Dios, el dueño de la vida

El llamado de Eliseo (75ª parte)
4 junio, 2023
Perdonar, soltar y sanar
31 octubre, 2023
El llamado de Eliseo (75ª parte)
4 junio, 2023
Perdonar, soltar y sanar
31 octubre, 2023

En esta entrevista a Paola Sanchis conocemos su experiencia con la enfermedad de la poliartritis reumatoide y cómo afectó su vida. Paola destaca la importancia de la fuerza de voluntad para superar los miedos y seguir adelante a pesar de los dolores y las dificultades. No te pierdas de conocer cómo Dios la ayudó en cada etapa, y del sorprendente regalo de Dios en medio de la prueba.


DESCARGARLO AQUÍ:
EA 1129 – Entre Amigas –
Dios, el dueño de la vida



Entrevista a Paola Sanchís

Victoria: Queridas amigas, es un gusto estar con ustedes y qué bueno poder compartir esta entrevista que vamos a realizar a continuación. Es un gusto para mí recibir a Paola Sanchis. ¿Qué tal Paola? ¿Cómo estás?

Paola: Hola, ¿cómo estás Victoria? Mucho gusto estar acá nuevamente.

Victoria: Tal vez algunas amigas puedan recordarte de programas anteriores y si no, pueden ir a la página web también y buscar alguna entrevista con Paola Sanchis. También fuiste parte, hiciste alguna entrevista para el equipo de Entre Amigas y estuviste ahí colaborando o consiguiendo ahí en la parte de producción. Así que bueno, es un gusto estar con Paola y para hablar de un tema que es muy profundo y que tiene muchas aristas, pero vamos a hablar de Dios como el dueño de la vida y Paola nos va a contar un poco acerca de lo que nos contaste en el programa anterior para empezar, medio resumido, y después vamos a hablar de cómo está tu vida hoy.

Paola: Te cuento. Bueno, yo tengo una poliartritis reumatoide, que es una enfermedad autoinmune la cual comienza atacando lo que es todo nivel articulaciones de nuestro organismo, de nuestro cuerpo. En mi caso me lo agarraron bastante tarde, me lo detectaron bastante tarde, entonces ya estaba bastante avanzada la enfermedad. Además de esto, En el año 2012 tuve un empuje bastante fuerte, que estuve postrada en cama, que no me podía mover, o sea, me tenían que hacer ayudar con todo, bañarme, llevarme al baño, etc. No podía hacer nada por mí misma, me daban la comida en la boca. Y eso hizo que la enfermedad avanzara muchísimo más. Entonces estaban unos niveles bastante límites, digamos, de lo que es la vida y la muerte.

Estaba con tratamientos bastante fuertes, quimioterapias, intravenosa por pastilla, bueno, un montón de pastillas. Yo tenía una colección, una farmacia en mi casa. Y bueno, ni que hablar la calidad de vida, era bastante acotada porque había un montón de cosas que no podía hacer, desde caminar a tareas del hogar, bueno, muchas muchas cosas. Durante la enfermedad Dios estuvo presente en todo momento porque yo sé que el médico que tengo me lo mandó directamente del cielo Dios, porque fue una bendición para mí, es una bendición para mí, para mi esposo, para nuestra familia, porque él siempre se puso la camiseta de lo nuestro y no dudó en ningún momento en hacer un montón de cosas y pruebas y medicación y estudiaba nuestro caso por todos lados y fue él quien mejoró un poco la calidad de vida que yo tenía.

Victoria: ¿Qué tema es ese, no, Paola? Cuando uno está en ese proceso de dependencia y de no saber qué esperar, porque uno no sabe qué esperar, uno más allá que sabe que el Señor lo sostiene y que por su gracia uno se mantiene en pie, pero ese pasaje de estar así, en esa condición, a poder mejorar, es todo un desafío para la persona, ¿no?

Paola: Es algo que muchas veces no se entiende si no se pasa por el proceso. Es algo que es un vencer miedos, es un poner voluntad en donde las cosas cuestan. Sobre todo eso. Es increíble la fuerza de voluntad lo que te ayuda a avanzar, porque claramente yo me podía haber quedado en la cama tirada con mis miedos, y no, bueno, pensé mucho más allá y me levantaba, trataba de levantarme todos los días pese a los dolores, pese a todo.

