Las necesidades emocionales de las mujeres
11 diciembre, 2008El Rencor (3 de 4)
12 diciembre, 2008Autor: Walter Mosimann
Con la imagen del olivo y sus ramas (epístola a los Romanos, capítulo 11), Pablo explica el Plan de Salvación de Dios. Explica la diferencia entre el buen olivo y el olivo silvestre. Esta imagen nos ayuda a echar un vistazo a las profundidades de la sabiduría y del conocimiento de Dios, y por otro lado también nos ayuda a comprender, a la luz de la Biblia, la relación entre el pueblo de Israel y las naciones
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Estimado amigo, con la imagen del olivo y sus ramas (epístola a los Romanos, capítulo 11), Pablo explica el Plan de Salvación de Dios. Explica la diferencia entre el buen olivo y el olivo silvestre. Esta imagen nos ayuda a echar un vistazo a las profundidades de la sabiduría y del conocimiento de Dios, y por otro lado también nos ayuda a comprender, a la luz de la Biblia, la relación entre el pueblo de Israel y las naciones.
La mente humana no logra comprender en toda su profundidad todo lo que leemos en Romanos 11. Por eso, Isaías dice:«Como son más altos los cielos que la tierra, así con mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos»(Is. 55:9). También Pablo confiesa:«¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero?»(Ro. 11:33-34).
La mente humana es limitada:«En parte conocemos»(1 Co. 13:9). Y esto es cierto, especialmente con respecto al tema de la elección de Israel y su relación con la Iglesia, formada de entre los gentiles.
Estudiamos un poco más a fondo acerca de la hostilidad contra los judíos durante los últimos 2000 años.
Desde la crucifixión de Jesucristo, los Padres de la Iglesia discutieron sobre la elección de Israel y sobre lo que era y lo que no era el pueblo judío. De esto resultó, con el tiempo, un dogmatismo muy controvertido.
La patrística, es la ciencia que se ocupa de los escritos y los dogmas de los Padres de la Iglesia. Según estos documentos, ya en el siglo 2 después de Cristo, la teología cristiana se fundó sobre cuatro dogmas anti-judios:
1. Todo el pueblo de Israel tiene la culpa de la crucifixión del Hijo de Dios.
2. Por eso, Dios desechó a Israel y anuló las promesas del Antiguo Pacto.
3. Después de la resurrección de Jesucristo, la elección del pueblo de Dios se trasmitió a la Iglesia; e Israel fue desheredado.
4. Los judíos reciben la salvación únicamente por el bautismo, es decir, renunciando a su creencia.
En el correr de los siglos, esta «teología del reemplazo» se convirtió en una sistemática enemistad contra los judíos. Las iglesias, los gobiernos cristianos, y ciertos grupos de la sociedad, se han remitido siempre a los dogmas citados, de lo cual surgió mucho sufrimiento: discriminación, persecución, e incluso eliminación de las minorías judías.
Veremos después de la pausa musical , una breve cronología de las hostilidades contra los judíos.
En el año 70 después de Cristo, Jerusalén fue destruida y la población judía asesinada o expulsada. Los refugiados se asimilaron (o intentaron hacerlo) en diferentes países, pero siempre permanecieron siendo minorías religiosas y étnicas; y una y otra vez fueron perseguidos.
En el año 1096 fueron asesinados miles de judíos en toda Europa, e incluso comunidades judías enteras fueron erradicadas. Por todo lo malo que no se podía explicar racionalmente, los judíos, como chivo expiatorio, tenían que pagar. Se les responsabilizó por las catástrofes de la naturaleza, por el hambre y la pestilencia. Fueron calumniados y acusados de asesinos, de profanar la hostia y de envenenar los pozos.
La peste que proliferó en Europa en el año 1348, se consideró castigo de Dios porque los cristianos no habían expulsado a los judíos de su medio. Entonces, éstos fueron encerrados en ghettos y obligados a llevar una vestimenta especial, para poder ser identificados claramente como judíos. Ya en aquel entonces, se sembraron las semillas del Holocausto del siglo 20.
Los judíos fueron declarados enemigos del cristianismo. En la época de las cruzadas, también fueron estigmatizados como los asesinos de Jesucristo. Y esta acusación se ha arraigado en la teología cristiana hasta hoy.
