El Secreto de la Adoración 4/4
21 febrero, 2008El inminente Arrebatamiento – ¿Por qué Pablo ya lo esperaba? 2/4
21 febrero, 2008Titulo: “El inminente Arrebatamiento – ¿Por qué Pablo ya lo esperaba?” 1/4
Autor: WimMalgo
Nº: PE1100
El Arrebatamiento: un tema muy controversial para algunas personas, es tratado aquí en este programa que Llamada de Medianoche le ofrece. No se lo pierda!
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«El inminente Arrebatamiento – ¿Por qué Pablo ya lo esperaba?» 1/4
Hola querido amigo, dice la palabra de Dios en 1ª Corintios 15: 51 al versículo 52 lo siguiente: «He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos, pero todos seremos transformados en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final. Porque sonará la trompeta, y los muertos serán resucitados sin corrupción; y nosotros seremos transformados»
También en Tesalonicenses dice: «Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los demás que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, de la misma manera Dios traerá por medio de Jesús, y con él, a los que han dormido. Pues os decimos esto por palabra del Señor: Nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, de ninguna manera precederemos a los que ya durmieron. Porque el Señor mismo descenderá del cielo con aclamación, con voz de arcángel y con trompeta de Dios; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que vivimos y habremos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes, para el encuentro con el Señor en el aire; y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras».
Querido amigo, la palabra arrebatamiento está en muchas bocas, pero la esencia del arrebatamiento por pocos es comprendida. Es «un misterio», porque tiene que ver con la Iglesia de Jesús. Sin embargo los primeros cristianos estaban llenos de esta viva esperanza. La exclamación: «¡Maranatha! ¡Nuestro Señor viene!» les era bien conocida.
La preparación de la Iglesia primitiva para la venida del Señor fue una de las principales tareas de los apóstoles. Pablo dice: «Porque os celo con celo de Dios, pues os he desposado con un solo marido, para presentaros como una virgen pura a Cristo». O en 1 Corintios 1:4-8: «Gracias doy a mi Dios siempre en cuanto a vosotros por la gracia de Dios que os fue concedida en Cristo Jesús; porque en todo habéis sido enriquecidos en él, en toda palabra y en todo conocimiento.
Así el testimonio de Cristo ha sido confirmado entre vosotros hasta no faltaros ningún don, mientras esperáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Además, él os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo.» Después en Tito 2:11-14: «Porque la gracia salvadora de Dios se ha manifestado a todos los hombres, enseñándonos a vivir de manera prudente, justa y piadosa en la edad presente, renunciando a la impiedad y a las pasiones mundanas, aguardando la esperanza bienaventurada, la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí mismo un pueblo propio, celoso de buenas obras.» Y en Filipenses 3:20: «Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos ardientemente al Salvador, el Señor Jesucristo.» Se nota que Pablo constantemente estaba ocupado en preparar a la Iglesia para este día.
Nuestra época es el tiempo de la «pascua». Ella comienza con la resurrección corporal de nuestro Señor, y termina con la resurrección corporal de los redimidos en el arrebatamiento. Entremedio se encuentra la resurrección espiritual de los llamados a la vida. Todos los renacidos ya han experimentado la resurrección espiritual según Efesios 2:6: «Y juntamente con Cristo Jesús, nos resucitó y nos hizo sentar en los lugares celestiales.» En Romanos 6:4 dice al respecto: «Pues, por el bautismo fuimos sepultados juntamente con él en la muerte, para que así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.» Como renacidos vivimos al mismo tiempo entre dos pascuas, es decir, entre dos resurrecciones.
Y en este período debemos ser como lo dice Pablo, «…irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación torcida y perversa, en la cual vosotros resplandecéis como luminares en el mundo» (Fil. 2:15). Al mismo tiempo vivimos entre dos apariciones de la luz eterna. Esta luz «ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Cristo Jesús. El anuló la muerte y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por medio del evangelio», y aparecerá otra vez: «aguardando la esperanza bienaventurada, la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros …». ¿Acaso no es así que la resurrección de la cabeza da la garantía de la resurrección de sus miembros? Porque dice: «…Cristo es cabeza de la iglesia, y él mismo es salvador de su cuerpo… porque somos miembros de su cuerpo» (Ef. 5:23,30).
En principio ya estábamos en El, cuando ascendió al cielo, tal como Leví ya estaba en los lomos de Abraham, cuando se encontró con Melquisedec. En Su ascensión El nos llevó, triunfante, como despojo, a pesar de estar aún presos en nuestra restricción terrenal. «Por esto dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad y dio dones a los hombres», pudiendo nosotros exclamar con júbilo junto con Pablo: «Y juntamente con Cristo Jesús, nos resucitó y nos hizo sentar en los lugares celestiales».
Querido amigo, el arrebatamiento es la venida de Jesús para Sus santos, la aparición de Jesús en gloria sucede con Sus santos, como está escrito: «cuando él venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado por todos los que creyeron» (2 Tes. 1:10a). Estos pensamientos se expresan diversamente:
«A fin de confirmar vuestros corazones irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesús con todos sus santos» (1 Tes. 3:13). «Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, de la misma manera Dios traerá por medio de Jesús, y con él, a los que han dormido»
«He aquí, el Señor vino entre sus santos millares» También dice la palabra en colosenses: «Y cuando se manifieste Cristo, vuestra vida, entonces también vosotros seréis manifestados con él en gloria». «Así vendrá Jehová Dios, y todos sus santos con él» (Zac. 14:5b).
El arrebatamiento tiene un carácter familiar. Pablo dice: «¡He aquí, os digo un misterio!» Un misterio no se hace público. No debe entenderlo cualquiera, sino sólo los participantes: «Pues os decimos esto por palabra del Señor.»
La aparición del Señor tiene carácter de reino. El arrebatamiento es para el cielo, la aparición de Jesucristo es para la tierra.
El arrebatamiento está próximo, sin embargo no sabemos el tiempo. Cuán infructuosos fueron los cálculos del pasado, asimismo de los espíritus superiores, que intentaron fijarlo exactamente. Lutero, por ejemplo, esperaba el fin del mundo para en el año 1556; el renombrado expositor de la Biblia Juan Cosegius para 1667; el poeta del himno «Despertad, nos llama la voz» para 1670; Amos Comenius para 1672; el científico Isaac Newton para 1715; etc. y así podríamos seguir nombrando años.
Querido amigo, ya casi no tenemos tiempo de transmisión por eso quiero terminar con un comentario que encontré:
«La venida del Señor acontecerá súbitamente, cuando ningún hombre piense en ella, cuando todo se encuentre en seguridad, y traerá una separación aún entre aquellos que hasta entonces estaban en estrecho relacionamiento comercial o lazos familiares. Ser aceptado – o dejado (en los juicios que sobrevendrán al mundo) – ¿qué es lo que escoges?»
Si el Señor nos mantiene encubiertos la hora y el día, será porque nos quiere inculcar la esencia, en vez del momento temporal de Su venida. Y de esta esencia queremos habla más en el próximo programa.
Será hasta la próxima.