Victoria: Bueno, te vimos recuperarte en los programas que hicimos contigo, nos contabas un poco cómo había sido la recuperación, entre comillas, que estabas teniendo en ese momento, que estabas pudiendo realizar bastantes actividades, que estabas pudiendo retomar un poco la vida “normal” que llevabas con la enfermedad. Le contamos a nuestras amigas que pasó el tiempo, después de la entrevista con Paola, y ella siguió con el tratamiento. ¿Podés contarnos cómo fue que siguió y qué es lo que pasó después?

Paola: Sí, bueno, seguí con el tratamiento y obviamente llega un momento en el que el cuerpo se acostumbra a la medicación y ya deja de hacer efecto. Lo que hacía la medicación era hacerme un reseteo de todo lo que eran mis defensas, porque mis defensas estaban en contra de mi cuerpo. Entonces reconocían partes de mi cuerpo como peligrosas, como si no fueran partes del cuerpo. Y por eso empezaban a atacarlas como para defenderme. Lo que hacía la medicación era actuar como una bomba que mataba mis defensas y nacían de nuevo con la nueva información que la medicación les proporcionaba.

Pero claro, como todo, llega un momento que se acostumbra el cuerpo a todo este proceso y entonces ya no me estaba haciendo efecto la medicación. En junio del año 2021 fue el último tratamiento que me hice, más allá de toda la medicación que tomaba por boca también. Porque el tratamiento era con medicación intravenosa, Y en julio cuando voy a la consulta posterior al tratamiento, mi médico me informa que no había hecho efecto, que no sabía cómo iba a seguir porque esta medicación que me estaban dando era la última en la línea de medicamentos autoinmunes para esta enfermedad.

Entonces bueno, me dijo, “mira, vamos a hacerle una cosa. Yo voy a estudiar tu caso, me voy a comunicar con médicos del exterior, voy a ver cómo podemos hacer, cómo podemos solucionarlo de alguna manera. Quédate tranquila, anda para tu casa y yo te aviso». Esas fueron las palabras. O sea, salí de ahí con el espíritu en el piso, literalmente, porque estaba muy triste.

Además, me dio la noticia de que la enfermedad había llegado a los pulmones, entonces mis pulmones no estaban respondiendo como debían. Bueno, fue todo complicado.

Victoria: En medio de eso, siguieron con las consultas, con los exámenes y también cuidando mantener esa calidad de vida que había alcanzado, más allá de todo esto. Qué fuerte lo de que tienen una bomba para resetear lo que son las defensas, lo que es el organismo. Y cómo Dios es el dueño de la vida, y Él hace como Él quiere, Él pone su mano y es soberano por sobre todas las cosas. Hay cosas que, como decía Jesús acerca del ciego, no es ni por culpa del padre ni de la madre ni de Él, sino que hay cosas que son para la gloria de Dios. Ya sea una enfermedad resuelta o también la fortaleza en medio de la enfermedad.

Paola: Totalmente, totalmente.

Victoria: Hubo un momento en el que había que tomar una decisión que si bien no tenía que ver directamente con la enfermedad, influía. Esto es cuando llegó el momento de darte una dosis de la vacuna contra el COVID.

Paola: Exacto, sí, sí. Bueno, les cuento previamente también un poco que, desde que nos casamos con mi esposo, nuestro sueño era formar una familia, ser papás, siempre planificamos la vida con hijos y bueno lamentablemente no pudimos tener hijos. Hicimos muchos tratamientos con fertilización asistida, y siempre estaba la negativa. Así que bajamos los brazos y dijimos bueno, si no es la voluntad de Dios que nosotros seamos papás, no será la voluntad de Dios. Sigamos así y bueno, vamos para adelante como como podamos. Tuvimos la idea de adoptar también, bueno, un montón de cosas.

