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Autor: Esteban Beitze

Lo que Eliseo buscaba era cumplir con el objetivo y servicio para el cual había sido llamado, pero con la capacitación divina. Este pedido señala la responsabilidad frente a la tarea a la que Dios lo había llamado y la comprensión de su necesidad de la presencia de Dios para poder llevarla a cabo. Dios confirma a su nuevo siervo de diferentes formas.


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PE2911 – Estudio Bíblico
El llamado de Eliseo (8ª parte)



CONFIRMACIÓN DEL SIERVO POR DIOS (2R.2:8-25)

Estamos estudiando la vida del profeta Eliseo. En el capítulo 2 de 2ª Reyes encontramos la transferencia del ministerio de Elías a Eliseo. Los últimos momentos de Elías aquí en la tierra estuvieron marcados por una estrecha relación con Eliseo y acompañados por un profundo deseo espiritual. Dice en 2Reyes 2:8-25: “Tomando entonces Elías su manto, lo dobló, y golpeó las aguas, las cuales se apartaron a uno y a otro lado, y pasaron ambos por lo seco. Cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti. Y dijo Eliseo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí. El le dijo: Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será hecho así; mas si no, no. Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino. Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio; y tomando sus vestidos, los rompió en dos partes. Alzó luego el manto de Elías que se le había caído, y volvió, y se paró a la orilla del Jordán. Y tomando el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo golpeado del mismo modo las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo. Viéndole los hijos de los profetas que estaban en Jericó al otro lado, dijeron: El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo. Y vinieron a recibirle, y se postraron delante de él”.

Eliseo había sido llamado por Dios por medio de Elías (1R.19:19-21). Allí Elías había puesto su manto sobre él, anticipando que habría de ser su sucesor. Eliseo le sigue y le sirve en toda sencillez durante unos 8 años. Ahora estaba llegando el fin del ministerio de este gran siervo de Dios. Había llegado el momento de partir. Dios se lo iba a llevar y en su lugar iba a quedar Eliseo. Pero ¿cómo podría ser aceptado por la sociedad como profeta de Dios? Él simplemente era un campesino que había dejado su arado y durante varios años no había hecho otra cosa que estar a la sombra de Elías haciendo tareas de siervo. Para Dios esto no es un problema. Cuando Él llama, también capacita y confirma el llamado. Cuando Él nos da una tarea para hacer, también estará con nosotros. Esto lo podremos ver en esta historia. El siervo de Dios es confirmado por Él.

Unos momentos antes de que sucediera el arrebatamiento, Elías le ofrece a Eliseo (v.9): “Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti”. Eliseo contestó: “Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí”.

Este pedido hay que comprenderlo en el contexto del Israel de este tiempo. Allí el primogénito heredaba el doble de las posesiones del padre y también tenía la responsabilidad principal frente a los demás hermanos, sobre todo, en lo espiritual (Dt.21:17). Eliseo se había convertido como en un hijo de Elías. De hecho, hasta lo llama “¡Padre mío, padre mío…!” (v.12). Eliseo no tenía la ambición de ocupar un lugar de honor en el pueblo, sino obedecía al llamado ya recibido por Dios. Eliseo tampoco buscaba trascender más que su padre espiritual, aunque luego esto sucediera. Lo que Eliseo necesitaba y buscaba era cumplir con el objetivo y servicio para el cual había sido llamado, pero con la capacitación divina. Este pedido señala la responsabilidad frente a la tarea a la que Dios lo había llamado y la comprensión de su necesidad de la presencia de Dios para poder llevarla a cabo. Dios confirma a su nuevo siervo de diferentes formas:

1. CONFIRMACIÓN POR SÍMBOLO

Frente al pedido de Eliseo, Elías le contesta: “Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será hecho así; mas si no, no” (v.10). Lo difícil de esta petición se debía al hecho que sólo Dios puede dar poder espiritual. No es una cuestión de decisión u otorgamiento humano. Elías le da a entender a Eliseo que, si éste viera su traslado al cielo, esto sería una confirmación por parte de Dios que le daría su petición.

