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Titulo: “El Camino al Gólgota” 3/3
 

Autor: WimMalgo 
Nº: PE1106

Nosotros habríamos merecido la cruz de muerte y de juicio, como paga de nuestros pecados. Pero Jesús la tomó voluntariamente sobre Él. El que no tenía pecado, fue clavado en la cruz por los pecadores. Allí llevó nuestros pecados, nuestra muerte y nuestro juicio, de manera que la cruz llegó a ser nuestra salvación.


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«El Camino al Gólgota» 3/3

Hola mis amigos, en este último programa de la serie titulada «El camino al Gólgota» estaremos hablando acerca del «Origen y la aniquilación del pecado»

En Lucas 23:26 se menciona que Simón venía del campo: «Y ellos, al llevarle, tomaron a un tal Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús.» Tampoco esto está escrito así por casualidad, sino que tiene una razón conforme a la voluntad de Dios.

Pues el campo nos recuerda el origen del pecado. Después que había ocurrido el pecado original, se dice acerca de la serpiente que engañó a Adán y a Eva: «Entonces Jehová Dios dijo a la serpiente: Porque hiciste esto, serás maldita entre todos los animales domésticos y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de tu vida.» En el siguiente versículo leemos que el Varón del Gólgota herirá en la cabeza a la serpiente (o sea, al diablo). Y acerca de Adán, leemos: «…sea maldita la tierra por tu causa. Con dolor comerás de ella todos los días de tu vida; espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste tomado. Porque polvo eres y al polvo volverás».

Encontramos el campo también en el primer asesinato de la historia de la humanidad. Leemos en Génesis 4:8b: «Caín habló con su hermano Abel. Y sucedió que estando juntos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató.»

Volvamos a Simón: Venía del campo, y entonces pusieron la cruz encima de él. El Señor Jesús venció el pecado y también su origen, hiriendo a la serpiente en la cabeza. Todos nosotros venimos del campo de este mundo, cargados de culpa. Sin embargo, todos nuestros pecados están pagados si la salvación de Jesús puede venir sobre nosotros, sobre ti y sobre mí. Ahora, el árbol de vida está arraigado en el Gólgota. Pero el que no quiere tener nada que ver con Gólgota, no puede vivir.

Un punto más, estimado amigo, queremos ver: 

«Cómo la cruz, que habríamos merecido, llega a ser nuestra salvación».

«Mientras salían, hallaron a un hombre de Cirene llamado Simón. A éste le obligaron a cargar la cruz de Jesús». El hecho de que Simón fue forzado a llevar la cruz, quiere decirnos lo siguiente: En realidad, él habría merecido la cruz. Pues como castigo por nuestros pecados, también nosotros habríamos merecido la cruz de muerte y de juicio. Pero Jesús la tomó voluntariamente sobre El. El que no tenía pecado, fue clavado en la cruz por los pecadores. Allí llevó nuestros pecados, nuestra muerte y nuestro juicio, de manera que la cruz llegó a ser nuestra salvación.

Es tan conmovedor para mí lo que Jesús hizo allí en el Gólgota, que no tengo palabras para explicarlo. Quizás el próximo suceso pueda ser una ayuda: 

El anterior obispo de Hannover, Dr. Lilje, contó en una predicación sobre el Salmo 23, que visitó, en ocasión de un viaje a India, la sede central de la Sociedad Teosófica. En una sala vio los cuadros de cuatro grandes fundadores de religiones: Budá, Mahoma, Zaratustra y el Señor Jesucristo. El hindú que lo guiaba, al mirar estos cuatro cuadros le preguntó: «¿Ve usted la gran diferencia?»

Tres de estos fundadores de religiones estaban representados sumidos en profunda meditación. El cuadro del Señor Lo mostraba como el Buen Pastor, inclinado sobre un arbusto para librar a un cordero que se había enredado. El hindú dijo: «Mire, es el Único que no está ocupado consigo mismo, ni está pensando en sí mismo.»

El Señor Jesús dijo: «Yo soy el buen pastor; el buen pastor pone su vida por las ovejas». ¡Y El entregó, efectivamente, Su vida en la cruz del Gólgota por nosotros, Sus ovejas!

Estimado amigo, volvamos ahora a Simón de Cirene: El fue forzado por los soldados romanos a tomar sobre sí la cruz. De cierta manera, la cruz es algo obligatorio, pues el que quiere ser salvo, tiene que reivindicar para sí, por la fe, la salvación de Jesucristo efectuada en la cruz del Gólgota. También Hechos 17:30 habla de esta absoluta necesidad: «Por eso, aunque antes Dios pasó por alto los tiempos de la ignorancia, en este tiempo manda a todos los hombres, en todos los lugares, que se arrepientan.»

¡Todos los que pasan, son llamados!

En Marcos 15:21 leemos: «Obligaron a uno que pasaba viniendo del campo, a un cierto Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, a que cargara la cruz de Jesús.» Viniendo del campo, Simón solamente quería pasar. Pero fue confrontado directamente con la cruz, se detuvo y la tomó sobre él. Esto cambió toda su vida.

La mayor catástrofe de la humanidad y de muchos destinos individuales consiste en que ven la cruz, la conocen, la ven en relación con Jesús – pero pasan. No se detienen, no toman la cruz sobre sí, y así la salvación.

Dios, figuradamente hablando, pone a cada hombre junto al camino, para ver lo que hace con Su Hijo Jesucristo, que consiguió en la cruz la salvación por él. ¿Qué significa la cruz de Jesús para ti? ¿Solamente la conoces por una contemplación sin compromiso? ¿O ya reconociste y experimentaste su profundo significado?

También tú eres un hombre del pecaminoso campo de este mundo. ¡La cruz de Jesús, es decir, la salvación que El logró, tiene que venir sobre ti! ¡Tómala sobre ti y hazla también entrar en tu familia! ¡No pases! Detente y reivindica ahora para ti, por la fe, la salvación que el Señor Jesucristo consumó en la cruz del Gólgota, pues es «¡…ahora el tiempo más favorable! ¡He aquí ahora el día de salvación!».

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