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Titulo: “El Mesías, esperanza para el futuro” (parte 15).

Autor: Hal Lindsey
  Nº: PE895
 

¿Por qué fue rechazado el Mesías tan ansiado?

Porque «Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas JEHOVA cargó en él el pecado de todos nosotros».

 


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«El Mesías, esperanza para el futuro» (parte 15).

Hoy, estimado amigo, queremos estudiar la Fuente del Sufrimiento de Cristo. ¿Recuerdan lo que hemos dicho en el programa pasado?

Jesús fue sometido a seis juicios ilegales. Después de que el Sanedrín condenó a Jesús, los oficiales de la guardia del templo de Herodes escupieron su rostro y cubriendo sus ojos le golpearon en la cara. Una filosa corona de espinas fue incrustada en su cabeza y salvajemente le azotaron con un látigo romano, el cual consistía en muchas tiras de cuero a las cuales les adherían pedazos de hueso o metal filoso para que el efecto fuera más doloroso.

Ninguno de estos abusos hacia Jesús era legal o autorizado. No hubieron cargos criminales probados contra él. Con todo, esto le sucedió al siervo del Señor así como Isaías había predicho que sucedería (Isaías 52:13-53:12).

Pero, si este siervo prometido por el Señor debía sufrir, ¿de quién serían las manos que harían esto y cuál sería la razón? ¿Cuál era la fuente de su sufrimiento? En el segundo relato profético de Isaías se nos da la primera indicación de quien infligiría este sufrimiento. Se refiere al siervo Mesías como «al menospreciado de alma, al abominado por la«nación«» (Isaías 49:7).

Lo que Isaías predice es que este siervo del Señor sería menospreciado y aborrecido por la nación a la cual vino a liberar, Israel.

En su cuarto relato profético del Mesías, Isaías introduce los pronombres «nosotros, a nosotros, y nuestro», para identificar al pueblo por el cual este siervo sufriría y sería rechazado. Ya que Isaías era hebreo no se podía estar refiriendo a otra nación que Israel. Por otro lado siempre se habla del siervo con algún pronombre de la tercera persona, «él, su, a él,» siendo, por ende, una persona ajena al escritor, Isaías, y no siendo tampoco, definitivamente, la nación de Israel.

Cualquier análisis justo de estos hechos revela que Isaías, un profeta judío, estaba identificando a su propio pueblo como los que iban a menospreciar y rechazar a este siervo del Señor.

Ahora, la pregunta que debe surgir en nuestra mente en este punto es: «¿Por qué rechazarían y odiarían a tan ansiado Mesías?» La respuesta radica en el corazón de Isaías 53. Aquí el profeta reprende duramente el descarrío de Israel en lo que a su relación con Dios se refiere. El dice: «Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas JEHOVA cargó en él el pecado de todos nosotros» (Isaías 53:6).

Isaías había predicho que vendría el día en el cual el pueblo se acercaría al Señor con sus palabras y le honrarían tan sólo con sus labios, pero sus corazones estarían lejos de él (Isaías 29:13).

El pueblo rechazaría a este Mesías sufridor, porque vendría en un momento en el cual sus corazones se habrían enfriado hacia Dios y estarían indiferentes al hecho de que eran pecadores y a que Dios odia y juzga el pecado. Naturalmente, en esas condiciones menospreciarían a alguien cuyo mensaje principal fuera que la gente se arrepintiera de su hipocresía espiritual y se volviera a Dios en sus corazones, y cuya misión de vida fuera tomar esos pecados «inadmisibles» sobre sí mismo y sufrir por ellos, lo cual, de acuerdo con las leyes de su sistema de sacrificios, significaba la muerte.

Las preguntas más importantes que surgen de esta remarcable profecía son: «¿Por qué debía alguien sufrir por los pecados de otro? ¿Qué beneficio tendría esto? ¿Dónde, siquiera, se enseña en las Escrituras que un hombre puede pagarle a Dios por los pecados de otro?

La verdad del asunto es que las Escrituras hebreas enseñan que cada hombre debe pagar por su propio pecado la pena de muerte, su propia muerte. Dios dijo a través de Ezequiel: «El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él» (Ezequiel 18:20).

El principio bíblico estaba puesto aquí; cada pecador debía morir por sus propios pecados. Pero había una excepción muy especial, inherente al sistema mosaico, que debía comprendida. En realidad, se puso en práctica en el momento en que Dios comenzó a tratar con el hombre luego de que éste había pecado.

Esta excepción era que Dios mismo podía escoger víctimas inocentes, como sustitutos, para morir en lugar del pecador, soportando la penalidad de la muerte la cual estaba destinada en realidad al pecador. Es por eso que el sistema de sacrificios de animales fue instituido inmediatamente después de haber sido dado el código moral de la ley mosaica. El hombre, con seguridad, continuaría quebrantando la ley de Dios a lo largo de su vida, pero, por fe, podía venir a Dios y ofrecer el animal señalado como un sustituto que sufriera el juicio de la muerte por sus pecados personales.

Sin embargo, era obvio que el sacrificio de animales no podía ser, en realidad, una solución permanente para lidiar con el problema de los pecados del hombre, ya que los animales tenían que ser continuamente ofrecidos, y esto demostraba que no constituían una sustitución duradera.

El Nuevo Pacto de Dios

En la profecía de Isaías 53, somos confrontados con el nuevo concepto de la expiación de pecados.

En uno de los últimos programas lo hemos dicho y en este lugar lo vuelvo a citar: 

El Siervo Visto por Dios: El Redentor.«Ciertamente llevó el nuestras enfermedades, y sufriónuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él heridofue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas JEHOVA cargó en él el pecado de todos nosotros.» Isaías 53:4-6.

¿Y usted, estimado amigo, como es su comportamiento, también como una oveja que se aparta por el camino de Jehová? O como hemos dicho un poco antes: ¿alabando a Dios solamente con los labios y el corazón está lejos de El? Le invito a examinar su vida y si se encuentra en una posición de rechazo, venga a Jesús, el Redentor.

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