Y esto fue lo que lo que sucedió: “Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino. Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio”.

¡Sucedió algo imponente nunca antes visto y hasta ahora nunca repetido! Vio a su Señor, a su padre espiritual partir al cielo en un carro y caballos de fuego. Los carros eran el medio más rápido de transporte y además el armamento más poderoso de la época. Era una demostración del poder de Dios. El hecho que Eliseo lo llame: “carro de Israel y su gente de a caballo” pareciera indicar que es una referencia a Elías mismo. Elías había sido el arma poderosa de Dios para enfrentar la idolatría y el pecado en medio del pueblo de Israel. Este hombre tosco, había sido el baluarte divino contra la influencia pecaminosa de Acab, Jezabel y los sacerdotes idólatras. Es esto lo que leemos luego dicho por el apóstol Pablo: “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta” (2Co.10:3-6).

Es muy probable que este evento esté asociado con los querubines y serafines que aparecen varias veces en la Biblia. Serafín significa literalmente “los que arden”. En los escritos del profeta Ezequiel, encontramos asociaciones de ruedas con los querubines (Ez.10). De Dios mismo dice David: “Cabalgó sobre un querubín, y voló; Voló sobre las alas del viento” (Sl.18:10). El escritor de la carta a los hebreos dice acerca de los ángeles “Ciertamente de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles espíritus, Y a sus ministros llama de fuego” (Hb.1:7; comp.Sl.104:4). Y fueron también los ángeles, los encargados de llevar al pobre Lázaro al cielo (Lc.16:22) cuando este murió de acuerdo con la historia que contó el Señor. Evidentemente los ángeles tienen una acción importante en el traslado de los creyentes al cielo.

Lo que vio Eliseo fue profundamente impactante, al punto que rompió sus vestidos como era costumbre frente a un hecho que conmoviera profundamente.

Pero esto no fue lo único que vio Eliseo. Como al pasar, el autor comenta: “Alzó luego el manto de Elías que se le había caído…”. Y luego lo vuelve a repetir en el versículo 14: “Y tomando el manto de Elías que se le había caído…”. Al ser arrebatado al cielo, el manto de Elías se deslizó y cayó a los pies de Eliseo. Fue con este manto, que Elías se cubrió cuando fue confrontado con la presencia de Dios en el silbo apacible (1R.19:13). Fue también con este manto que Eliseo había sido llamado (1R.19:19-21).

Dios proveyó a Eliseo de una prenda que siempre le recordaría la presencia de Dios, el llamado de Dios y el arrebatamiento hacia Dios.

Aunque la cristiandad pagana se encuentra llena de reliquias probablemente fraudulentas, que supuestamente pertenecieron a los apóstoles y hasta de Jesús, las cuales son veneradas y hasta consideradas milagrosas, nosotros no las necesitamos. Hoy en día no caminamos por vista, sino por fe (2Co.5:7). Pero a pesar de ello, también nosotros tenemos un objeto por el cual muchos de nosotros encontramos el camino a Dios, seguimos encontrando la presencia de Dios, escuchamos su voz, nos llama y nos describe el arrebatamiento, el cielo y muchas cosas más. ¿Se imaginan de qué puedo estar hablando? Sí, es la Biblia, la Palabra de Dios. ¡Qué bien que siempre podamos acudir a ella! ¡Más que un objeto, es Dios mismo que nos habla por medio de ella!

¡Si existe algo que ha realizado más milagros que cualquier otra cosa, es este libro! ¡Cuántas vidas fueron salvadas y cambiadas! ¡No existe situación para la cual este libro no tenga una palabra de ánimo, una corrección, guía o indicación para salvación!

Me imagino, que Eliseo habría cuidado mucho de este manto, recuerdo de su padre espiritual y el medio de su llamado. ¿Cuidamos nosotros también del libro de nuestro Padre celestial? ¿Le damos lugar en nuestra vida como el legado del cielo?

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