El 27 de agosto del año 2021 yo me tenía que dar la tercera dosis de la vacuna del COVID, como dijiste. Y bueno, yo venía con un atraso en el periodo menstrual de aproximadamente un mes. Y a mí no se me cruzaba con la cabeza que pudiera estar embarazada, porque ya me había pasado muchísimas veces y muy ilusionada fui a hacerme un test de embarazo y siempre eran negativos. Entonces, ya como que me había resignado y también me dolía, me dolía un montón, emocionalmente era un golpe. Cada año era más difícil porque se le iban sumando cosas. O sea, el día de la madre, el día del niño, el día del padre, no sé, cumpleaños, fiestas, navidades.

Victoria: Sí, baby shower de otras personas, los nacimientos de otras personas alrededor.

Paola: Sí, sí, sí, totalmente. Entonces, era como que cada año era mucho más difícil afrontar ese tema que tenía que solucionarlo y tenía que cerrarlo de alguna manera. Y bueno, lo llamo a mi médico y le comento “mira mañana me tengo que dar la tercera dosis de la vacuna. ¿Qué me aconsejas?” Y él me dijo “para mí tenés que hacerte un test sí o sí, porque no vaya a ser que estés embarazada y en el primer trimestre no se puede dar la vacuna”. Entonces yo fui y me compré un test, pero no me lo hice. La verdad es que no me lo hice porque no estaba con el ánimo como para recibir un negativo, venía con todas esas noticias feas, malas que me habían dado, que ya tenía el ánimo un poco por el piso, digamos. Y bueno, nada, no me lo hice. Dije, “bueno, voy, me doy la vacuna, ya sé que no estoy embarazada, así que no me lo voy a hacer”. Pero algo en mí, a la madrugada del 27 de agosto, me dijo, “hacete el test”. Me levanté a las 5 de la madrugada, fui al baño y me lo hice. Y me dio positivo. No había chance naturalmente de que yo pudiera tener un positivo, y menos de forma natural.

Bueno, salgo del baño corriendo a contarle a mi esposo, lo despierto, obviamente lo primero que atinamos fue arrodillarnos a agradecerle a Dios. Estábamos los dos ahí en el cuarto, arrodillados agradeciéndole al Señor por lo que había hecho, y bueno, llegó el bebé que tanto soñamos.

Victoria: ¿Cómo pasó el tema del embarazo, de afrontar los miedos entre los dos, de poder también entender que podía no darse también el término del embarazo, ¿no? ¿Cómo fue que los dos lo llevaste?

Paola: Eso fue lo siguiente, Lo primero fue la emoción y la alegría de la noticia, de saber que había un bebé en mi vientre. Pero claro, lo siguiente fue ir a las consultas, tanto con ginecólogo como con internista y demás. Y todos eran panoramas muy oscuros, muy no alentadores. Me decían que era complicada la situación, que en junio me había hecho el tratamiento, y después toda la medicación que yo estaba tomando, que no podía llegar a término o, si llegaba a término seguramente fuera con alguna malformación, alguna enfermedad propia de todo lo que lo que hace la droga en el cuerpo de una persona.

Victoria: Y también recordando que eran tus propias defensas atacando a tu organismo como algo que no reconocían. O sea que el solo hecho de que hubiese un bebé formándose en tu vientre también era un peligro.

Paola: Claro, claro, sí, sí, ni qué hablar. Por eso la atención con internista también y con otros médicos que estuvieron después. Y bueno, me derivan a embarazos de alto riesgo y el primer trimestre, no te voy a mentir, fue un trimestre difícil. Lo vivimos los dos con muchos miedos por todo lo que nos decían, por todo lo que lo que iba pasando también a nuestro alrededor, porque veíamos la cantidad de médicos que estaban cada vez en las consultas, pero fue paso a paso de ir sorteando obstáculos. Nos ponían ecografías, nos hacían otros estudios, claramente dentro de los estudios normales que se les hacen a las embarazadas en los tres trimestres. Para mí eran muchísimo más, y bueno, nos fueron dando todos bien, todo normal, todo iba saliendo perfecto, todo iba marchando sobre ruedas, el bebé iba creciendo precioso, estaba muy sano adentro de mi vientre.

Tal es así que, bueno, ya para el segundo trimestre me empezaron a tratar como un embarazo normal, con controles una vez por mes nada más. Y bueno, sí tuvimos el privilegio de tener ecografías casi una vez por semana. Eso sí que es un privilegio, también un regalo de Dios, porque vimos literalmente el crecimiento del bebé en tiempo real casi.

