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Título: El Mensaje de Babilonia

Autor: Norbert Lieth
  PE1299

También es importante descubrir los principios espirituales en cuando a la profecía divina. La Biblia nos habla claramente acerca de ellos, también en cuanto a Babilonia. De su historia y futuro, escucharemos más en esta segunda parte del tema.


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Estimado oyente, al comienzo de este programa quiero retomar algunos puntos importantes que ya hemos mencionado.

El profeta Isaías anunció la destrucción del Imperio Babilónico unos 150 años antes de que esto se cumpliera. Sus predicciones son muy detalladas, por lo que su cumplimiento comprobado es sumamente asombroso.Pero además, el profeta describe también otra época babilónica en un futuro lejano, anunciándonos su cumplimiento al final de los tiempos.

Esto nos muestran un principio espiritual. Es posible que una profecía divina parezca nunca cumplirse. Pero de repente, como un rayo que cae del cielo, llega el cumplimiento.

Esto pasó por ejemplo con

-la primera venida de Jesús (Mal. 3,1)

– el nacimiento de la Iglesia (Hechos 2,1-2)

– la fundación del Estado de Israel(Isaías 66:8).

– lo mismo pasará con el arrebatamiento de la Iglesia de Jesús (1.Cor.15:51-52

– y lo pasará con la tribulación que vendrá (Lucas 21,35)

-y en la destrucción de Babilonia (Jeremia 51,8)

 

El mensaje profético del pasado

„Lo que pasó, ya antes lo dije, y de mi boca salió; lo publiqué, lo hice pronto, y fue realidad. Por cuanto conozco que eres duro, y barra de hierro tu cerviz, y tu frente de bronce, te lo dije ya hace tiempo; antes que sucediera te lo advertí, para que no dijeras: Mi ídolo lo hizo, mis imágenes de escultura y de fundición mandaron estas cosas. Lo oíste, y lo viste todo; ¿y no lo anunciaréis vosotros?» (Is. 48:3-6).

¿En qué, pues, consistía el mensaje profético del pasado? Se trataba de toda la historia de la profecía ya cumplida hasta el momento, como por ejemplo las promesas a Abraham de que Israel sería un gran pueblo, el éxodo de Egipto y la toma de la tierra prometida. Pero especialmente se anunciaba la conquista del Imperio Babilónico por medio de los persas, en el año 539 antes de Cristo. Isaías 46 y 47

predice este acontecimiento que hoy ya es historia pasada. Israel puede mirar hacia atrás, ver este cumplimiento y sacar de esto ánimo para el futuro: „Lo oíste, y lo viste todo; ¿y no lo anunciaréis vosotros?» (v. 6).

¿Cómo pasó todo en detalle?

1. Dios predijo la venida de los persas, anunciando por boca de Isaías: „… llamo desde el oriente al ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo.

Y 2. El orgullo de Babilonia antes de su destrucción fue predicho.

Hasta aquí el repaso, amigo oyente, continuamos con el 2º punto.

2. El orgullo de Babilonia antes de su destrucción, fue predicho con estas palabras: 

„Dijiste: Para siempre seré señora; y no has pensado en esto, ni te acordaste de tu postrimería. Oye, pues, ahora esto, mujer voluptuosa, tú que estás sentada confiadamente, tú que dices en tu corazón: Yo soy, y fuera de mí no hay más; no quedaré viuda, ni conoceré orfandad» (Is. 47:7-8).

Casi 150 años más tarde, encontramos a Babilonia exactamente en esta situación, en la noche de su destrucción. Belsasar, el último rey babilónico, estaba en su trono.El había hablado, pero no había pensado. Hablar y pensar son dos cosas diferentes.

El se había dicho a sí mismo (bien a la manera de Babilonia): „Para siempre seré señor… Yo soy, y fuera de mí no hay más; no quedaré viudo ni conoceré orfandad.» En su ilimitado orgullo, Belsasar no creía en su destrucción. Daniel 5 lo describe de una manera muy detallada. Organizó una gran fiesta a la cual invitó a sus generales, miles de sirvientes y sus mujeres y concubinas. El vino corría abundantemente. Pero esto no fue suficiente para él. Hizo buscar los vasos del Templo de Jerusalén, que su padre Nabucodonosor había traído a Babilonia, y con todos sus invitados bebió de ellos. ¡Qué seguro debe haberse sentido este hombre de que nada le podía pasar!Sin embargo – ¡fue una seguridad fatal!Aunque los persas y medos ya sitiaban la ciudad, Belsasar no se preocupaba en absoluto. ¿Quién podría vencer el poder de Babilonia? ¿Quién podría entrar a la ciudad y conquistarla? Belsasar confiaba en que la gran reserva de víveres iba a alcanzar para unos 20 años.

Pero Dios preveía el desastre y advirtió a Babilonia que Lo escuchara: „Oye, pues, ahora esto, mujer voluptuosa, tú que estás sentada confiadamente, tú que dices en tu corazón… (Is. 47:8).

El auto engaño de nuestra generación egoísta y vanidosa hace que crea que siempre todo seguirá igual. Demasiada gente piensa, planea y trabaja sin pensar, hasta que llegue la gran sorpresa. La Biblia dice con respecto a la tribulación futurael juicio de Dios sobre una humanidad sin arrepentimiento – que la destrucción vendrá repentinamente, como un lazo, como ladrón en la noche, como en el diluvio, en el tiempo de Lot, sí, como en aquel entonces en la conquista de Babilonia.

Belsasar no había pensado lo que iba a pasar si un día la ciudad de Babilonia era conquistada: „No has pensado en esto, ni te acordaste de tu postrimería» (Is. 47:7). Exactamente esto fue lo que Daniel le reprochó al rey babilónico unos 150 años más tarde: „Y tú, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón, sabiendo todo esto» (Dn. 5:22). Belsasar conocía las profecías de Dios sobre su abuelo Nabucodonosor y cómo éstas se habían cumplido literalmente. Nabucodonosor había escrito una crónica sobre el tema, y Daniel 4 describe su orgullo y caída mediante la intervención de Dios.

Sin embargo, Belsasar no pensó en que Daniel ya le había anunciado a su abuelo Nabucodonosor que después de su reino iba a surgir otro imperio: „Y después de ti se levantará otro reino…» (Dn. 2:39).

En su supuesta seguridad, Belsasar no había pensado en que Dios, hace ya mucho tiempo, lo había designado como el último emperador del Imperio Babilónico. Jeremías había anunciado esto, de parte de Dios, más de 70 años antes: „Y ahora yo he puesto todas estas tierras en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y aun las bestias del campo le he dado para que le sirvan. Y todas las naciones le servirán a él (Nabucodonosor), a su hijo (Nabonides), y al hijo de su hijo (Belsasar), hasta que venga también el tiempo de su misma tierra, y la reduzcan a servidumbre muchas naciones y grandes reyes» (Jer. 27:6-7).*

Es verdad que hubo otros reyes babilónicos después de Nabucodonosor, que no eran hijos suyos. Sin embargo, Nabonides sí era su hijo y Belsasar su nieto, lo que nos muestra la exactitud de la profecía.

La razón por la cual la catástrofe súbitamente irrumpirá en nuestro tiempo, es que la mayoría de la humanidad cree poder excluir a Dios de sus planes y, a la ligera, sigue vaciando la fe cristiana de sus verdades. Hace tiempo ya que los valores de la Biblia no cuentan más. Nos encontramos en una caída vertiginosa hacia la gran decadencia.

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