sirvió con fidelidad a Dios el Padre. Como tal, de acuerdo a Colosenses 1:18, es el primogénito de entre los muertos, quien nunca más morirá. Él es el príncipe sobre los reyes de la tierra, el futuro soberano de la tierra. Por medio de Él recibimos “gracia”, un favor divino sin intervención nuestra. A través de esta gracia, recibimos “paz” con Dios. De este modo, Él nos obsequia Su amor, ya que se entregó por nosotros y derramó Su sangre para nuestro perdón.

Y este Jesús, nuestro Señor y Salvador, regresa. Leamos Apocalipsis 1:7: “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén”. Ya Daniel, el profeta del Antiguo testamento, escribió en Daniel 7:13 que el Señor vendrá con las nubes. Cristo mismo también atestiguó, en Mateo 24:30 y 26:64, que Él regresará en las nubes del cielo con poder y gloria. Una nube Lo recibió cuando ascendió al cielo desde el Monte de los Olivos, y del mismo modo, también regresará. Según Apocalipsis 1:7 Todos los linajes de la tierra Lo verán; también Israel. Esta expresión se deriva de la profecía en Zacarías 12:10-12: “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito. En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadadrimón en el valle de Meguido. Y la tierra lamentará, cada linaje aparte; los descendientes de la casa de David por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de la casa de Natán por sí, y sus mujeres por sí…”. Por eso, Apocalipsis 1:7 señala especialmente a Israel, al pueblo de los judíos, “los que Lo traspasaron”. Dios derramará sobre ellos un espíritu de gracia y de clamor, y ellos se lamentarán por aquel Señor, a quien ellos por dos mil años despreciaron con tanta firmeza.

Juan recibe las visiones del Apocalipsis. Acompáñeme en la lectura del capítulo 1 versos 10 y 11: “Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, que decía: Yo soy el Alfa y el Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea”. Muchos ven en el “día del Señor” un indicio del domingo como día de resurrección de Jesucristo. Sin embargo, es más probable que Juan esté refiriendo al día del juicio del Señor que es mencionado varias veces en las Sagradas Escrituras, al que él experimenta en el espíritu, y sobre el cual el profeta se pone a reflexionar. De acuerdo a Apocalipsis 4:2, Él ha visto este día. Por esta razón, según el versículo 11, Juan debe escribir lo que ve “en el Espíritu”. El “día del Señor” es anunciado repetidamente en el Antiguo y el Nuevo Testamento como día de juicio podemos leerlo en la siguiente lista de pasajes: Joel 1:15 y 3:4, también Isaías 13:6 al 9; 1 Tesalonicenses. 5:2 y 2 Pedro 3:10. En el Apocalipsis es donde este día encuentra su cumplimiento.

En el Nuevo Testamento, el día de resurrección siempre es denominado como “primer día de la semana”. Si Juan hubiera querido referir al día de resurrección, más bien hubiera utilizado esta formulación, tal como lo hizo en el evangelio de Juan, y como lo hicieron también otros autores bíblicos de aquel tiempo. Recién más tarde en la historia de la Iglesia, el término “día del Señor” fue equiparado con el día de resurrección y el domingo. El contexto bíblico es siempre la llave para la interpretación. Apocalipsis 1:10 literalmente quiere decir “yo me encontraba en el Espíritu en el día que le pertenece al Señor”, o “yo me encontraba en el Espíritu en el día del Señor”. Es el día que le pertenece al Señor y el cual Dios le ha dado a Su Hijo. El Apocalipsis es el día del Señor y le pertenece completamente al Señor Jesús. Recordemos brevemente los versos de Juan 5 22 al 27 donde encontramos: “Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo […]. Y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre”. Justamente el Señor Jesús es presentado como “Hijo de Hombre” en conexión con el “día del Señor” en Apocalipsis 1:13. Cristo mismo confirma, que ese día futuro Le pertenece a Él. Lucas 17:24 dice: “Porque como relámpago que al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro, así también será el Hijo del Hombre en su día”.

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