Victoria: Como decía el salmista, en las entrañas, que el Señor lo entretejió, lo hizo crecer, hizo que crecieran los huesos, hizo que cada una de las partes fueran formadas. Eso fue como ver el salmo hecho realidad.

Paola: Sí, totalmente. Cuando lo tuve en brazos no podía creer que el puntito blanco que vimos el primer día y era esto, todo formadito, perfecto, sus huesos, su boca, sus manitos, sus ojos, todo es muy pero muy impresionante vivir la vida, la creación de la vida desde ese lugar, ver cómo va transcurriendo el tiempo y cómo se va formando de manera tan perfecta.

Victoria: Qué cosa tremenda ver también el plan de Dios y el propósito, en su soberanía que tiene para cada uno, porque hoy ahora contabas que lo tuviste en brazos, pero también entender que no es tuyo, que es de Dios.

Paola: Sí, totalmente.

Victoria: Y fue un bebé que trajo alegría no solamente a ustedes. Es un bebé sumamente querido, y fue una noticia que revolucionó todo a su alrededor, comenzando por la familia. Contanos cómo fue eso.

Paola: Sí, fue muy emotivo. Hace poco cumplió un año y Andrés, mi esposo decía que nos asombraba y nos ponía tan contentos ver la reacción de las personas cuando le íbamos contando, cuando íbamos transmitiendo la noticia. Muchos incluso se alegraban hasta más que nosotros, porque nosotros en ese momento todavía estábamos un poco en shock y claro, estábamos con todo el tema de los nervios también y los miedos, porque lo contamos más o menos cuando estábamos por terminar el primer trimestre, que ya estábamos un poco más tranquilos, pero veníamos saliendo recién de eso, entonces era hermoso ver la reacción de la gente y cómo se alegraba. Fue muy emotivo

Victoria: ¿Cómo cambió tu vida con tu hijo Guzmán?

Paola: Ufff, empezando porque me sanó.

Victoria: Había una posibilidad, ¿no?

Paola: Había una posibilidad. Los médicos decían que había una posibilidad, por todo el cambio hormonal que el cuerpo de la mujer recibe durante el embarazo, era muy probable que la enfermedad, si bien no desaparece, se quede en remisión y así se quede por un largo tiempo. Puede ser de por vida o no, pero bueno, en este caso confiemos en que sea de por vida. Ya desde el primer control, los exámenes de sangre que hacía una década y media casi, que no tenían los valores como los tenían los exámenes que me hice en el primer trimestre del embarazo. Hacía 12, 13 años que no tenía las defensas como las tenía ahí. Venía con una anemia de hacía dos años que incluso me la iban a estudiar con estudios más profundos, y en el embarazo es muy normal tener anemia, pero yo no tuve anemia durante todo el embarazo. Se me regularizó todo, a nivel de la perfección de Dios.

Y bueno, y así seguí durante todo el embarazo, con esos niveles bien. Lo disfrutamos un montón al embarazo después del primer trimestre. Si bien el primer trimestre también lo disfrutamos, pero claro, un poco más acotado, pero ya después fue como que nos liberamos y lo disfrutamos muchísimo. Disfrutamos cada control. Y bueno, el hecho de sentirme mejor aún de lo que me sentía, porque ahora es como que estoy totalmente sana, hago muchas cosas. No sé si decir que soy “la Paola de antes”, porque en realidad, durante todo este tiempo he aprendido muchísimo. Fue un tiempo de mucho aprendizaje, todo el tiempo de tener que andar con mucha precaución, de depender de los demás, aprendí muchísimo. Entonces, para mí fue un tiempo bueno también. Pero bueno, el volver a poder hacer prácticamente todo, desde caminar sin dolor, poder cargar a Guzmán, que pesa 12 kilos. Estoy durante el día con él, ahora empezó a caminar y está bastante activo, y todas esas cosas eran imposibles a la vista del ser humano, a la vista de los médicos. Para mí poder disfrutarlas hoy es pura y exclusivamente gracias a Dios.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Elija su moneda
UYU Peso uruguayo