En el año 1997, el que en aquel entonces ejercía el cargo de pastor en la catedral de Basilea en Suiza, dijo literalmente en su predicación: «Todo aquél que dice que el pueblo de Israel ya no es enemigo del cristianismo, o sea, que no sería responsable de la muerte de Cristo, ya no está sobre el terreno de la teología cristiana.» Esta declaración es especialmente fuerte, si uno considera las circunstancias bajo las cuales fue pronunciada: Durante los preparativos de los festejos, en ocasión del centenario del Primer Congreso Sionista en Basilea. Uno de los actos preparativos, era un evento muy honorable e incluso histórico: Se sacó de la Catedral de Basilea un muy antiguo relieve de piedra con un motivo anti-judío representando a una cerda. En los festejos del Congreso Sionista, se quiso guardar la etiqueta, pero sin cambiar realmente la actitud frente a los judíos.
La representación anti-judía de una cerda, de la cual existen muchas variantes, es una de las más graves difamaciones del pueblo judío. El modelo más frecuente muestra a algunos judíos chupando con voracidad la leche, de las tetas de la cerda. La representación se originó en el sigo 13 y fue usada en muchas iglesias y edificios públicos, en forma de un relieve de madera o de piedra. Pero la idea que estaba detrás de eso, había nacido ya en el siglo 2 con la «teología del reemplazo».
Existen en Europa por lo menos 30 iglesias y catedrales que hasta hoy no sacaron esos relieves, supuestamente por el valor histórico de las representaciones. Pero las verdaderas razones seguramente son más profundas. El pintor Paul Klee dijo: «Los cuadros no muestran lo visible, sino que hacen visible lo que no se ve.» De esta manera, estas representaciones de cerdos hacen visible el espíritu con que fue y es influenciada la teología cristiana. También hacen visibles los profundos abismos ocultos en los corazones de los hombres.
La difamación del pueblo judío no proviene, pues, de algún enemigo de Israel. Más bien, el anti-judaísmo es producto de la teología cristiana. Y el anti-judaísmo, como rechazo general de los judíos, ha recibido una nueva dimensión. La Iglesia niega a los judíos el derecho de existencia como pueblo de Dios, y la política les niega el derecho de existencia como Estado. Se quiere lograr su aniquilación total.
En realidad, el rechazo de los judíos simplemente porque son judíos, es absurdo y racionalmente inexplicable. Detrás de eso, existe un interesado poder que manipula a los hombres – un poder que quiere aniquilar lo que Dios eligió:„Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra»(Dt. 7:6).
¿Por qué Dios escogió a un pueblo especial de entre todos los pueblos?
1. Dios necesitaba una familia humana para que Su Hijo Jesucristo, quien ya estaba con el Padre antes de la fundación del mundo, naciera como hombre en este mundo.
2. Jesús necesitaba una ascendencia legítima, para que nadie pudiera negar Su identidad como el Mesías prometido, como la Palabra encarnada. Solamente Jesucristo tiene esa identidad, y nadie más. En la Biblia existe un árbol genealógico desde Adán hasta el nacimiento de Jesús. Esta línea genealógica tiene solamente una meta: la de mostrar sin interrupciones el desarrollo desde el primer Adán (el viejo hombre) hasta el segundo Adán (el nuevo hombre). Con esto, la ascendencia e identidad de Jesucristo, el Hijo del Dios viviente, es revelada claramente.
Con Jesús se termina la línea genealógica de la Biblia. El no vendrá más a esta tierra en forma de hombre mortal. Tampoco tendrá en esta tierra ningún sucesor o suplente de forma humana mortal. A pesar de esto, ya muchos se levantaron – y se levantarán también en el futuro – haciéndose pasar por el nuevo Jesús, o por su plenipotenciario, dañando así el testimonio del evangelio.
Dios nos ha dado Su Palabra. Y nos ha dado Su Espíritu, para que pudiéramos entender Su Palabra. Esto es suficiente. Pero, por favor, ¡ocúpate en leer Su Palabra, y asimílala por Su Espíritu!
Ningún nuevo «Mesías» terrenal podrá alegar una identidad divina. Cuando el verdadero Señor Jesucristo vuelva – ¡y volverá! – todo será diferente. Se manifestará con gran poder y gloria – de modo que todos Lo conocerán inmediatamente. No necesitará mostrar a la humanidad ningún documento de identidad. Al contrario, ellos, que son Su creación, tendrán que dar prueba de su identidad frente a Él.
¿Adoptaste ya Su identidad? ¿El te conocerá? ¿O tendrá que decirte: «Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad» (Mt. 7:23)?
1 Comment
Muy buena palabra y bien explicada.